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miércoles, 21 de diciembre de 2016

Durcheinander

Durcheinander

Las últimas semanas me han llevado a un cierto caos, con el cambio de casa, un viaje inesperado a Bangkok, visitas, vacaciones, cambios en la rutina del trabajo y algunas otras sorpresas más. Finalmente escribo y comparto algunas fotos, sin ton ni son, como mi vida, y espero poder compartir pronto las de mis vacaciones en el este de Camboya, en el delta del Mekong, zona de bosques y elefantes.

Aunque parezca un concurso de a ver quién se tira el pedo más grande, en realidad el cuidador acaba de bajarse del elefante y este se ha agachado para ponérselo más fácil (Ratanakiri)

En una de las cuevas más visitadas de Battambang vi la parte oscura de Camboya, que está presente en muchas partes y que todavía estoy intentando entender. Es esa parte de la vida camboyana, oculta bajo la amabilidad que muestran y que te hace difícil entender cómo pudieron llegar a cometer el genocidio de los años 70 en los que tanta gente estuvo involucrada y de los que hasta ahora sólo han juzgado y acaban de condenar de nuevo a unos pocos.

Calaveras y huesos almacenados en una cueva donde para ahorrar balas, escasas en las filas de los khmer rouge en esa época, justificaba que eliminaran a los que consideraban sus enemigos a palos o despeñándolos desde una considerable altura.

La otra cara de esa cueva son los murciélagos que allí viven y que, ante la vista de varias decenas de turistas, salen cada tarde puntualmente a las 5 y media, justo antes del anochecer, camino del increíble lago Tonlé Sap para alimentarse de insectos hasta la madrugada. La cantidad de insectos que comen equivale a evitar el daño de un total de unas 30.000 toneladas de arroz, lo que da una primera idea de la cantidad de murciélagos que hay. Aunque no es lo mismo verlo que te lo cuenten, lo voy a intentar. Durante más de media hora salen volando de la cueva los murciélagos haciendo un perfecto giro de 90° nada más salir, lo que parece indicar que saben adónde van. Con un colega de trabajo hicimos una estimación de que salían unos 1.000 murciélagos por segundo, así que tras algo más de media hora eso daría para unos 2 millones de estos bichos. Como el arroz es algo básico para los camboyanos supongo que será la razón de porque dejan a los murciélagos en paz, dado que los deben ver como sus aliados. Yo me quería quedar hasta el final para ver al último murciélago saliendo de la cueva porque debe joder que de 2 millones seas el último, digo yo. Pero se hizo de noche y supongo que aprovechó para salir en ese momento y no pasar vergüenza.


Una de las cosas que más me gusta aquí es que en la oficina trabajo en chancletas. Pero también tendré que aprender a lidiar con las puertas abiertas mientras el aire acondicionado está funcionando. La mayoría de la gente aquí ha estado viviendo o vive todo el tiempo sin aire acondicionado, el que se ha instalado recientemente en muchos sitios en los últimos años. Las puertas y ventanas abiertas lo que hacen es propiciar corrientes de aire y eso es lo que conocen desde siempre. Por ello su tendencia es que cuando salen o entran a un sitio, dejan la puerta abierta. Cuando se dan cuenta de que el aire está puesto, entonces, sin prisas, cierran la puerta, pero para muchos ni eso es necesario. Con un precio de electricidad tan alto como en Europa, un trabajador normal no se puede permitir tener aire acondicionado en su casa, pero ellos, no son conscientes o les vale verga el gasto en el que puedan incurrir otros con un aire acondicionado funcionando a toda marcha dado que está puesto a 21 grados o menos y la puerta abierta deja entrar el aire de la temperatura ambiente a 33 grados. Mientras, otra buena noticia es que el primer nim que vi en Camboya es el que está justo enfrente de mi oficina y bajo el que cada día aparco mi moto.


Y esta es mi casa, en la que para conseguirla tuve que hacer algunas concesiones a los propietarios. Pero la casa me gusta, es amplia y tiene un pequeño jardín en la parte trasera. Menos me gustó tener que lidiar con 4 ratones a los que finalmente conseguí eliminar y es que la gente aquí es más limpia por fuera que por dentro (otra parte oculta), o sea que limpian sólo lo que se ve, eso significa, nunca detrás de los muebles y nunca por encima de la cabeza, lo que propicia que se formen verdaderos nidos de ratones.



Y por suerte en este país también conocen las ventajas de tener una buena hamaca para ponerse a la fresca en la tarde



Y para terminar, una Rosa entre arrozales (isla enfrente de Kratie, rio Mekong)