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domingo, 13 de mayo de 2012

El arte-placer de viajar


Después de casi 2 años viajando todavía no se si el viajar es un arte, un placer, o ambos a la vez, pero sí que me gusta y que me hace vibrar cada vez que empiezo, como si el tiempo reverberara en el aire, como en un carrusel de sensaciones.

Despegamos desde Barajas y el capitán nos anuncia el tiempo que hace en La Habana aunque en realidad nos dirigimos a Costa Rica. Voy pensando que quizás los desencuentros del personal de Iberia han llevado al piloto a secuestrarnos y a pedir asilo político-laboral en Cuba. Dormitando voy ya pensando en los mojitos, aunque al final aterrizamos en San José.


Y se cierra un ciclo para empezar otro, en Corn Island, mi isla preferida, incluso con los mosquitos y “sand flies” que a las seis de la tarde vienen a buscar su tributo de sangre o de picores que te obligan a rascarte hasta sangrar, lo único que parece ayudar a aliviarte. Pero todo se me olvida en el mar, con los nurse shark escondidos en sus cuevas o nadando majestuosos sobre la arena blanca. Y mientras, cada piedra, cada recodo, me lleva a recordar las horas pasadas, el cariño olvidado, el espejo roto.


El día, entre paseos, juegos de ajedrez, charlas y ensoñaciones tumbado en la hamaca, va pasando, lento como la tenue brisa que mueve las olas.




Ya de noche la música reggae del Nico’s me envuelve mientras escribo, la  brisa del mar me abraza, y a los pocos días, reconozco como mis vecinos, que sin esa música ya no puedo dormir.



sábado, 5 de mayo de 2012

Couch Surfing

Couch Surfing en Filipinas e Indonesia
En la isla de Malapascua (Filipinas) me encontré a un gringo que me habló de “couch surfing” un sistema de alojarse en casas particulares y/o conocer gente cuando uno está viajando, sobre lo que ya había leído en España pero que deseché porqué pensé que no era para mí. Al contarme sus experiencias positivas me convenció y ese mismo día a través de internet me hice socio en un proceso muy sencillo. 



Viaje en bangka con el grupo de couch surfers de Cebú


Empecé a buscar alojamiento en la ciudad de Legazpi, en la isla de Luzón, adonde me dirigía. Ahí compartí dos estupendos días en casa de Ría Obusan, quien me acompañó a una excursión al monte Luzón. Animado por esta experiencia seguí mi ruta, saltando en el camino por un par de islas y llegando a Iloilo, la capital de Panay, donde me alojé en casa de la familia de Myrwena Sarillo. De vuelta a la isla de Cebu donde también a través de Couch surfing contacté a la cooperante alemana Jeanine, conocí al grupo de “couch surfers” de esta ciudad, un grupo muy divertido con el que realicé varias actividades como los inolvidables martes de jugar al Trivia, las excursiones de fin de semana en barco o la visita a Oslob donde pudimos nadar con los tiburones ballena. También conocí a Nathan y Sabine, quienes estaban empezando a montar una academia de idiomas y con los que conviví un mes, aprendiendo y sumergiéndome en el idioma inglés filipino-americano.


Nadando con tiburones ballena




Finalmente, antes de volver a Canarias, en mi paso por Jakarta, me quedé en casa de Emy Sanjaya, donde su amiga Ilia me acompañó a conocer la ciudad y a comer la estupenda comida Padang.
Para saber más sobre este sistema que a mí me ha resultado muy interesante podéis acceder a la página web en www.couchsurfing.com