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martes, 10 de diciembre de 2013

Guastatoya


Guastatoya, la ciudad donde vivo, es pequeña, con dos calles principales, un paseo, un parque central y algunos barrios. Por la tarde la gente va al parque central, a sentarse a la sombra de los árboles, sobre todo de una gran ceiba, ya que a esa hora corre el aire. Además hay música salsera pachanguera que a la gente parece gustarle. También hay otros lugares como otra ceiba enorme que parece quedó salvada de la tala que se hizo en esta zona y donde también en su base han hecho unos bancos de cemento donde la gente se sienta a platicar y a ver pasar la vida. La gente camina despacio, y te saluda por la calle, no como en ciudad de Guatemala, donde todos van rápidos, con la cabeza baja, como con miedo.


En toda la ciudad hay 4 semáforos de los que sólo hay que parar en uno, los otros no los respeta nadie cuando están en rojo ya que no tiene mucho sentido y hay buena visibilidad para ver si viene alguien.  Los tuc-tuc están por todas partes, recogiendo y dejando pasajeros y poniendo en peligro a los pocos que se atreven a ir de peatones. No hay muchos sitios donde ir a comer, unos pocos restaurantes donde la comida de menú suele ser la misma todos los días, pollo con algo de ensalada, arroz y tortillas, eso sí, muy barata, ya que cuesta sólo 2 euros.

Sigo viviendo en hoteles, esta vez en uno con piscina con lo que por lo menos puedo nadar cada día. Con 15 metros de largo acabo mareado de tanto dar vueltas pero por lo menos puedo volver a nadar después de mi  larga tendinitis en el hombro.


He añadido a mi lista el buscar una casa que no esté al lado de una farmacia. Ponen música chunga-chunga a todo volumen para atraer a los clientes, desde la mañana hasta la noche y además abren todos los días de la semana.
En una de las carreteras del país vi a un grupo de jóvenes que bajaban la leña con una plataforma con ruedas que se habían construido artesanalmente. Como se ve, ingenio hay, lo único es que habría que usarlo para temas más productivos.


A la gente de este país les gustan las rancheras, tanto que en algunos lugares incluso están prohibidas ya que cuando estos vaqueros se ponen muy alegres cantando sus canciones favoritas, se ponen a tirar tiros y es fácil que le den a alguien en su frenesí.
Desde hace dos semanas en todas partes ya empiezan a sacar toda la parafernalia de Navidad, compitiendo las grandes superficies con quien tiene el árbol más grande y con más bolas colgando. También en nuestra oficina central les ha entrado la fiebre y en mi oficina me han puesto unas guirnaldas encima del marco de la puerta de mi despacho. Por suerte hemos conseguido impedir que nos llenen la oficina en Guastatoya ya que allí somos de momento sólo tres, una mujer que por su religión no celebra la Navidad, mi compañero indígena al que ni le va ni le viene y un servidor que apela a su apostasía en estos casos para verse libre de la larga mano de la religión y sus secuaces.



En la organización hemos celebrado la comida de navidad con todo el equipo, un total de 17 personas. Por primera vez participé en el amigo invisible y no sabía muy bien que comprar. La cantidad mínima era de 10 euros y a mí me tocó mi jefa, todo un papelón. Finalmente me decidí por comprarle un pintalabios color “rojo pasión” y os puedo asegurar que le sienta muy bien, tanto el color como seguramente el ponerle más pasión a su vida.

      



Tecnologia
Hay 21 millones de teléfonos móviles registrados en este país, cuando la población total es de unos 15 millones, por lo que si descontamos a los bebés, toca a 2 móviles por persona, así que voy bien, porque yo también tengo dos. La gente aquí, igual que en Nicaragua y como seguramente en tantos otros lugares, gasta más en celular y en los sistemas abusivos de las compañías con las tarjetas prepago, que en ropa u otros artículos que hasta hace poco se consideraban de primera necesidad. Un ejemplo lo vi en uno de los proyectos de la GIZ en que han levantado datos de comunidades rurales donde la gente no está dispuesta a pagar más de 10 Quetzales (1 euro) al mes por el servicio de agua potable y son capaces de hacer manifestaciones o incluso destituir al alcalde si este siquiera se atreve a proponer un aumento en la tarifa de 5 Quetzales mensuales mientras que en la televisión por cable han subido la cuota de 100 a 120 Quetzales por mes y nadie dice ni mu. Lo mismo pasa con los celulares donde la gente no es consciente del gasto total ni por llamada así como de las condiciones de pago de las mismas.  Esta nueva forma de esclavitud económica, mucho más sofisticada y perversa que el uso de la fuerza, se aprovecha de la falta de cultura y son capaces de sacarle hasta el último centavo a la gente, sobre todo a los más pobres, mientras les hace creer que son libres y que se han desfrijolizado.
Ver también reflexiones sobre cooperación y el tifón de Filipinas en el blog:



Grupo de trabajo en taller sobre cambio climático

lunes, 4 de noviembre de 2013

Guatemaleando



Estoy buscando casa e intento no desesperarme. 
Sé que con paciencia debo encontrar algo que se parezca a lo que busco. Una casa ni muy grande ni muy pequeña, ni muy cerca ni muy lejos del centro, con garaje donde pueda guardar la camioneta (picop en guatemalteco), que tenga unas 3 habitaciones y en la que no haya que hacer obras, que tenga un jardín, ni grande ni pequeño, con lugar para colgar una hamaca, que no haya una escuela cerca ni una iglesia evangélica de las gritonas, ni tampoco una estación de esos buses ruidosos. Digo yo que no es mucho. Una de las casas que vi estaba entre 2 iglesias y a una cuadra de la estación principal de buses, otra estaba muy lejos, la otra tenía un enorme jardín pero la casa no tenía falso techo, otra no cabía la camioneta, por sólo nombrar las mejores. Me he propuesto darme un mes más para buscar y justo estoy empezando, aunque ya llevo un mes con las maletas sin deshacer. Mientras tanto me quedo en el hotel Guastatoya que es sencillo y me cobra sólo 10 euros la noche y tiene una pequeña piscina. Está en el mero Parque Central donde por las tardes, a través de unos grandes altavoces, ameniza los paseos de la gente y las parejas con música rumbera y salsa.

En el proyecto en que trabajo somos un equipo pequeño de unas 14 personas con los que tanto a nivel personal como técnico me entiendo bien (todavía no ha llegado la otra técnico extranjera) y ha sido un gusto pasar de los horrores que te cuentan de ciudad de Guatemala a las zonas rurales donde los niños juegan en el parque, la gente anda despreocupada por la calle y las casas mantienen sus puertas abiertas. La gente con la que trato en general tiene un sentido del humor que me gusta y nos reímos bastante. He hecho una encuesta entre los técnicos y mis amigos los chóferes, y todos coinciden en que puedo pasar por guatemalteco y como me dijo Edgar, sobre todo si estoy con la boquita cerrada.

Uno de estos fines de semana me fui con un colega alemán y su mujer a la playa de Monterico, en el Pacífico y en el camino a la playa pasamos cerca del volcán Fuego, que soltaba espumarajos de ceniza volcánica gris, con unos estruendos sordos.

























Nos quedamos en un hotelito pequeño de unos italianos y por la tarde fuimos a la suelta de tortuguitas por los miembros de un centro ambiental. Las tortugas vienen a desovar cada año a estas playas y los recolectores de huevos entregan el 20% de su recolecta a este centro que mantienen los huevos hasta que eclosionan. Después aún pasan 5 díasen el centro hasta que desarrollan todos sus órganos, con lo que estarán menos expuestas a ser depredadas. Las sueltan al anochecer por lo que también se evita la presencia de los pájaros que se las comen en su camino al mar. Además los fines de semana, aprovechando la afluencia de turistas (sobre todo nacionales) te ofrecen apadrinar a 1 de ellas por 1 euro (apadrinar, no llevártelas a casa!!) y hacen unapequeña carrera en la que la que gana le regala una camiseta a su padrin@, todo lo cual me parece una manera fácil de concienciar a la gente y de mantener económicamente elcentro. El día que yo estaba se apadrinaron al menos unas 50. La mía se llama Willy (efectivamente, por lode la ballena).No sé por qué no se implementa este método en Nicaragua.


A la  vuelta nos embarcamos con métodos algo rústicos con el vehículo y todo en una de las barcazas que te llevan por un manglar ahorrándote parte de la carretera.







Paseando por la ciudad de Antigua me encontré por casualidad a Kalle, un viejo amigo de Berlín, que está en Guatemala apoyando la computarización de centros de ayuda a niños discapacitados. Sólo tuvimos 1 hora de charla para contarnos rápidamente lo que estamos haciendo y de nuestras vidas. Quizás nos veamos de nuevo en navidades en Nicaragua.

Por todas partes hay maíz, cultivándose  en el campo, en las comidas en forma de tortilla y en mil formas más.En el desayuno es casi imposible huir de los huevos en cualquiera de sus formas, aderezados con cebolla y tomate además de sus correspondientes frijoles y tortillas de maíz. En las comidas depende.

Desfrijolizarse
La palabra frijol en Guatemala equivale a la de mago en Canarias, o sea pueblerino. Por eso algunas compañías telefónicas han lanzado la campaña “desfrijolízate”, que significa que dejes de tener un “frijol de los baratos” (teléfono móvil) y te pases a uno de los nuevos modelos que hacen de todo y que se pueden pagar en cómodas cuotas totalmente abusivas y que te crean una dependencia de estos energúmenos de por vida. Ahora incluso yo ando con un frijol de los baratos y con el bueno que me han dado en la GIZ. El barato es para darlo a los ladrones cuando te atracan pero como ellos obviamente también saben de la campaña, parece que una vez que les das el barato luego te piden el caro y si no se lo das se enfadan. Así que yo estoy decidido a darles el caro ya de una vez y así parece que ya no te piden el barato. ¿Es lógico no? pero es un rollo tener que llevar siempre toda la parafernalia, cargadores incluidos.

En algunos de los pueblos donde me toca trabajar empiezo a ver a más indígenas de la etnia Q’eqch’i  y Kaqchikel. El técnico que trabaja conmigo es de la etnia K’iche’ y el otro día en una lista donde teníamos que poner nuestros nombres había que poner también si uno era mestizo, maya, garífuna o xinka. Yo ante las alternativas opté por mestizo, ya que garífuna me parecía muy exagerado.



Me sigue alucinando la gente que lleva unos pistolones enormes y se los ponen en la cintura, dentro del pantalón, pero por la parte de delante, con lo que cuando los veo me quedo siempre alelado esperando que en cualquier movimiento se les dispare y se vuelen los huevos.
En un restaurante de carretera donde paramos para comer con los 2 técnicos con los que andaba viendo fincas, entró un tipo con botas y sombrero vaquero y llevaba en unas cartucheras 2 pistolones que quitaban el hipo. No eran colt`s del oeste sino que eran modernas, con la empuñadura de plata y la particularidad de que la de la izquierda la llevaba con la empuñadura al revés, para poderla sacar con la derecha. Cuando tomé mi móvil con la idea de sacarle una foto, Kelvin, el técnico hondureño me dijo bajito entre dientes - no le tomes fotos que nos comprometes – así que volví a dejarlo despacito en la mesa y pensé que no valía la pena arriesgarse por una foto que a mí se me ha quedado como imagen danzando varios días en la mente, así que siento no poder acompañar el texto con la foto pero creo que al tipo no le hubiera hecho gracia. Los técnicos me dicen que es una cosa cultural, como si el salvaje oeste hubiera sido aquí y no en los EEUU. En el camino también hemos pasado por unas mansiones majestuosas que de forma ostentosa, a pie de carretera, muestran su lujo, con pista de tenis y piscina incluida y de las que tu acompañante en el coche, aunque nadie nos puede oír, te dice en voz baja, que es de un narco.

Midiendo caudales en Las Balanzas (Esquipulas)
















Agricultores en San Juan de Buenavista (Honduras)

sábado, 12 de octubre de 2013

Guatemala,¿mi amor?

Guatemala, ¿mi amor?



Todavía no sé si este país me gustará o no. Este sábado, mi primer día libre desde que estoy aquí, he ido a tomarle el pulso a la ciudad. He ido andando hasta el zoológico donde me he alegrado de haber llegado relativamente temprano ya que al cabo de un rato el espacio bullía de niños, que llegaban en manadas, como si fueran ñus en el Serengueti. Era divertido escuchar los comentarios de los niños, cuando viendo a unas nutrias uno decía que eran suricatos, mientras la maestra, le preguntaba que como lo sabía. Luego yo estaba viendo a un tapir y una señora indígena con un niño me preguntó que animal era ese. Yo le dije que un tapir mientras ella lo miraba con la boca abierta y el niño gritaba excitado, “es un cochino, es un cochino”.
Después he ido andando hasta dos de los muchos malls que hay en este país. Al final todos son lo mismo, tanto da que sea en Leipzig o en Cebú, y las tiendas de Zara, Subway o Maximo Dutti están con idéntico diseño en todos. La única diferencia es la arquitectura del edificio. En el mall Oakland, el más lujoso, venden artesanía indígena, mientras que no se va a casi ninguno andando por el centro, a pesar de que constituyen el 50% de la población.

Mujer indígena (tradicional) y su novio (a lo moderno)

Ya de vuelta amenazaba lluvia y pensé que no llegaría al hotel, pero aparte de un par de gotas llegué justo antes de que el cielo finalmente descargara todo lo que tenía guardado. Mi referencia para llegar al hotel, a parte de las avenidas y calles que siguen un orden bastante lógico de norte a sur y de este a oeste, (aunque hay que saber en qué zona uno está, ya que hay 21 zonas y la numeración de calles y avenidas se repiten en ellas), es la torre del Reformador, un adefesio de metal que intenta imitar a la torre Eiffel. Primero se llamó Torre Conmemorativa 19 de julio y fue acabada de construir en 1935 para celebrar el 100 aniversario del antiguo presidente y reformador Justo Rufino Barrios.

Torre del Reformador

Que el sistema de calles no es muy complicado lo demuestra que hoy sólo me he perdido una vez. En cuanto al respeto por los peatones es igual o peor que en Nicaragua. Los vehículos pasan a toda velocidad y los peatones tenemos que atravesar por los pasos de cebra corriendo, haciendo ejercicio y como si tuviéramos prisa. Tengo la impresión de que estos pasos cebras están puestos para que los conductores sepan dónde te pueden atropellar.

El domingo he ido a la zona 1, una de las más peligrosas por muertes violentas por número de habitantes de toda Latinoamérica. Lo que más me ha gustado es que la alcaldía ha puesto una zona peatonal en la que uno puede callejear, mientras unos empleados municipales limpian la acera con unos enormes “lampazos” (fregonas). Todo daba una buena impresión de ambiente familiar y tranquilo que he llegado a la conclusión que aquí matan más bien de noche.

Calle peatonal
Parece que la violencia se debe a que la población tiene muy poca confianza en la justicia. Por ello, ante cualquier problema, éste se soluciona por las bravas, o sea a tiros. Los mayores problemas se dan por deudas y por “asuntos de mujeres”.

Ya en el camino de vuelta a mi hotel, me he decidido a dejarme lustrar los zapatos por Miguel Ángel, un joven de 14 años que sólo me pedía 2 quetzales (20 céntimos) por dejarme los zapatos tan brillantes que mientras caminaba me devolvía el brillo del sol en reflejos azulados.

Miguel Angel

Con los pilotos (conductores) del proyecto es con los que hasta el momento más he hablado. Cuando me llevan a algún sitio les pregunto cosas como por ejemplo si alguna vez les han asaltado. Eso se lo pregunté a Job y me dijo que sólo 2 veces, una en que llamó por teléfono desde dentro del coche pidiendo ayuda, y el ladrón al verlo huyó y no le pasó nada. La otra fue hace un par de años. El iba andando por la calle y dos tipos lo atracaron. Uno lo golpeó y le tiró al suelo diciendo que le diera el dinero. En la GIZ te dicen que entregues el dinero antes de poner en peligro en tu vida, pero como decía Job, a veces el cuerpo es el que manda y el se revolvió. El resultado es una bala que se le quedó incrustada en la columna vertebral pero que ni le duele ni le impide hacer una vida normal. Los médicos le dicen que no se la quitan porque hay peligro de que se quede parapléjico.

Cambié de tema con Edgar, otro de los pilotos y le pregunté si había tenido algún accidente de moto, ya que me contó que se va en moto a su casa después del trabajo. Me dijo que no ha tenido nada grave, lo peor fue un día que andando por la calle un vehículo se subió a la acera y lo atropelló, arrastrándole varios metros. Se le perforó un pulmón, se rompió 2 costillas de un lado y perdí la cuenta de cuántas del lado derecho. A pesar de ello, ahí está, trabajando y siempre de buen humor.

Para cambiar de tema le pregunté sobre como es la seguridad en la zona 9, que es donde está la oficina y el hotel donde me alojo, ya que yo había oído que es bastante segura y pensaba que así la conversación iría por derroteros más alegres. Edgar me dijo, pues fíjese que sí, la zona es tranquila, pero casualmente ve usted esa empresa de maquinaria (que está a unos metros de mi hotel), pues sus dueños son un alemán y un español (yo pensé que me iba a contar un chiste pero no) y hace unos 4 meses atracaron a uno de los propietarios cuando fue a abrir por la mañana y lo mataron de un par de tiros. Y entonces, yo tonto de mí, le pregunté ¿y a quién mataron, al alemán o al español? Pues fíjese que no sé a cuál fue, eso se lo tengo que averiguar se lo quedo debiendo.


Arte callejero con basura tecnológica reciclada


domingo, 15 de septiembre de 2013

La vuelta al mundo desde Tenerife

Debe haber muchas maneras de dar la vuelta al mundo pero yo he intentado contar la mía. Como me gustan los datos reflejo los vuelos que he tomado y lo que han costado. En algunas ocasiones he tenido que comprar un billete de salida del país aún sabiendo que no lo iba a tomar, como el vuelo a Auckland desde Tonga, ya que hacía demasiado frio en esa época en Nueva Zelanda. Es el precio que hay que pagar cuando las autoridades del país no te dejan entrar si no tienes un vuelo de salida y tú viajas sin rumbo, no sabiendo ni cuánto tiempo estarás en un lugar ni adonde irás después.

Fecha
Viaje
Precio
1
17.3.2012
Tenerife - Madrid
79,2
2
18.3.2012
Madrid - San José de Costa Rica
219,7
Vuelo con
puntos Iberia
4
01.4.2012
Managua - Corn Island - Managua
139,1
6
06.6.2012
Managua - Los Angeles (EEUU) - Tonga
974,0
Tonga – Auckland (Nueva Zelanda)
173,2
No volado.
7
03.7.2012
Tonga - Fidji
176,8
8
28.7.2012
Fidji - Vanuatu
228,5
9
6.8.2012
Vanuatu (Epi)
68,1
10
19.8.2012
Vanuatu - Brisbane (Australia)
202,8
11
21.8.2012
Brisbane-Perth (Australia)
187,5
12
28.8.2012
Perth–Bali (Indonesia)
170,6
13
07.9.2012
Bali-Manado (Indonesia)
93,7
14
09.9.2012
Manado-Jakarta (Indonesia)
59,5
15
09.9.201.
Jakarta-Singapur
45,6
16
09.9.2012
Singapur-Cebu (Filipinas)
89,2
17
29.9.2012
Cebu-Singapur
82,4
19
03.10.2012
Singapur-Johor-Bahru (Malasia)-Kota Kinabalu (Malasia)
47,4
20
15.10.2012
Tawau (Malasia) -Kuala Lumpur (Malasia)
85,0
21
15.10.2012
Kuala Lumpur - Kota Bahru (Malasia)
43,0
22
1.11.2012
Kuala Lumpur – Colombo (Sri Lanka)
101,0
24
19.11.2012
Colombo - Singapur - Cebu
180,8
25
26.11.2012
Cebu – Butuan(Filipinas)
29,4
23.1.2013
Cebu - Hong-Kong
72,2
No volado
26
04.1.2013
Cebu-Davao (Filipinas)
33,2
27
30.1.2013
Davao-Butuan
22,2
28
13.3.2013
Davao-Butuan
20,3
29
08.6.2013
Butuan-Cebú
36,8
30
09.6.2013
Cebu-Singapore
89,9
31
10.6.2013
Singapore-Kuala Lumpur
42,4
32
10.6.2013
Kuala Lumpur – Makasar (Indonesia)
67,3
33
10.6.2013
Makasar – Gorontalo (Indonesia)
44,0
34
29.6.2013
Manado - Jakarta
35
29.62013
Jakarta – Kuala Lumpur
158,3
38
01.7.2013
Kuala Lumpur – Abu Dhabi- Roma - Madrid
429,0
39
08.7.2013
Madrid - Tenerife
30,8
Total
4.523

Alemania über alles
Y después de pasar más de 1 año viajando por el sureste asiático he llegado a Alemania, el país de las maravillas donde (casi) todo funciona perfectamente. En algunas ocasiones me he encontrado delante de máquinas que no he sabido utilizar, he pagado billetes de tren con una tarifa superior porque he sido incapaz de descifrar las indicaciones de la máquina, ayudado un poco por la cola que se forma a tu espalda, pero también disfrutando en otros momentos, cuando la tecnología ha funcionado y me ha permitido ahorrar tiempo, esfuerzos y dinero.
Trabajando
Estoy en la AIZ, una centro de formación de la GIZ (Gesellschaft für internationale Zusammenarbeit), el organismo gubernamental alemán de cooperación, que forma a la gente que va a trabajar con ellos. Después de años autoformándome, reflexionando sobre experiencias que han funcionado mejor o peor, me encuentro con una organización que invierte en mi 5 semanas de formación, con cursos preparados al milímetro, que incluye las 2 primeras semanas completas para aprender (casi) todas las interioridades de la organización, desde su intranet con toda la mastodóntica información que contiene, entre otras muchas informaciones, la forma de trabajar y metodologías de la organización. La AIZ llega a ofrecer enseñanza individual e intensiva de hasta 80 idiomas y otros cursos con una capacidad de hasta 200 personas por día a las que ofrece habitación, comida, guardería para los que tienen niños y alquiler de bicicletas, incluso cuando no tienes hijos. Con esto se puede apreciar mi perfecta alineación y asimilación con la GIZ, pero también puedo decir que me he dado cuenta en todos estos cursos de que en muchas de las cosas que he hecho hasta ahora no iba nada desencaminado; ¿será la experiencia?. 

Angela en Bonn
La comida es buenísima y va incluida en los cursos. No me peso para no saber cuánto he engordado aquí con tanta patata, pan integral, gulasch, spätzle y demás comidas estupendas. El centro está a la orilla del Rin, que tiene carriles bicicleta en ambas márgenes por lo que uno se puede ir a pueblos cercanos o a la misma Bonn, antigua capital de Alemania, donde coincidí con un mitín que daba nuestra querida Angela de cara a las próximas elecciones. Me encanta ir a sentarme a unos bancos que hay a la orilla y ver pasar las enormes barcazas cargadas de quien sabe que, viajando noche y día río arriba y rio abajo.


Aunque la mayoría de los participantes en los cursos son alemanes, hay algunos extranjeros como Violaine la chica francesa que va a Haiti, Geo, el (loco) suizo que se va a lo más profundo del Congo, la austríaca Eva que va a Etiopía y algunos alemanes como Christian a China, Carmen a Camboya y Jean Pierre a Mongolia. Con ellos he compartido cursos y un montón de ratos en las comidas, en el jardín y en paseos en bicicleta.

Cruzando el Rin con Violaine

Eva decía que le dan ganas que todos los que a lo largo de estos días hemos formado un grupo, se vayan con ella a Etiopía. En cambio a mi me gustaría ir a cada uno de los países de destino con cada uno de ellos. También he compartido muy buenos ratos con Wilfred, profesor de creole de Haití y Víctor, el profesor sudafricano de zulú, oyendo las historias de sus pueblos que saben contar sonriendo de esa manera tan tranquila. Además el tiempo que he tenido en Alemania durante estas semanas, con temperaturas de hasta 35º ha hecho que la estancia fuera mucho más agradable. Ahora que en los últimos días ha aparecido la lluvia y algo de fresco lo encuentro más a faltar.

Wilfred, el haitiano

Lo que sí que no falta es la puntualidad alemana. Los horarios de comida están perfectamente establecidos y a las 19,30 en punto, ni un minuto más pero tampoco menos, cierran la persiana que da al comedor. El que llega tarde le dejan en una nevera algo de fiambres, queso, mantequilla y pan para que se las apañe. Ni decir tiene que los cursos empiezan a la hora en punto y si falta alguien se suele preguntar si le damos 1 minuto (parece de risa pero es verdad, 1 minuto) y pasado ese tiempo se empieza sin esa persona. La verdad es que lo disfruto ya que sé que una vez en Guatemala volveré a sufrir la impuntualidad latina aunque mi tutor de Guatemala me ha dicho que no suelen serlo tanto como en otros países.

Y aquí lo último que he leído sobre el camino a la felicidad, que dicen que es de Gandi: La felicidad consiste en que lo que se piensa, lo que se dice y lo que se hace sea lo mismo.


A mí me gusta también, aunque no tiene nada que ver con la anterior la de:
Le señalé la luna y sólo vio mi dedo.