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jueves, 18 de diciembre de 2014

Perú 4 y final

La otra Lima

A todo el que me preguntaba yo le decía que Perú me encantaba y así solo hacia amigos. En países con gente tan orgullosa de su país como es un buen recurso, pero además, la verdad es que yo en general estaba encantado.
Lima no está hecha para el peatón. Esta ciudad enorme de alrededor de 9 millones de habitantes casi no cabe en un mapa de bolsillo así que no tengo más remedio que contentarme con un mapa de las zonas más turísticas, Miraflores y el centro histórico.
Como ya no tengo quien me guíe echo a andar teniendo siempre el mar como referencia que es la única manera que tengo de no perderme. Echo a andar a veces sin demasiado rumbo sabiendo que para regresar, con tomar un taxi y darle la dirección del hotel, siempre llegaré. Hacerlo al revés podría ser fatal. Así ando desde mi hotel hasta el mar y buena parte del malecón, paseo por Miraflores, voy al centro histórico, como en restaurantes que están en casas coloniales, me asomo a la selva urbana, que está claramente delimitada en el centro histórico por puentes que más que unir separan a las poblaciones por clases.
Lima, centro histórico
Voy a desgana a alguno de los muchos centros comerciales que surgen por la ciudad, los que utilizo como un mal necesario cuando quiero comprar algo. Porque si no, ¿cómo averiguar dónde está la tienda que necesito?. Paseando por el centro histórico me encuentro con un par de  cuadras llenas de tiendas de gafas. Nunca había visto tantas juntas y me pregunto cómo harán para vender con tanta competencia. Nunca he entendido esa costumbre que al parecer viene de antiguo de poner los oficios por barrios.
Voy también al Parque de la Reserva, también llamado parque del agua, que desde Guatemala me habían recomendado y que no me hace ni cosquillas, tanto así que no saco ni una foto. Me encuentro también con María del Mar, con quien trabajé en Ongawa y charlamos un rato mientras cenamos.
Pabellón indígena COP20 oficial

Y voy a algunas actividades públicas de la COP 20 que se celebraba esos días en Lima y que ha resultado, como las 19 anteriores, un fracaso.
Me voy contento de Perú, porque me gustó y tengo ganas de volver. Y me voy contento porque ya voy preparando mi próximo viaje en 2 semanas a Belice y nada más llegar a mi casa, deshago la maleta para ir haciendo otra.





COP20 alternativa













Un nevado camino de la Amazonía

martes, 16 de diciembre de 2014

Perú 3



Al atravesar caminando zonas de selva o al estar en los campos de cultivos, la cantidad de insectos aumenta considerablemente. Al borde del río me picó una especie de avispa en el brazo. La picada me empezó a arder, y me dejó el brazo como con fiebre, ardiendo, hasta que la temperatura fue bajando y despareció a los 2 días.
Ya de regreso a Puerto Bermúdez me pongo de nuevo en camino temprano por la mañana con el mismo busito que a la ida y que esta vez sólo tarda 6 horas para llegar a Pucallpa. Los picores en el cuerpo aparecen cuando ya estoy de vuelta. Son silenciosos, como lo que fuera que me picó, se nota más al amanecer y al anochecer, como si el sol o la luna influyeran en ellos y finalmente, igual como han venido, se acaban yendo.
En Pucallpa leo que a Iquitos se tarda de 4 a 8 días navegando por el río Ucayalli, dependiendo de si es época lluviosa o seca. Si cierro los ojos, lo dejaría todo y me iría, por eso, de momento no me permito cerrarlos.

Dicen de Pucallpa que es la ciudad más nueva del Perú. En algunas cosas se nota como en sus calles anchas, con aceras sin obstáculos y todas con rampas para sillas de ruedas. Desde el primer momento sé que me gusta esta ciudad. Para ello hay una señal inconfundible. Si llego, tiro mis cosas en la cama de la habitación del hotel y me olvido de la cámara y salgo a explorar la ciudad donde estoy, entonces es que me gusta. El único problema es que no suele haber fotos de los primeros momentos.
Como tengo el domingo libre aprovecho la mañana para irme de excursión a la laguna de Yarinacocha. Contrato una lancha para mí solo y me voy con Leo el propietario y su hija a dar una vuelta. Hay varios pájaros de los que sólo identifico una águila (pescadora ?) y Leo me enseña un perezoso perfectamente mimetizado en el árbol donde está durmiendo. Ya regresando al puerto un delfín rosado sale y me enseña el lomo dos veces, que es mejor que nada.
Buscando al perezoso

En Perú hay farmacias en cada esquina y entre las esquinas, o sea en todas partes. Y además siempre están llenas por lo que debe ser un negocio redondo. También hay muchos casinos y lugares con máquinas tragamonedas, todo ello símbolo de la miseria de un país a pesar de la riqueza a veces aparente.
En Pucallpa los mototaxis también son una plaga como en tantos otros lugares. Es la solución fácil que alarga el problema pero que parece resolverlo en el momento. Soluciona el problema de transporte de una ciudad que crece, da empleo a un montón de jóvenes y permite que la gente viaje de puerta a puerta, lo que en estos países gusta mucho. Por el contrario es el sistema más ineficaz de transporte que existe, su consumo energético es enorme comparado con modelos que permitan llevar más pasajeros, su precio relativo es elevado y la contaminación acústica es tremenda. Viendo el plano de la ciudad que es prácticamente cuadriculado, se me ocurría como instalar un sistema de buses que sólo irían en una dirección de forma paralela cada 6 calles por lo que la distancia máxima que una persona debería caminar para tomar el bus sería de 3 cuadras (1 cuadra son 84 m lineales, lo que significa unos 4 minutos a una velocidad promedio de 4 km/hora). Pero no se lo cuento obviamente a ningún mototaxista.

Por la noche quedo a cenar con un arquitecto que he conocido en una visita al jardín botánico. Cuando le pregunto si cree en lo que nos contó el director del jardín sobre algunos de los árboles que vimos me veo confrontado a un mundo de magia y remedios naturales, de árboles guía que te dicen mediante sueños lo que hacer, de plantas milagrosas que todo lo curan, ante lo que no sé qué decir.
A punto ya de abandonar Pucallpa, echo una última mirada al río y vuelve de nuevo a cobrar realidad el sueño de embarcarme en cualquier lugar del Perú para acabar bajando todo el Amazonas, pasando por mi tan soñada Leticia.

Por si no lo habías visto




Continuará ……

martes, 9 de diciembre de 2014

Perú 2

En la comunidad me convierto en el centro. Los niños son los primeros que se atreven a acercarse, luego vienen las mujeres mayores, finalmente los hombres. Cuando paso cerca de las casas oigo las risas y entreveo a las mujeres que me atisban por las rendijas de sus paredes de madera.
Al día siguiente participamos en la asamblea de la comunidad donde me tuve que presentar y me pidieron mi nombre y apellido, lo que para ellos es muy importante. Escuchando la asamblea, en la que mezclaban su idioma con el castellano, me pareció que la población indígena es más abierta que en Guatemala y en todo caso menos violenta.
Los técnicos con los que ando, ambos asháninka, dicen que ellos avisan a la comunidad por radio de que van a llegar y que como sea llegan, porque es la única manera de ganarse la confianza de la gente y que sepan que cuando dicen que van a llegar, así lo hacen. La asamblea de la comunidad discute su plan de trabajo y acuerdan que lo van a dar a las instituciones para que no interfieran en las actividades mensuales que programan para la comunidad. Estos pueblos pertenecen a la comunidad indígena Asháninka, que son la mayoritaria en la Amazonía peruana y que tienen su propio idioma, del mismo nombre.
Al día siguiente, después de recoger muestras de achiote que es a lo que hemos venido, nos trasladamos a otra comunidad, ya en el camino (mejor dicho río) de vuelta, nos avisan de que hay 2 grandes troncos que han quedado atravesados por la crecida producida por la lluvia de la noche y que no hay paso. La asamblea decide mandar una comisión formada por 2 jóvenes con sus hachas para despejar el río. A partir de ahora se llaman “la comisión”.
El primer tramo lo hacemos sin motor, dejándonos arrastrar por la corriente y con los 2 técnicos evitando las piedras y troncos con sus palos de madera, oyendo el rozar del agua con el bote y el canto de los pájaros tras la lluvia. Por el camino encontramos a los de la comisión que vienen nadando, usando unos troncos livianos como balsa.
La comisión
Mientras ellos cortaban el tronco me sentía como un inútil ya que no ayudé porque lo único que podía pasar es que me cayera del tronco al agua, o que me cortara el pie con el hacha filosa y además que hiciera el ridículo por falta de fuerza al tercer hachazo. Ellos en cambio parece que tienen ventosas en los pies, les sobran fuerzas y cada golpe lo dan exactamente en el lugar que han elegido. ¡Yo me consolaba pensando en que alguien tenía que encargarse de hacer las fotos para el blog !! A uno de los jóvenes se le cayó la gorra al río y se perdió con la corriente. Le regalé la mía aunque no sé si fue suficiente compensación por todo el esfuerzo realizado. Por la tarde-noche llegamos a Capelo, la siguiente comunidad donde vamos a recoger achiote. Las muestras que se recogen servirán para analizar el contenido en bixina del fruto. A mayor contenido mayor precio. Se busca tanto el contenido en esta materia activa, como el peso y la producción de los árboles. La combinación de estos factores dará las 2 o 3 especies que son más rentables para plantar, no las 8 o 10 que tienen ahora.
Maíz y achiote
Nos quedamos a dormir en una casa donde me dan una cama y compartimos la habitación con toda la familia. Poco dura mi alegría ya que la cama es de bambú, sólo sirve para estar separada del suelo y no tiene colchón, por lo que es igual de dura que dormir en el suelo.
Cada día por la noche he preguntado a los lugareños si va a llover y mirando la luna me dicen que no. A las pocas horas caen unos chaparrones de miedo con truenos y relámpagos impresionantes. Se ve que la meteorología no es lo suyo.
En las comunidades me preguntaban de donde soy. Cuando les digo que de Barcelona no les sonaba de nada. España tampoco. Eso ya me gustó. De Guatemala les gustaba el nombre, debe ser por su sonoridad y origen indígena, así que lo repetían y con ese nombre se quedaron. Me preguntaron que si en mi país había indígenas como ellos y cuando les dije que en Guatemala si, definitivamente ya les gustó más y repetían el nombre entre ellos. Para comunicarse conmigo usaban su español que es bastante precario. Incluso uno de los técnicos que me acompañan usa la tercera persona del singular cuando se refiere a sí mismo, o sea dice por ejemplo “yo vino para la comunidad ayer”. 
El jefe
Tengo una foto donde el jefe insistió en ponerme la corona con la pluma. Mi cabeza es mayor que la del jefe por lo que la corona me quedaba pequeña así que esa foto me la reservo y sólo la mostraré en presencia de mi abogado.

Continuará…..

viernes, 5 de diciembre de 2014

PERÚ




Amazonía peruana
Me he vuelto a escapar de Guatemala y así me siento, como un fugitivo que saborea cada momento en que se siente libre. Yo también me pregunto por qué alargo la agonía y no hay una sola respuesta, sino toda una serie de circunstancias que espero poder revertir en poco tiempo.
Me he ido al Perú y recién llegado a Lima me encuentro con una antigua amiga que me enseña parte de la ciudad, y hablamos algo de los viejos tiempos y de nuestras vidas, todo como siempre, demasiado rápido.
Al día siguiente empiezo el intercambio con el programa de Co-Gestión en la Amazonía, que es a lo que he venido y viajo en avión a Pucallpa, la entrada a la selva y donde vuelvo a sentir la misma sensación de cuando me ilusionaba viajar. Por la noche me da tiempo a ver el bulevar y el río, inmenso. Al día siguiente, temprano, viajo en un busito donde tras 7 horas llego a Puerto Bermúdez, un pueblo lleno de calor. Tiene una calle principal sin asfaltar y que llama la atención por lo ancha ya que era la pista de aterrizaje de avionetas que traían a turistas hasta que el alcalde decidió hacer las oficinas municipales en la propia pista con lo que se acabaron los vuelos. 
Este pueblo es considerado como el ombligo del Perú, con el respectivo monumento incluido, aunque cuando uno mira el mapa del Perú no queda tan claro como definieron lo del ombligo ni donde está la cabeza y los pies. Por la noche veo pasar un pequeño grupo de personas que se manifiesta a favor de Keiko Fujimori, hija del presidente encarcelado, quien al cabo de unos días vendrá a Puerto Bermúdez y que se presenta como candidata a presidenta del país, al parecer con posibilidades de ganar.
Y al día siguiente de nuevo me pongo en camino con Andrés y Cornelio hacia una de las comunidades Asháninka donde pasaré 3 días. Vamos en bote, río arriba, con el motor a todo lo que da para vencer la corriente ya que el río viene crecido por las lluvias de la noche anterior. Hay un par de rápidos en el recorrido y troncos atravesados que Andrés va sorteando con gran pericia. Una de las demandas de la gente en estas zonas es la de que se hagan carreteras, dicen que para sacar su producción y poderla vender mejor, y aunque en eso tienen razón, también lo es que las carreteras traerán más madereros.
Tardamos 4 horas en llegar a la comunidad de Sardiz, río Nazarategui arriba, ya por la tarde.

No hay energía y hay que alumbrarse con linternas, hay que lavarse en el río, en agua de chocolate, me toca dormir en una colchoneta algo más gruesa que una hoja de papel sobre una tarima de madera, por suerte no hay mosquitos, y cenamos también a la luz de una linterna que se carga con energía solar. Los técnicos cuentan historias de las comunidades a las que han ido, un 10% en castellano y el resto en su idioma asháninka por lo que no me entero de mucho. La radio está todo el rato presente, de fondo, con noticias que mandan familiares desde otras comunidades como único medio de comunicación que tienen ya que aquí no llega la señal de teléfono móvil, también ponen algo de música y hay comunicaciones de las autoridades e instituciones de la zona. En esta comunidad nadie sabe quién es el Barcelona de fútbol lo que me causa una gran alegría. Los indígenas tienen muy mala relación con los números lo que se puede oír cuando hablan de precios o cantidades. Ello ayuda a que hayan sido siempre engañados y lo seguirán siendo mientras no mejore la educación de las nuevas generaciones. Por eso sigue habiendo una cierta desconfianza hacia los blancos y el coordinador del programa me cuenta que también ya entre los líderes indígenas hay unos altos índices de corrupción.

Nuestro bote a la entrada de la comunidad Sardiz