Por la noche la lluvia no cesa,
alimentando al río y el verdor de los bosques que lo enmarcan, haciendo que por
la mañana las montañas se envuelvan en la niebla. Enormes troncos y ramas van
marcando la velocidad del agua, mientras los pensamientos, se les acompasan a
lo largo de las horas, desgranándose, girando en los remolinos, evaporándose al
amanecer.
Laos,
navegando el río Mekong, agosto 2011
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https://drive.google.com/file/d/0B-fAizR2Kbe4MHJkVWQ5UnJwSVE/view?usp=sharing