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miércoles, 29 de mayo de 2019

Makondo

Después de extraer el aceite de la palma, queda la fibra que se pone a secar y luego se vende como combustible para encender el fuego de carbón
Los domingos y los miércoles por la noche doy un repaso a la casa porque los lunes y los jueves a las 7 de la mañana viene la señora de la limpieza y no me gusta que la encuentre sucia y desordenada. ¿Vaya tontería no? Eso ya hace tiempo que lo hacia mi amigo Manolo y yo he acabado haciendo lo mismo.
No quiero publicar tan seguido pero la verdad es que cada vez que hago una foto hay una historia asociada, cuando voy por la calle, cuando sueño en mi casa, cuando estoy en el campo con los agricultores, en Lomé, cuando nado, y para que no se me atropellen las ideas en la cabeza, es por lo que me veo obligado a escribir y escribir.

Mi casa, un lugar en donde me siento super a gusto
Espero con fruición los fines de semana para subirme en mi moto e ir a Kuma Konda. Ahí ya he quedado normalmente con mi amigo José Ramón (a partir de ahora pondré JR) para hacer una nueva excursión, a pie o en bicicleta, la otra semana fuimos a Kuma Apoti, por una pista muy bonita. A mi Kuma Konda me recuerda, ya no solo por el nombre, a Macondo. Si se juega con las letras sale la palabra Makondo, y si se sigue jugando salen otras como Komodo, quizás haciendo realidad lo de esos lugares mágicos interconectados. Aunque yo de eso no sé, solo lo que he oído.

Mágicos también son los batiks que hace este artista de Kuma Konda

Mágica fue la subida, en la carretera que tanto me gusta, con rincones en los que no me extrañaría ver salir un bosquimano. La carretera en esta época esta regada de mangos que caen por su propio peso, o no, de los arboles sembrados a lo largo de la misma y que seguramente son producto de años de comerlos y tirar las semillas al borde de la carretera. Hoy vi una escena surrealista y era una mujer barriendo los mangos de la carretera delante de su casa, como si fuera basura. A la vuelta me toco ir detrás de un camión que ya habíamos visto en Kuma Apoti y que en el momento que pasábamos con las bicis justo perforó la veta de agua que estaban buscando del que salió un enorme chorro de agua. Hecho su trabajo, regresaba hacia Kpalimé, y al ser de dimensiones mayores que los camiones que habitualmente circulan por aquí iba golpeando las ramas por lo que los mangos caían a montones, como si fuera una piñata de bombones amarillos.



El copiloto, en un momento dado, se subió al techo de la cabina del camión e iba esquivando ramas y arramblando con los mangos que podía. Artistas que son ¡! Menos mágico fue cuando yendo en bicicleta, y reconozco que, haciendo un poco el burro, me di con una piedra en el dedo pequeño del pie derecho, donde ya me había dado la semana pasada, con lo que en pleno día he visto estrellas y fuegos artificiales, lo que me llevo a pensar que esto solo puede pasar en un lugar mágico como este. Ese pensamiento me ayudo a pasar el dolor. El resultado final es que, tres semanas después sigue infectado y haciéndome recordar lo de que, en África, lo peor son las bacterias y los microbios.



De todas formas, en la bajada, en una pista infernal, llena de surcos dejados por la lluvia reciente, lo dimos todo y bajamos a tumba abierta, intentando no frenar para así no gastar los frenos de la bici que son difíciles de conseguir y que hay que ir a comprar a Lomé. Aunque sabe mal deshacer tan rápido lo que tanto ha costado subir, no me puedo resistir a sentir la velocidad y que el aire te seque el sudor y prefiero, haciendo referencia a la tumba, morirme de un golpe en la cabeza, ya que vamos sin casco, que, de un cáncer de colon, por decir algo.



JR tuvo la idea de hacer una fiesta en la plaza de Kuma Konda el 1 de junio y yo me he apuntado ya que es mi aniversario de haber dejado de fumar. Estáis tod@s invitad@s.

Lugar de la fiesta, ahora rebautizado como WOEZ), que significa bienvenido en Ewé
Va a venir un grupo de música de un par de blancos y un par de togoleses de Lomé y para ello hemos ido con JR a hablar con el chef de village (el jefe tradicional del pueblo, diferente del alcalde administrativo), que es a quien se le pide permiso para estas cosas. Emmanuel, que así se llama, es un hombre muy dinámico, de 80 años, que en seguida se ha mostrado entusiasmado con la idea. Esto trae turistas, dinero y actividad para el pueblo, ha dicho. El miércoles lo discutió con sus consejeros, sin que por suerte hubiera ningún problema. Se me olvidó hacerle una foto, pero en todo caso ya lo veréis cuando vengáis a la fiesta (daros prisa porque la esperanza de vida en Togo es de 60 años).

Parte del grupo Coulibaly et la lumiere, ensayando en casa de Juan y Silvia
En Kpalime hay muchos artesanos que se pasan el día trabajando, haciendo esculturas, batiks y demás artesanías, para vender a los turistas, aunque yo veo mucha escultura para poco turista. Este estaba trabajando en Agbodrafo, un sitio “turístico” porque se puede visitar la casa que era el ultimo punto de partida de los esclavos.



No faltéis, es este sábado, 1 junio



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