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miércoles, 18 de marzo de 2020

Togo colonial - con suplemento coronavirus -

Esperando al corona en Kuma Konda

Hoy he salido de mi letargo “coronavirus” y me pongo por lo menos a escribir esto y ordenar un poco mis ideas. Llevo varios días sin trabajo (nuestra organización ha suspendido todas nuestras actividades en el país) leyendo cada 5 minutos el periódico digital e intentando entender lo que está pasando. Por ser persona de riesgo (lo de la edad no perdona) me han propuesto poder regresar a Europa, en alguno de los últimos aviones que salían hasta hoy, jueves. De momento me quedo y las razones, entre otras, más abajo.
Cuando todo esto acabe, todos seremos más listos, pero yo creo que también ya ahora se pueden aventurar algunas cosas. Somos demasiados en el planeta y si no es este virus será otro el que vendrá (no me refiero al otro virus de la Corona, que ese ya lleva tiempo aquí).

Ahora en Canarias ya no parece tan lejano lo de “que vamos a comer si hay una guerra”. Esto es como una guerra y las consecuencias de no poderse autoabastecer más que 3 días quizás se lleguen a ver pronto, por lo menos en algunos artículos.
Desde el punto de vista ético y moral seguramente se debe intentar evitar la muerte de cualquiera que se pueda evitar, aunque seguro que en algún momento se verá si se pone un límite en la edad. Al final es la economía la que manda y si no al tiempo.
Mis colegas togoleses de momento todavía se lo toman a broma y la OMS ha tenido que salir al paso para el conjunto de África diciendo que son falsas algunas teorías como que, comiendo ajo, bañándose con agua a 65 grados u duchándose con cloro, el virus no ataca. Si el virus llega aquí, esto puede ser bastante grave.

Pero los togoleses seguramente se lo toman menos en serio que nosotros porque están más acostumbrados a la muerte (esperanza de vida de 60 años) y porque al fin y al cabo nadie les hace tanto caso en otras enfermedades como en la malaria, así que porque va a ser diferente con el corona. Para ver porque lo relativizan, aquí algunos datos de la OMS (https://www.who.int/malaria/media/world-malaria-report-2019/es/)
-    La mayoría de los casos de malaria en 2018 se produjeron en la Región de África (213 millones o 93%), seguida de la Región de Asia Sudoriental con el 3,4% de los casos y la Región del Mediterráneo Oriental con el 2.1%.
-    En 2018, se estimaron 405 000 muertes por malaria en todo el mundo, comparado con 416 000 muertes estimadas en 2017 y 585 000 en 2010.
-    El 94% de todas las muertes por malaria en 2018 se produjo en la Región de África. A pesar de ser la región que albergó la mayor cantidad de muertes por malaria en 2018, también es la región donde se produjo 85% de la reducción de muertes conseguida globalmente en 2018, 180 000 muertes de menos en comparación con 2010.
Para que las cifras de muertes en Europa fueran similares a las de la malaria en África deberían morir este año unas 240 000 personas por el coronavirus y entonces estaríamos empatados. Si se pusieran a disposición de África parte de los 200 mil millones de España, el dinero que se robaron los bancos y parte de lo que van a poner los otros países para parar la crisis, aquí se podrían hacer maravillas, pero, no hay que olvidar, que entonces todavía seriamos demasiados. 

Togo colonial

Maestro alemán en Togo en 1899
A principios de 1900 en las colonias alemanas, entre ellas Togo, Namibia, Camerún o Tanzania, se intentó establecer un control sobre los nativos, en los que se les daba un número y debían usar un solo nombre. Esto resulto imposible dado que se cambiaban a menudo el nombre con el que se habían inscrito. A mí me parece que esto sigue en la actualidad ya que muchos de mis colegas tienen el nombre oficial en su cedula de identidad, luego el católico, además el nombre europeizado que usan para que sea más fácil para nosotros, el que se ponen en Facebook y en WhatsApp así que muchas veces no se con quién me estoy comunicando y siempre digo que si por si acaso.
Al colonizar estos países se intentó alfabetizarlos y transmitirles la cultural alemana, el establecer un sistema de servicio médico, medidas higiénicas, o la educación para el trabajo, lo que legitimaba la puesta en vigor de la legislación europea. Las misiones religiosas, protestantes y católicas, jugaron un especial papel en la colonización, a veces en contra, actuando contra la esclavitud y otras reproduciendo en su ámbito los modelos coloniales.
Al igual que ocurre en la cooperación, las misiones “peleaban” por clientes a los que evangelizar. Las misiones protestantes mantenían haber bautizado en Togo a 64 000 nativos antes de la primera guerra mundial mientras los católicos decían haber bautizado a 142 000. Obviamente pasa como en las formaciones que se dan en la cooperación, que por querer alcanzar cifras altas se deja de lado la calidad, y así se puede ver hoy el pastel de religiones que hay en África, mezcladas con sus variadas formas animistas, gracias a esa evangelización “express”.
Llegada de las monjas servidoras del santo espiritu en 1905 a Kpalime y casa donde se hospedaban 
Las misiones eran las encargadas de poner en marcha el sistema educativo, que hasta entonces se había basado prácticamente en la tradición oral, a excepción de las escuelas coránicas. Pero esta enseñanza se basaba sobre todos en enseñanzas practicas sobre labores agrícolas, lecturas rudimentarias de la biblia y algunas nociones básicas de la cultura europea. Las culturas locales no eran tenidas en cuenta, con la excepción de Togo, donde se enseñaba en Ewe. Solo se enseñaba a nivel de primaria, no había estudios secundarios y ni pensar en la universidad.
También Alemania quería establecer un sistema de comunicación básico con las habitantes de las colonias. Para ello se pretendía enseñar un vocabulario sencillo de 150 palabras, entre ellas trabajo, dinero, dios y los números del 1 al 12. Esto permitiría al colonizado, en un periodo corto de tiempo, cumplir sus obligaciones como un trabajador, porteador o sirviente útil. Todo ello debía contribuir además a que la frontera entre colonizador y colonizado quedara claramente establecida (extractos de “Historia colonial alemana, Sebastián Conrad, 2008”).
Pensando en que solo hace de esto 100 años, primero con los alemanes y luego los franceses que aportaron lo suyo también, me pregunto cuanto de todo ello influye todavía hoy en día en la forma de ser de los togoleses, de relacionarse con los blancos y que seguramente explica en parte su actitud en general servil y sumisa.

Cascada de Wli, la más grande de África del Oeste
Me decidí a ir a visitar esta cascada, famosa por ser la más alta de todo el África del Oeste y que está a 54 km de Kpalimé. Como no era época de lluvia no hubo problemas en hacer el recorrido en moto.

Un par de kilómetros antes de llegar a la cascada está el puesto fronterizo de Yikpa de Togo. Te ponen el sello de salida sin ningún problema ni pedir nada a cambio. Después viene 1 km de tierra de nadie y se llega a la frontera de Ghana. Allí un gendarme te mira el pasaporte hoja por hoja y cuando no encuentra el visado lo vuelve a repasar con toda la parsimonia. Le dije que solo quería ir a la cascada y me dijo que sí, pero que para entrar a Ghana hace falta tener un visado (la entrada a la cascada está a 1 km de la frontera). Como era navidad, me dijo si yo tendría esa circunstancia en cuenta y que, si era así, un pequeño obsequio sería bienvenido. En ese momento opte por el pragmatismo y le pregunte que de cuánto puede ser el obsequio. Me dijo que 5 000 CFA (8 Euros) y sin rechistar los puse sobre la mesa ya que me esperaba que fuera más y además no me había pasado más de una hora tragando polvo sobre la moto para regresar así sin más. Él y su jefe, que vino a participar en el teatro, creo que también se dieron cuenta de que podían haber pedido más, pero estoy seguro que esta comedia se repite cada día y depende de cada ocasión que el precio varíe en más o menos. Obviamente no te dan un recibo por el obsequio. El gendarme se quedó mi pasaporte para asegurarse que volviera. A todo esto, hay que decir que en todo momento fueron muy amables.
Así que seguí hasta la entrada de la cascada donde hay una recepción donde te explican los tres recorridos que hay, el corto (el que yo hice), el circular viendo dos cascadas y el largo que dura algo más de 3 horas.


El precio que pague por la caminata corta de 30-45 minutos (ida), por un camino bien cuidado y agradable fue de 20 GH, o sea unos 4 euros, lo que incluye el guía, que se llamaba Jonathan, un joven de 16 años que no explicaba mucho, aunque no dejaba de hablar diciendo entre otras cosas que su madre le dijo que nunca le robe a los turistas (¡ay, si no fuera por las madres!). Le di al final 1000 CFA, no porque se los hubiera ganado, sino para que se callara.
La cascada es realmente alta y uno se puede bañar, aunque el agua estaba algo fría. De regreso, al lado de la recepción, había varias tiendas de artesanías y un restaurante por si uno tiene hambre. De nuevo en la frontera, recogiendo mi pasaporte sin problemas, me despedí de los gendarmes diciendo que volvería con unos amigos, de lo que me dijeron que se alegraban y que ahí estarían esperando. Ahora que ambos conocemos los precios no hay problema.
Para volver cambié de ruta y fui por un camino de tierra que no es recomendable para coches y por la que incluso con la moto tarde una eternidad.

Foto de viejos cazadores de Benín, una estirpe y saber que se va perdiendo


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