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miércoles, 29 de marzo de 2023

Breve historia del cacao y su relación con las Islas Canarias

 

Los árboles en el invernadero del El Hierro

Las primeras referencias escritas del cacao están ligadas al descubrimiento de América, concretamente en México, desde donde los españoles, viendo las propiedades que le atribuían los aztecas como un alimento energético, lo trajeron a España, y de ahí más tarde se fue extendiendo por todo el continente. En un primer momento fue un manjar exclusivo de los reyes y de la nobleza europea, aunque se fue popularizando, sobre todo a raíz de la revolución industrial en el siglo XIX, lo que permitió su producción en mayor cantidad y a precios asequibles para las clases populares.

Cuando los países latinoamericanos, los únicos que producían cacao, consiguieron la independencia del imperio español, dejó de ser un producto de fácil adquisición, lo que llevó al rey Fernando VII a dictar una real orden en que pedía que se desarrollara su cultivo en la provincia de Málaga, haciendo gala del desconocimiento sobre las zonas idóneas en que se dan de los productos tropicales.

En los fondos de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife (RSEAPT) se encuentra una copia de la carta en la que por deseo del rey (Fernando VII) se pedía establecer estos cultivos en la Península, para evitar el gasto de traerlos de ultramar. Se realizaron plantaciones experimentales con cacao y canela en la Hoya de Málaga, donde, según las personas encargadas, don Claudio Boutelou, profesor de agricultura y botánica en Sevilla, y don Manuel Agustín Heredia, del comercio de Málaga, el clima de diciembre a enero es de 14 ºC, por lo que los resultados no se correspondieron con lo esperado. A raíz de este fracaso se propuso que se hicieran ensayos en las Islas Canarias, para lo que se emitió en Madrid el 28 de junio de 1831 una real orden, que incluía además los productos pimienta, clavo, nuez moscada y añil. En la carta de respuesta de Amigos del País de Tenerife se recomiendan las localidades de Güímar, Los Realejos, Telde y Gáldar por ser de clima más benigno que el de La Laguna. No sabemos si se realizaron estas pruebas ni los resultados del experimento, pero suponemos que fracasó, ya que no se ha encontrado ninguna otra referencia al respecto ni conocemos de árboles de cacao que hayan prosperado en los lugares señalados.

No es hasta hace unos años, en 2005, cuando un herreño, don Juan Rodríguez Casañas, que en la actualidad tiene 89 años y que había residido en Venezuela, pidió a una sobrina que en un viaje de Venezuela a El Hierro le trajera semillas de unos árboles de cacao que él pensaba que podrían adaptarse a las condiciones de la isla de El Hierro, por ser el clima similar y cuya variedad allá se conocía como «colombiano». El lugar donde él había vivido y de donde proceden las semillas se llama Sara Linda, en la zona de Trujillo, cercana al lago Maracaibo. Así fue como en ese año plantó algunas semillas en Frontera y repartió otras, de las que actualmente solo sobreviven dos árboles que se encuentran en una finca del Cabildo.

Frutos desarrollados

Hasta hace poco no se les había hecho mucho caso a estos dos ejemplares, que se encuentran en unos invernaderos de malla de agricultura ecológica, en Frontera, asociados al cultivo de piña tropical. En los últimos dos años, se les ha dispensado algo más de cuidados, sobre todo realizando la poda de forma adecuada. Al momento de escribir este artículo (marzo de 2023) cada árbol tiene más de cincuenta frutos desarrollados (mazorcas), lo que extrapolado a una hectárea representa una producción que triplica el promedio que se obtiene a nivel mundial y se equipara con las mayores producciones de países como Perú. Según Manuel Macías, agrónomo experto en cacao de la Fundación Maquita de Ecuador, estos árboles podrían ser considerados con el término que se conoce como «superárbol» por la abundante fructificación que presentan.

Los árboles de cacao encuentran su mejor hábitat entre los 10º de latitud norte y 10º de latitud sur, aunque en la bibliografía se refiere que se pueden encontrar ejemplares hasta los 20º de latitud. El Hierro se encuentra a la latitud 27º norte, pero su clima benigno en la zona de Frontera y la protección de los vientos que les ofrece el invernadero de malla es lo que probablemente ha hecho que se hayan desarrollado de forma satisfactoria en estos años.

Flores y frutos en diferentes grados de desarrollo

Aunque el cultivo de cacao en las Islas Canarias no deja de ser por el momento una excentricidad, sí puede contribuir a aportar un elemento más a la biodiversidad de las islas, además de ser un cultivo que tradicionalmente está asociado al del plátano en los países productores.

En la isla de Tenerife el Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA) cuenta con unos pocos ejemplares al aire libre en diferentes instalaciones (Pajalillos, Cueva del Polvo), aunque estos no presentan un buen desarrollo al estar plantados en zonas marginales. También hay al menos un vivero en la isla que vende plantas de cacao, aunque se desconoce la procedencia de las semillas.

La historia de Canarias aparece ligada al cacao que se traía de las Indias desde los puertos de Caracas, La Habana, Campeche y Trinidad de Cuba, aunque también llegaba del puerto de Guayaquil, junto con otros productos como el índigo y el tabaco. En la bibliografía se encuentran referencias como la del navío El Brillante, que llegó de La Habana en octubre de 1784 y traía una carga de cinco mil fanegas de cacao y noventa quintales de índigo.


Frutos cosechados recientemente, que parecen ser de variedades diferentes

Desde hace un par de años se están haciendo pruebas con el cultivo del cacao en Málaga (que se encuentra a 36º de latitud norte) por parte de investigadores del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), quienes aseguran que hace años tampoco se creía que el cultivo del mango fuera posible en Málaga y que ahora se encuentran ante la misma situación con el cacao. Creen que el cambio climático y las investigaciones con clones adaptados de esta planta lo puedan hacer viable en un futuro próximo.

Una vez más las Islas Canarias podrían ser un buen banco de pruebas para la adaptación de nuevas especies si los distintos centros de investigación se decidieran a colaborar con un objetivo común.


El fruto de la izquierda de la foto anterior parece ser var. Criollo y los otros dos Forastero


Las mazorcas anteriores de izquierda a derecha con 36 semillas; 40 semillas y 52 semillas
                    Más de 50 semillas se considera un muy buen rendimiento


 Próximamente: Viaje a Côte d’Ivoire





jueves, 9 de marzo de 2023

AMAZONAS

 

Fueron tantas las cosas que ví en los días que estuve en el Amazonas, que resultaba difícil plasmarlas en una sola entrada del blog. Por eso aquí va una última tanda de las fotos con un breve texto para cada una.

Muchas casas estaban pintadas con alegres colores y motivos que te permiten imaginar cómo debía ser esto antes de que el ser humano empezara a arrasar con todo.

Otra casa estaba pintada recordando la vida del manatí, un animal en peligro de extinción, los que han sido cazados tradicionalmente por su grasa y su carne, aunque hace años que la especie está protegida, por lo que la pérdida de hábitat es ahora mismo su principal amenaza.

La alcaldía de Puerto Nariño, otro edificio de madera y pintado en colores alegres

Algunas de las casas de los habitantes de esta zona suelen ser construcciones sencillas, en madera, sobre pilares para evitar la humedad del suelo, con una sala donde poder dormir y cerrar por la noche y un porche abierto, para que circule el aire y se seque la ropa, siempre húmeda. No debe faltar la antena para ver la televisión.

Cuando el agua está en reposo y te mueves sin motor, se reflejan las plantas en el agua creando un espejo que multiplica la sensación de estar en un entorno mágico. Al fondo se puede ver la cabaña flotante que sirve de control a la zona indígena del lago Tarapoto.

Una cabaña gestionada por la comunidad Tikuna en el lago Tarapoto, donde si vuelvo me gustaría quedarme para sentirme envuelto de selva. Si a alguien le interesa ir, tengo el contacto.


Todas las mañanas se improvisaba un pequeño mercado en Puerto Nariño donde se vendían las pocas frutas cosechadas, algún pescado e incluso madera para el fuego. Me decían que los vendedores suelen venir de Perú, de la ribera que está enfrente, ya que allí se practica más la agricultura que a este lado del río. Lo que más me llamó la atención fue el tamaño de la piña, que seguro es una antigua variedad selvática.


Dentro del bosque se encuentran algunos árboles de cacao, de gran altura, sembrados quien sabe cuando y que la gente casi no comercializa, más bien lo recogen cuando está maduro y chupan sus granos absorbiendo el mucílago dulzón.

En este lugar todo es grande, aunque también hay animales pequeños, en realidad hay de todo, pero en su arte, los hacen grandes para que se vean bien

Esta rana verde y amarilla es al parecer una variedad venenosa que no es fácil de observar. Abner, mi guía, me contaba que hay gente que pasa varios días en la selva intentando verla y no lo consigue y yo caso la piso ¡!
Después de despertarla en su agujero con un palito, esta tarántula salió a ver que pasaba. Hecha la foto la dejamos en paz.

Esta rana adulta minúscula yo nunca la hubiera visto. Por suerte iba con Abner.

Los atardeceres podían tener varias coloraciones. Las nubes y el calor del día te daban indicaciones de si la lluvia estaba más o menos cerca. De lo que no había duda es de que habría lluvia.

Para que no quede ninguna duda y como denuncia del daño que se sigue haciendo a los pocos lugares que deberían mantenerse vírgenes, aquí se ven las cajas de Gramoxone (Paraquat) que iban de Colombia a Perú. Este producto es fabricado por Syngenta Group, una empresa multinacional suiza de biotecnología fabricante de productos químicos para la agricultura, y actualmente el grupo empresarial de agroquímica más grande del mundo. Una parte de este producto acabará en el río y seguirá contaminando toda la cadena trófica mientras las autoridades miran hacia otro lado. Este producto está prohibido en Europa desde 2007 pero al parecer se sigue comercializando en países donde la vida de las personas importa menos.

Desde el balcón del hotelito donde me quedaba, mientras la ropa intentaba secarse a pesar de la alta humedad, yo practicaba mi deporte favorito, mecerme en la hamaca, pensando, leyendo y mirando fluir el Amazonas, majestuoso e imparable.

Y si desde el suelo es imponente, ver desde el aire esta masa vegetal surcada por ríos caudalosos te deja sólo intuir una parte de esta inmensidad, cuya protección y conservación debería convertirse en objetivo de toda la humanidad para que pueda seguir funcionando como uno de los pulmones que nuestra tierra tanto necesita.