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sábado, 1 de diciembre de 2018

Camboya - Indonesia - Tailandia



Me estoy yendo de Camboya, así que aprovecho para visitar algunos sitios que me quedaban por ver, como la montaña sagrada Kulen cerca de Siem Reap, que tiene varios saltos de agua  cascadas. Ratana me lleva en su coche y aprovechamos para bañarnos y echar una siesta en uno de los muchos lugares que hay para comer y pasar el día a la sombra del bosque.



Pero para despedirme de Asia, en mis vacaciones de octubre, me voy a Indonesia, a dos de los sitios más bonitos que conozco, las islas de las especias (islas Banda) y al acuario de las islas de Raja Ampat.

Molana (Molukas)

En Molana, una isla desierta con 3 cabañas que solo abre cuando se llama a los dueños antes, pasamos 2 noches para hacer tiempo para coger el barco que va a Banda Neira.

En el viaje leo un libro que recomiendo “Búscame donde nacen los dragos” de Emma Lira, que se desarrolla en Arico, Tenerife y que me traslada en el tiempo que pasé allí.

En Raja Ampat, voy de nuevo a la isla Kri, que ya conozco bastante bien, tanto por tierra como bajo el agua. Pero como todas los sitios bonitos en el mundo, en cuanto se hacen famosos empieza a llegar más y más gente y se ve a venir el deterioro a pasos agigantados. También los lugareños, empiezan a oler el negocio e incrementan el número de habitaciones y bungalós, incrementando los precios, pero sin subir la calidad. Nada que no haya pasado en cualquier otro lugar del mundo ya antes ¡! Entre los enamorados de estas islas ya se habla (secretamente) de otros lugares todavía no tan visitados, así que en mi próximo viaje me iré hacia allá.

Cabanas en Kri island

Las cabañas sobre el agua son mi lugar favorito ya que el sonido del agua es como un bálsamo para dormir.

De este viaje no hay muchas fotos ya que la reportera que me acompañó todavía no las ha seleccionado. 

Como todavía me quedan unos días de vacaciones en noviembre, decido irme a una isla, de la que oí hablar en Indonesia hace un par de años y que se encuentra en el mar de Andamán. La coincidencia hace que quien me habló de ella, Pat, un francés, también va camino de allá y quedamos para encontrarnos en Khura Buri, que es donde salen los barcos. Una vez bebidas varias cervezas de reencuentro y una de las comidas picantes tailandesas, nos vamos al día siguiente hacia Ko Surin, a unos 60 kilómetros de la costa. Este grupo de 5 islas son desde 1981 Parque Nacional y sólo abren 5 meses al año para que los turistas no las acaben de destrozar. Sólo hay unos pocos bungalós y hay una playa habilitada para tiendas de campaña, que es donde nos quedamos.



A este lugar vienen desde hace varios años locales y extranjeros, quedándose algunos los 5 meses permitidos. Son los llamados “ancianos” que gozan de un cierto status en la isla. Como yo estoy ”bajo la protección” de mi amigo Pat, enseguida paso a formar parte de este grupito. Su amigo Nat, guarda del parque, avisado de nuestra llegada, me ha preparado una tienda en la zona final de la playa, en uno de los lugares más bonitos. La tienda es suya y me la alquila a mitad de precio de lo que me cobrarían en el parque, lo que se llama un gana-gana.


Al ser un parque nacional, todo está protegido y el bosque primario, impenetrable, es de una belleza incomparable. Hay monos, los Pig tailed macaque que se pasean entre las tiendas de campaña, rapiñando cualquier comida que se dejan los turistas, incluso llegando a abrir la cremalleras de las tiendas, cuando lo que hay dentro es muy apetitoso. Los varanes, algunos de 2 m de largo, van directamente a la zona donde tiran las sobras de comida del restaurante para atiborrarse.

Macaco en su puesto de observación, listo para robar comida en cualquier descuido

Varanos a la hora de comer


Seguirá: The beach

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