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sábado, 26 de febrero de 2022

Capítulo 10: Amores piratas

El día que se conocieron fue como cualquier otro. No hubo relámpagos, ni terremotos, ni siquiera un eclipse de sol, por lo que nada hacía presagiar lo que iba a suceder. Lo que empezó con cierta timidez fue ganando en atrevimiento. Los inicios, siempre expectantes y atrayentes permiten descubrir al otro, descubrirse a sí mismo y perfilar las personalidades. Pero la vida en un espacio reducido como un barco, por grande que sea, no es fácil y los lugares donde escaparse no abundan. Si las obligaciones del uno y del otro no coinciden, lo que antes era fiesta ahora se convierte en frustración.

Ella nunca pudo sobreponerse a haber nacido y sido criada en un país y en una sociedad mojigata y castradora. El peso de las costumbres sociales y las imposiciones familiares pesaban más que lo que pudiera sentir en el bajo vientre y cuando por tanto tiempo se ha apartado y encerrado la pasión es difícil recuperarla. El, acostumbrado a navegar, le cuesta sentirse retenido en tierra, agravado porque el tiempo, ahora su mayor enemigo, se le escapa entre los poros de su cuerpo.

Y es que los amores piratas tienen ese algo que les permite saltar del beso robado a la búsqueda de la chispa que permite seguir navegando por mares desconocidos.

Entre los marineros hay un pirata viejo, con la cara surcada de arrugas y cicatrices, tan confundidas que no se sabe dónde empieza una y acaba la otra. Afirma que las arrugas son una por cada mujer que conoció y las cicatrices por cada puerto en el que desembarcó, y por ello, en su versión pirata del amor dice, sin el mínimo atisbo de duda, que, si tiene que elegir entre la muerte y estar enamorado, indiscutiblemente prefiere la muerte.

http://edukred.blogspot.com/2014/06/poesia-estaba-un-pirata-viejo-de.html

Sobre el tema hay opiniones para todos los gustos, y los marineros se ponen a hablar y discutir sobre el amor. Chespir dice que cuando está enamorado es cuando mejor escribe, que las palabras le salen a borbotones, atropelladas, y que no le da tiempo a reflejar, enfebrecido, todo lo que le pasa por la cabeza, mientras otro comenta que enamorado es capaz de inventar el mundo cada día, y el gruñón que también quiere opinar y empieza a hablar de los ojos, su tema preferido, se ve interrumpido cuando le avisan que le toca ir a moderar una reunión.

Normalmente le toca moderar las reuniones de un grupo de oficiales de diferentes instituciones que tienen la orden de ayudar a encontrar el mejor camino para llegar al archipiélago de cambio climático. Pero una cosa es recibir una orden y otra es la forma de cumplirla. El perfil medio de estos oficiales es, con raras excepciones, bastante similar. Por lo general intentan llegar tarde a la reunión que se fija durante una mañana cada dos meses. Algunos llegan y al poco, cuando ya han tomado café, desaparecen con alguna excusa más o menos creíble, y muchas veces sin excusa, a la francesa. Hay reuniones a las que no asisten, pero en la siguiente reunión, se creen en el derecho de preguntar y cuestionar todas las decisiones que se tomaron en la reunión anterior. Normalmente pasan el rato
cuchicheando y con cara de que todo lo que se propone les parece mal. Cuando hacen una propuesta siempre es para que la ejecute otro. Normalmente sus propuestas no suelen ser muy prácticas, son laboriosas de ejecutar y obligatoriamente deben quedar pendientes para la próxima reunión. O bien sueltan un discurso que aburre a todos y ya nadie se acuerda del punto del que se estaba hablando. Así, a veces, parece que se pongan de acuerdo para que en una sesión uno, en otra sesión otro, introducir una ponencia de este tipo cada uno, para que de dos meses en dos meses vaya pasando el año y al final no se haya hecho nada. Tal pareciera que estuvieran expresamente entrenados para ello.

Algunos días, cuando no sopla mucho viento, algunos marineros se ponen a pescar tiburones. El piloto JojoJo siempre está atento y se mantiene cerca, con un palo de grandes dimensiones en sus manos. Cuando suben a alguno de los escualos a bordo que todavía tira dentelladas a todo lo que esté cerca, el sólo pregunta, ¿Un golpe o dos golpes? El marinero de turno mira al animal y según el tamaño le receta una u otra cantidad de golpes, después de lo cual el tiburón ya quedé frito para siempre.

Al parecer el capitán finalmente se ha dado cuenta de que no sabe cómo encontrar el rumbo y que necesita la ayuda de todos por lo que comunica a la tripulación que ha contratado un experto que les enseñará la mejor manera de marcar la dirección correcta <para que cada uno de nosotros sea capaz de encontrar el camino, evitando el voltejear[1] continuo> dice. El curso crea mucha expectación y en este caso el experto es realmente muy bueno. Enseña a los marineros a aprender, lo cual no es poco importante ni menos difícil y les cuenta muchos ejemplos, como que en un país que le llaman del áfrica subsahariana hay un presidente que hace lo que se llama dictadura del desarrollo que consiste en que se obliga por ejemplo a las mujeres a realizar cursos de empoderamiento, a los jóvenes a estudiar oficios prácticos, todo por decreto, de forma dictatorial y que parece funcionar y contribuir realmente al desarrollo y es que al parecer el presidente de este país estudió en un país del norte y dice que sabe lo que hay que hacer.

Aparte de todas estas historias, los marineros también se dan cuenta de que una parte del taller que reciben en realidad está dirigida a preparar a la tripulación para responder a las preguntas que hará una comisión evaluadora que envía el armador y de la que ya se ha anunciado su llegada para abril. De nuevo la tripulación se siente engañada y manipulada por el capitán quien se muestra muy satisfecho con su maniobra. Al parecer, dado el poco avance del barco y lo poco que hay para mostrar, el capitán quiere que se golpee el agua con el remo para hacer mucho ruido y se den bordadas[2] aunque no se avance mientras con ello se consiga que la comisión tenga una impresión satisfactoria.

Posteriormente, en una reunión con la contraparte, se da a conocer el presupuesto que queda disponible para este año y todos se quedan sorprendidos de que quede tan poco dinero, incluso parece que el propio capitán, cuando ha sido el quien alegremente ha despilfarrado en gastos caprichosos en algunos casos, empavesando[3] el barco por un lado y en gastos del oficial en otros, ese dinero que parecía que nunca se iba acabar. Lo que el capitán todavía no sabe es que la tripulación ha enviado una carta al responsable de la comisión de asuntos internos del armador …….




[1] VOLTEJEAR: Navegar con viradas sucesivas, por no poder realizar la derrota a un solo rumbo.

[2] BORDADA: Distancia navegada entre dos viradas consecutivas cuando se navega voltejeando.

[3] EMPAVESAR: Formar empavesadas; engalanar la embarcación.

 


viernes, 18 de febrero de 2022

Capítulo 9: Érase una vez uno de esos días que le llaman navidad

En los barcos del armador los remeros tienen diferente titulación. Los que son del lugar donde navega habitualmente el barco se llaman remeros técnicos y los que vienen del país del armador se llaman remeros temáticos. Estos últimos tienen como función asesorar y enseñarles el oficio a los marineros del país adonde se dirige el barco. Como el gruñón es marinero temático le ha tocado de contraparte un oficial, al que no le gusta mucho trabajar. Es el típico funcionario que se las sabe todas, que siempre aparece en la foto, que deja el trabajo para los demás, siempre tiene una excusa para cuando no ha hecho lo convenido, que suele tener muy buenos modales, que prioriza sus intereses personales a los inherentes a su puesto de trabajo y si uno observa bien, verá que cuando se aleja deja detrás de sí una estela como la de los caracoles al desplazarse, lo que le ha valido el sobrenombre de “baboso”. Como es oficial, enseguida ha delegado todo en un remero que está a su cargo, porque dice que de remero a remero todo es más fácil y se entienden mejor. El único problema de este remero, llamado Cruz, es que no tiene muchas luces, o como dicen en Canarias, en términos marineros, le falta un agua. Un día contó que hace unos años tuvo un accidente de coche y que estuvo tres días inconsciente por conmoción cerebral. Finalmente se recuperó, pero parece que de la cabeza no tanto. Como Cruz tenía pendiente las vacaciones se ha ido todo el mes y el gruñón se ha quedado sin trabajo. Mientras, su contraparte, el oficial le dice <no te preocupes, ahí vamos haciendo>, pero no pasa nada, para su desesperación.

Y ya las cartas están echadas. Hace unos días habló con el comandante y le contó que las bancas de los remeros estaban mala colocadas desde el principio, que las órdenes que se recibían eran contradictorias y que algunos de los científicos no hacían el trabajo para los que se les pagaba. Le dice que hay contratos que no se han cumplido y que estaría bien que se revisaran. También que él no quiere trabajar en un barco que no tiene un rumbo claro y definido. El comandante se tenía que ir de viaje y le dijo que a su vuelta hablaría con el capitán. Así que el gruñón aprovechó para pedirle al capitán irse por unos días a un barco que navegara también hacia el mismo archipiélago de cambio climático pero que ya estuviera más adelantado. Sabía que debía aprovechar ahora ya que no sabe qué le espera cuando regrese y el capitán y el comandante hayan hablado.

Este viaje va en contra de las reglas del armador ya que este sólo contrata marineros que ya sepan bastante, y por lo tanto no los manda a que vayan a otros lugares a aprender, o en todo caso deben hacerlo acompañando a algún contraparte para que sea este el que aprenda. El capitán como se sabe bastantes trucos tramposillos consigue que desde la central se autorice el viaje y manda al gruñón a un barco que se llama Perú y de paso se libra de el por unos días. Este se queda esperando hasta el último momento a que cancelen su viaje por si el capitán habla con el comandante, pero no, e incluso el capitán al despedirle le abraza deseándole buen viaje.

El trabajo en este barco Perú consiste en ir un en bote pequeño por ríos navegables visitando comunidades de indígenas. Le da la impresión de que navega con un rumbo definido y con un capitán que sabe adónde va.

En el viaje, en una de las comunidades lo coronaron príncipe indígena por un día (se ha difuminado la cara del gruñón para preservar su identidad)


Cuando regresa todo contento de su experiencia y pensando que se han acabado los malos rollos, oye de varias historias que han pasado en estos días en que estuvo fuera. Una de éstas ocurrió entre el ratón y uno de los pilotos, al que llaman “JojoJo” por su parecido con Santa Klaus porque es muy tranquilo y bonachón, grande como un oso y con unos brazos que tienen el mismo diámetro que la cintura de la “Miss”. Cuando oye cantar a los Tigres del Norte, sus ídolos, sonríe mientras la saliva empieza a mojar la comisura de sus labios y los ojos se le empequeñecen y toman un brillo especial. Al parecer un día de estos, el ratón, en una discusión a causa de las vacaciones de JojoJo le faltó al respeto, llamándolo viejo gordo. Ahí, a este hombre de principios a la antigua y de honores narcos se le empezó a subir y multiplicar la sangre, llegándole hasta la cabeza, se levantó despacio mirando desde su gran altura al ratoncillo que se iba empequeñeciendo y acercándosele despacio lo agarró con su mano, sólo usando sus dedos pulgar e índice, y apretándolo contra la pared lo levantó medio metro del suelo para ponerle sus ojos a su misma altura. Y entonces, despacio, sin ponerse nervioso, casi susurrando le dijo que eso sí que no, que esta era la última vez que le faltaba al respeto. Por suerte, cuando ya al ratón se le estaba bajando toda su sangre a los pies, una de las mujeres que trabajan en administración, los vio y llamó a JojoJo, para decirle que lo soltase inmediatamente ya que se juega el puesto cuando la rata se recupere y se lo cuente a la bruja Lola. El oso lo fue bajando poco a poco y en cuanto la rata tocó tierra se zafó[1] y se puso fuera de su alcance ya que una cosa es provocar al oso y otra dejar que lo destroce. Sus ojos, algo fuera de sus órbitas por el apretón, sacaban chispas y le costaba trabajo tragar saliva. Se fue retirando de espaldas aunque todos saben que sólo recula para preparar su venganza. De todas formas, en estos días algunos comentan, que cada vez que el oso mira al ratón, al poco le aparece a este una pequeña mancha en la parte delantera de sus pantalones.

Por otro lado el “Potro” sigue haciendo comentarios de como él entiende la vida, como cuando pasamos por un auto-hotel y dice, “aquí pasé mi última luna de miel” mientras se pasa la lengua por los labios o bien cuando habla de género dice que la arboladura[2] del barco está al 50%.

Cuando se le pide al capitán que visite personalmente las diferentes zonas del barco, este hace instalar unas televisiones gigantes en las diferentes oficinas y propone hacer reuniones por video conferencia. La tecnología falla muchas veces y los micrófonos dan retorno, por lo que cuando el capitán empieza la reunión y dice hola, se oye “la, la, la, la, la” como si fuera una canción de eurovisión.

En esos días que llaman navidad, el armador ordena a todas las flotas echar el ancla. Por eso no ocurre nada en diciembre y todo se acumula para enero.

 



[1] ZAFAR: Liberar algo que estaba sujeto (un nudo, un cabo, un ratón...).

[2] ARBOLADURA: Conjunto de palos y vergas de que consta un barco.


viernes, 11 de febrero de 2022

Capítulo 8: El mensaje

 

.....se aprestaron a pescarla con una pequeña red y un palo largo, sacándola del agua y vieron que dentro tenía un papel amarillento…..

Todos se apelotonaron alrededor de la botella y el Tigre, que es siempre el más rápido, la sacó de la red y abriendo el tapón, extrajo y desplegó con cuidado el papel que había en su interior.

Primero todos se miraron desconcertados, intuyendo ya algunos que podía ser una broma. Incluso el capitán tuvo que bajar para poner orden porque ya se oía que algunos querían linchar al bromista. En el país de origen de la mayoría de los marineros del barco es habitual que cuando alguien se siente engañado o agredido, como la justicia es muy poco eficaz y la policía no hace nada, cuando la gente agarra a un delincuente, empiezan a golpearlo hasta que alguien trae gasolina, que le echan por encima y luego le prenden fuego. Después todo el mundo se va como si nunca hubiera estado allí. Como los marineros esperaban que la botella les condujera a un tesoro escondido, el que no fuera así lo sentían como si les hubieran robado y estaban dispuestos a tomarse la justicia por su mano. En un rincón estaba Chespir, al que algunos ya habían rodeado, mientras el capitán y la oficial los contenían y le pedían que se explicara. Chespir entre sollozos decía que a él le gustaba escribir historias y que las ponía en una botella y las lanzaba al mar para que llegara a cualquier lugar del mundo y allí alguien las leyera. Soñaba que sus botellas llegaban a países desconocidos donde sus relatos se hacían famosos y eran leídos por todos y que estos se preguntaban quién era el genio que escribía eso y que de esa forma alcanzaba la fama que en su país se le había negado. Que él lanzo la botella por la proa y que no entiende como hasta al día siguiente la pescaron en la popa (para refrescar los conceptos de proa y popa ver capítulo 5) y que quizás es que el barco ha vuelto a estar dando vueltas sobre sí mismo o bien que la corriente empujaba la botella junto al barco. Después de la explicación los marineros se van retirando y dejan a Chespir en paz, con el advertimiento del capitán de que se dedique a pilotar el barco y deje la literatura barata, que ya ve que casi le cuesta la vida. Todo vuelve a su normalidad y días después el incidente queda olvidado.

Algunos marineros buscaron en el diccionario que “Chespir” siempre lleva consigo y encontraron estas definiciones: Coprostasis – enfermedad venérea pero que sólo afecta a la parte del copro y Chafallar – equivocación que se da en el conocido baile del cha-cha-cha.

En este capítulo se adjunta un nuevo dibujo de una de las partes más importantes de un barco ya que cuando se ha perdido el rumbo es mejor tirar el ancla y ponerse a pensar hacia donde hay que ir. Seguramente quien inventó el ancla era consciente de ello y por eso le puso a ciertas partes nombres tan claros como el “brazo” el cual va hacia el “mapa”, mientras queda la duda sobre la “cabeza de cebolla” y “Chaveta” que la editorial no cree que se pueda referir a nuestro capitán ya que este todavía no había nacido cuando inventaron el ancla. Será de suma importancia saberse de memoria todos estos nombres para poder seguir adecuadamente el próximo capítulo.

En los barcos hay gente bien curiosa. El gruñón navegó hace algún tiempo con una mujer pirata de dulce nombre pero que no soporta las injusticias. Desde hace años hay una orden vigente en todas las flotas y flotillas que navegan en todos los mares de esconder las armas cuando ella está a bordo. Aunque su nombre indica que es pacífica, cuando ve una injusticia, su rabia se va acumulando en su interior hasta que estalla como una olla a vapor mal tapada y en ese momento si encontrara una AK-47 o similar, es capaz de arrasar con todo el culpable de esa situación. Y como ella dice, ¿muerto el perro, muerta la rabia, no? pero como tampoco se trata de eso, es por lo que le esconden las armas.

Cuando el barco llega a una nueva isla hay que negociar con sus habitantes. Una opción que se usa con éxito es traer los temas muy preparados para la negociación antes de abordarlos con los locales. A veces se exponen escenarios de los que se sabe que uno o varios son inaceptables, que son los que se presentan primero, para finalmente, como de casualidad, presentar el que se quiere que los isleños se apresuren a aceptar porque creen que es el mejor. A veces cuando hay negociaciones complicadas los negociadores deben quedar de acuerdo en palabras clave o gestos que indiquen a la persona que dirige el equipo negociador de que los demás están de acuerdo y se puede seguir adelante con las negociaciones. La amiga pirata del gruñón no servía para eso. Habían quedado en que guiñaría un ojo cuando estuviera de acuerdo, pero como tiene un ojo tapado, siempre se equivocaba y aunque ella pensaba que guiñaba el ojo izquierdo realmente lo hacía siempre con el derecho, por lo que tuvieron que dejar este método cuando navegaban juntos.

Otra amiga pirata de otro barco que navega por el mar Mediterráneo mandó un video que muestra porque a veces cuesta tanto trabajar con algunos marineros y capitanes, el cual se puede ver en:

http://youtu.be/QHTXxYbglGQ



sábado, 5 de febrero de 2022

Capítulo 7: Adáptate

El capitán ha invitado al barco a 2 expertos. Uno de ellos es de Gringotenango, con aspecto de científico loco y que no cae bien a los remeros del barco porque huele mal, ya que viene de un país donde la gente no se baña todos los días. Como no tiene los papeles en regla no puede trabajar oficialmente para el barco, pero él dice que no le importa y se pone a trabajar sin contrato. Unas semanas más tarde viene el segundo científico, que es del país del armador, y que como tiene una edad indefinida, los remeros lo llaman el abuelito de Heidy. Ambos vienen para diseñar algo de agricultura que nadie entiende, le llaman permacultura y todo el mundo lo repite como si fuera algo mágico, pero no saben en realidad en que consiste. Además, realmente es una idea del capitán ya que la gente de las islas nunca ha oído hablar de ello, pero eso al capitán no le importa. El abuelo escribe un informe en el que a raíz de una lombriz que ha visto en el suelo, elabora toda una teoría y otros desvaríos indicando que hay vida. Cuando los marineros leen el informe casi se desmayan y se preguntan si para este tipo de chorradas se debe pagar tanto.

Para redondear, el capitán decide organizar a bordo del barco una conferencia internacional sobre el archipiélago de cambio climático con el fin de averiguar quién carajo sabe dónde está este lugar. Para asegurarse de que viniera mucha gente, invitó a más de cien personas a un hotel lujoso, pagándoles la comida y la estancia durante tres días. Como siempre en estos casos, una buena parte de los que vienen son los más aprovechados, que vienen por la mañana a firmar y luego se van a hacer sus recados, sin haber ningún control de quien asistía y quién no. Eso sí, a comer no suele faltar nadie.

A la conferencia también viene un experto al que el capitán siempre invita porque es del mismo país que su mujer. La charla que da, que siempre es la misma, trata sobre la ética, pero al parecer se refiere a la ética de los demás, no a la propia, lo que no queda claro en la charla. Entre los que más aplauden están varios de los que en el barco se llaman contrapartes, de esos que confunden ética con etiqueta.


El capitán, para elevar la moral de la tripulación decide lanzar un concurso para buscarle un nombre al barco ya que el que se había escogido era muy largo. Varios de los remeros participaron y entre ellos el gruñón propone que el barco se llame “Adáptate” porque dice que el nombre debe dirigirse a la gente, en un lenguaje directo y que sea entendido por todos y no en nombres complicados que utilizan algunos como resiliencia, dendrogenético y permacultural. Su nombre gana el concurso y le alegra por lo menos dejar algo en el barco, un nombre que ya han empezado a pintar algunos incluso en las velas, le gusta que el nombre sea pegadizo y que todos se hayan acostumbrado rápidamente a él, y antes de que el capitán mande a que se pinte el nombre en un costado y que se imprima en las velas ya todo el mundo lo usa porque se ha hecho rápidamente popular.

El capitán convoca una vez más a la tripulación y les dice que quiere “adrizar[1]” la embarcación. Esta vez, en su charla, el capitán, un poco más humilde, reconoce que ha cometido algunos errores y que ahora todo va a cambiar a mejor y que se ha dado cuenta de que además de estar escorados[2], el barco ha estado yendo a la deriva[3].


A pesar de tan bonitas palabras nadie le cree y mientras uno se hurga con el dedo meñique en la nariz, otro aprovecha para mandarle unos whats app bien calientes a su novia como ¡cariño, vete adaptando que esta noche va a subir la temperatura! o “adáptate, que te voy a aclimatar esta noche”.

 

Nota: se adjunta un gráfico de fácil comprensión para entender el concepto de escora


El mar de fondo en el barco sigue y hay 3 pilotos que están dispuestos a atestiguar que la bruja Lola les ha mandado a hacer cambios de rumbo cuando nadie se daba cuenta para dirigirse a puertos donde tiene intereses particulares o para visitar a familiares, pero nadie se atreve a contárselo al capitán por temor a sus represalias. También temen a un ayudante de la bruja Lola que es como un ratón de barco que se pasa el día husmeando por todas partes y cuando ve que alguien no rema o que está hablando va enseguida a contárselo a la bruja.

Uno de los pilotos del barco, que antes era el favorito de Lola, ahora está como una fiera porque dice que mucho abusaba de él. A este piloto le llaman el “Tigre” porque siempre está al acecho de una presa femenina. A otro le llaman “Chespir”, porque es el intelectual de los pilotos, ya que estudió en la universidad y sólo le faltaron un par de asignaturas para terminar una carrera universitaria. Cuando está de guardia como piloto y te pones a su lado a charlar con él, las horas pasan volando. La bruja lo tiene apartado y le hace mobbing, no dándole trabajo e ignorándole, ya que no ha podido manipularlo como a los otros porque este conoce sus derechos.

Y entonces apreció en el mar una botella flotando, y mientras todos los marineros gritaban <es el plano de un tesoro, es el plano de un tesoro> otros se aprestaron a pescarla con una pequeña red y un palo largo, sacándola del agua y vieron que dentro tenía un papel amarillento….



[1] ADRIZAR: Enderezar la embarcación, que estaba escorada.

[2] ESCORAR: Inclinarse o tumbarse el barco hacia una banda.

[3] DERIVAR: Caer fuera de rumbo por efecto de la corriente.