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viernes, 18 de noviembre de 2022

África Occidental: el cacao sigue a la pobreza

 


La pobreza es el origen de casi todos los desafíos que enfrenta el sector del cacao, por lo que parece lógico que el objetivo principal debería ser su eliminación. Si los productores de cacao no cuentan con un ingreso digno, el cacao nunca será sostenible, sobre todo porque poder ganar un ingreso digno es un derecho humano fundamental. Resolver el problema de la pobreza también es necesario porque los desafíos que enfrenta el sector (desde la deforestación y el trabajo infantil hasta la desigualdad de género y la desnutrición infantil) serán imposibles de abordar si las familias de agricultores continúan viviendo en estas condiciones. Cuando los agricultores deben elegir entre alimentar a su familia y no talar árboles, no tienen elección. Cuando deben elegir entre alimentar a su familia o enviar a los niños a la escuela, tampoco se trata de una elección. Actualmente, casi ningún productor de cacao en los principales países productores de África occidental obtiene un ingreso digno. En Costa de Marfil, incluso entre los agricultores certificados, solo el 12% obtuvo un ingreso digno durante el 2018.

En una entrevista a Antonie Fountain, director general de Voice Network, sobre qué tipo de reformas propone para el sector como prioritarias, dice: Creemos que el precio del cacao debe aumentar y que esto requiere más transparencia por parte de los gobiernos. Las empresas, si realmente creen en el desarrollo sostenible, deben asumir sus responsabilidades. Si les preocupa la pobreza de sus productores, simplemente deberían pagarles más.

Michel Arrion, director general de la Organización Internacional del Cacao dice que los precios actuales representan «un tercio de los precios del cacao de hace cuarenta años». Su cultivo ya no es una esperanza de desarrollo para las familias productoras, que están encerradas en una pobreza endémica. Además, «el cacao se paga demasiado poco para ser sostenible» y sin un precio que permita invertir seriamente en la transición agroecológica de la producción de cacao, la deforestación va a continuar.

En el África occidental hay alrededor de un millón doscientas mil familias de pequeños agricultores y un total de 11 millones de aparceros que viven de la producción de cacao. Sin embargo, su margen de ganancias es extremadamente pequeño. La principal causa de ello son los bajos precios en el mercado mundial que en los últimos veinte años han fluctuado con una fuerte tendencia a la baja. Esto obliga a los agricultores a reducir al mínimo sus costos de producción, para lo cual los niños esclavos, que no cuestan más que un plato de comida diario, vienen como anillo al dedo. Para los picos de trabajo en períodos de cosecha se traen los llamados trabajadores golondrina de los países limítrofes del norte.

Los estados de Ghana y Costa de Marfil tomaron la decisión conjunta e histórica en el verano de 2019 de exigir a los compradores de cacao el pago de un diferencial de renta digno (DRD) a los productores. Se trata de una cantidad de 400 dólares por tonelada que se suma al precio de la bolsa de Londres, un mecanismo que pretende distribuir mejor la riqueza creada en el sector. 

Pero en lugar de respetar esta decisión de los estados, las multinacionales prefirieron frenar sus compras y recurrir a sus existencias y a las de las ventas a futuro de las bolsas de Nueva York y Londres, presionando a las pequeñas organizaciones productoras, que se encontraron con una elevada cantidad de cacao en grano sin vender. Las grandes multinacionales del sector han acabado presionado a los gobiernos de Costa de Marfil y Ghana para que bajaran los precios, por lo que al final todo sigue igual.

Una desventaja para los países productores es la dificultad para mantener las existencias de cacao en stock, debido a su clima caluroso y húmedo, y a que no tienen medios para financiar las infraestructuras necesarias para la conservación del producto por largo tiempo. Esto hace que los stocks sean un instrumento en manos de los países industrializados consumidores y no de los del sur productores.

Como parte de sus estrategias de Responsabilidad Social Corporativa (RSC), las principales empresas cacaoteras estimulan la mejora productiva del producto. Mediante la distribución de insumos y la formación en buenas prácticas agrícolas, intentan aumentar la productividad y, por tanto, los ingresos de los agricultores. Con estas iniciativas, aunque parezcan correctas, las empresas se aseguran la fidelidad en el suministro de las asociaciones de productores asociadas y además trasladan el problema de los ingresos a los propios productores y no al precio pagado. Nadie asegura a los productores que, aunque incrementen la producción, los precios no van a seguir bajando y con ello seguirán manteniendo la espiral de pobreza.

 

Sin embargo, si el sector se centra en el aumento de la productividad de todos los cacaocultores, es probable es que a largo plazo se produzca un exceso de oferta y una caída de los precios en el mercado mundial, con lo que se perderían todos los efectos a futuro. Otras estrategias que los cacaocultores pueden implementar son la mejora de la calidad de su producción o el paso a segmentos orgánicos o certificados de la cadena de valor, ya que con ello pueden acceder a diversas primas de precios. Sin embargo, diversos estudios han indicado que incluso estas primas de precios tienden a ser insuficientes para cubrir el ingreso vital.

El modelo de negocio del cacao ordinario es la pobreza, porque el cultivo de este tipo de cacao paga tan mal que solo es atractivo para los más pobres. El abastecimiento de un cacao ordinario lo más barato posible, genera presión sobre los pequeños agricultores, quienes no pueden influir en los precios y, en su mayoría, no están organizados. Mientras tanto, en la cúspide de la pirámide, los fabricantes multinacionales de chocolate, los procesadores de cacao, los comerciantes y los minoristas ganan miles de millones de dólares al año por satisfacer las necesidades de los consumidores por un producto de placer.

Soluciones técnicas a un problema político: aumento de la productividad

Los enfoques comunes para aumentar la productividad son la capacitación sobre buenas prácticas agrícolas, la distribución de plántulas de cacao y árboles de sombra, la diversificación de cultivos y la puesta a disposición de insumos agroquímicos tales como fertilizantes y plaguicidas. Aunque estos pueden ser elementos que contribuyen a una cierta mejora, este enfoque no ha conducido a un progreso significativo en la lucha contra la pobreza de los agricultores. Todas estas medidas van ligadas a un incremento en inversiones, con productores que en la mayoría de los casos no disponen de capital para ello.

Casi todos los esfuerzos para aumentar los ingresos de los agricultores se basan en soluciones técnicas. Pero los retos a los que se enfrenta el sector del cacao - que son similares a los de muchos otros sectores - no son sólo de tipo técnico, sino que están influidos por las relaciones de poder y los sistemas políticos. Entre ellas se encuentran el establecimiento de los precios de mercado, la falta de poder de negociación de los agricultores, la concentración de los mercados por parte de las multinacionales y la falta de transparencia. Estos son la base de los desafíos políticos que debe abordar el sector del cacao y del resto de productos básicos tropicales.

En 2018 Fairtrade International estimó que, como media, una familia dedicada a la producción de cacao en el área rural de Costa de Marfil ingresaba tan solo el 37% de la renta mínima de subsistencia: 0,78 dólares estadounidenses diarios frente a los 2,51 diarios estimados necesarios. A pesar del enorme volumen del mercado global de chocolate, el valor que reciben los productores y productoras de cacao del producto final es mínimo y probablemente seguirá menguando en el futuro: de media, quienes producen cacao reciben entre un 3% y un 7% del precio de venta final de una barra de chocolate, lo que contrasta con el 50% que recibían en la década de los setenta o el 16% que recibían en la década de los ochenta. En comparación, las marcas fabricantes de chocolate obtienen alrededor del 40% del precio final y los minoristas cerca del 35%.


Estadísticamente, la proporción del precio del cacao en el precio de venta de los productos elaborados con cacao ha ido disminuyendo de forma constante en las últimas décadas. En el mercado francés, por ejemplo, el cacao seguía representando el 23% del precio de una tableta de chocolate entre 1960 y 1970. Entre 2000 y 2011, solo fue el 10%. El descenso más acusado se produjo en la década de 1980. Como resultado, la proporción de pagos a los agricultores -medidos en función del precio del chocolate- se redujo del 12% por barra al 5,6%. Una tendencia similar se ha observado en el mercado del chocolate en Estados Unidos y Gran Bretaña.

Ante ello cabe preguntarse si esto no corresponde a una estrategia a largo plazo de las grandes multinacionales que permitieron durante un tiempo un precio atractivo del cacao, llevando a que muchos agricultores apostaran por este cultivo, lo que dada la vida útil de los árboles los hacía cautivos por varios decenios. Posteriormente, al bajar los precios, recuperaban con creces el dinero dejado de ganar en esa época.

Las familias agricultoras por lo general no pueden permitirse introducir mejoras relacionadas con la fertilidad de una tierra agotada o con la sustitución de árboles del cacao envejecidos o enfermos; tan solo alrededor del 10% de quienes producen cacao del África Occidental pueden permitirse el uso de fertilizantes. Esto se debe fundamentalmente a los deficientes métodos agrícolas, así como a la falta de acceso a insumos, tecnología, subvenciones y servicios de crédito o de extensión agrícola. El incremento en la producción de los últimos años se deriva sobre todo del aumento del área total cultivada más que del incremento en la productividad. Entre 1990 y 2017, el área cultivada con cacao ha pasado de 0,7 millones de ha a 1,7 millones de ha en Ghana y de 1,6 millones de ha a 4,1 millones de ha en Costa de Marfil, un incremento del 150% entre los dos países.

 

Gráfico: causas de los bajos rendimientos en producción de cacao en África occidental


El caso de Costa de Marfil

El cacao en Costa de Marfil, con alrededor de 920.000 productores, contribuye con este cultivo en un 14% al Producto Interior Bruto del país. En este país el cultivo se introdujo en 1895 y se desarrolló con rapidez, especialmente tras la independencia de Francia en 1960, superando a Ghana a partir de 1970.

En 1946 se suprimió el trabajo forzado, utilizado por los franceses en sus colonias para la construcción de infraestructuras. Esto contribuyó a que la producción de cacao aumentara en Costa de Marfil con un frente pionero del cacao que se desplazó hacia el oeste a través de la zona boscosa, animado por los altos precios mundiales de las materias primas en la década de 1950. Tras la independencia, en 1960, se abrieron las reservas forestales y el gobierno fomentó la expansión de la producción de cacao.

A ello contribuyó la abundante mano de obra migrante de Malí y Burkina Faso. Tras la independencia, Costa de Marfil adoptó una política de estímulo a la producción de cacao como principal cultivo económico de exportación. La política de liberación de tierras hizo que más de 2 millones de personas emigraran de las zonas áridas y secas y de los países vecinos a las zonas tropicales y fértiles de Costa de Marfil.

Los resultados de una investigación revelaron que el 81% de los hogares encuestados eran marfileños y extranjeros que se instalaron en la región hace tres décadas debido a dos grandes oleadas migratorias. La primera oleada estaba compuesta por emigrantes marfileños en la década de 1970 y la segunda de no marfileños, incluidos burkineses y malienses, en la década de 1980. Estos emigrantes contribuyeron al establecimiento y la expansión de los cultivos de cacao en el suroeste de Côte d'Ivoire, lo que provocó el desplazamiento del cinturón de cacao en esta región en la década de 1980. Algunos burkineses alquilaban o directamente compraban las tierras a los grupos bete o guere. Mientras que la integración se produjo inicialmente de forma pacífica, los conflictos por la tierra, entre otras razones, condujeron a una guerra civil desde 2002 hasta 2007, con un resurgimiento de la violencia en 2011. Es en este contexto de conflictos por la tierra, incertidumbre y migración, se desarrolla el cultivo del cacao en Costa de Marfil.

En 1977 Costa de Marfil superó a Ghana como mayor productor mundial. La producción ha seguido aumentando de forma espectacular gracias a la expansión de la superficie cultivada. En la década de 1980, bajo la presión internacional para proteger los remanentes de bosques de Costa de Marfil, el gobierno prohibió los asentamientos en las reservas forestales restantes. La política de fomento del cultivo del cacao se revirtió oficialmente en 1988. Esto parece haber tenido poco efecto en la producción, pero la expansión de la superficie parece estar disminuyendo en la actualidad.

 

El cacao ocupa aproximadamente el 40% de las superficies cubiertas por los cultivos exportables y proporciona cerca del 40% de los ingresos por exportación. Desde el punto de vista social, el sector del cacao emplea a dos tercios de la población activa del país y mantiene directa o indirectamente a 6 millones de personas. Los pequeños agricultores son responsables de la producción del 95% del cacao en explotaciones de monocultivo cuyo tamaño medio oscila entre 2 y 5 hectáreas. En los últimos años han surgido varios paisajes cacaoteros-forestales en las últimas reservas forestales del país que se han convertido en importantes zonas de cultivo de cacao. Estas grandes degradaciones han provocado una disminución sin precedentes de la cubierta forestal.

Formas de producción

Existen tres tipos principales de productores de cacao en África Occidental:

   Agricultores que cultivan sus propias tierras. La mayoría de los agricultores que poseen y cultivan sus propias tierras integran la producción de cacao con otras actividades agrícolas. Este es un método común de producción de cacao en la mayoría de las zonas productoras bien establecidas.

  • Los aparceros, que cultivan la tierra de otro a cambio de una parte del rendimiento. Los aparceros suelen dividir la cosecha con el propietario en una proporción de 1:2 (abusa) o, con menos frecuencia, 1:1 (abunu). Estos sistemas existen desde hace mucho tiempo, pero son habituales en las zonas de reciente cultivo, sobre todo en Costa de Marfil, donde muchos de los aparceros son emigrantes de Malí o Burkina Faso. Dado que los aparceros reciben una parte menor del rendimiento de su producción, sus ingresos rara vez son suficientes para pagar la mano de obra, por lo que tienden a utilizar la mano de obra familiar o realizan las mínimas labores necesarias. En el sistema de arrendamiento Abusa, los agricultores arriendan tierras a terratenientes que no pueden o no quieren administrar ellos mismos la plantación. A cambio, suelen tener que dar la mitad, a veces hasta dos tercios de su rendimiento, que varía según la cosecha, al propietario. Actualmente no hay datos confiables sobre el porcentaje de hogares que trabajan bajo los sistemas Abunu o Abusa. Las cifras que se tienen son relativamente bajas; sin embargo, hay datos que indican que en algunas regiones son alrededor de una cuarta parte y, según otras encuestas, incluso un tercio de las plantaciones son administradas por los arrendatarios, aunque este tema ha sido poco investigado. Actualmente, estos sistemas no consideran si el arrendatario recibe el dinero suficiente para considerarlo ingreso digno. Como muchos agricultores propietarios de tierras no reciben un ingreso digno, es probable que la situación de muchos arrendatarios sea mucho peor.

    Administradores de fincas que gestionan las explotaciones y reciben un salario, unos honorarios o una futura participación en la explotación. Son habituales en las explotaciones en desarrollo, antes de que comience la producción comercial. Pero algunos pequeños agricultores también se encargan de la gestión de las explotaciones de los grandes propietarios, además de las suyas propias. Suelen tener los mismos problemas de pago de la mano de obra contratada que en el caso de los aparceros.

martes, 1 de noviembre de 2022

Trabajo Infantil

 

https://www.epdata.es/datos/trabajo-infantil-mundo-datos-graficos/388

 

¿Qué se entiende por trabajo infantil?

Cuando se habla de producción de cacao, se habla también de trabajo infantil, sobre todo en África, aunque también en otros países.

Según el último recuento de 2016 de la Organización Internacional del Trabajo (ILO, por sus siglas en inglés), más de 152 millones de niños participan en el trabajo infantil a nivel mundial y más de dos tercios de ellos trabajan en la agricultura. Aunque se han hecho progresos, todavía hay lagunas en la comprensión de la participación laboral de los niños y en las medidas políticas eficaces para evitarlo. La OIT destaca que la mayor parte del trabajo agrícola realizado por los niños se lleva a cabo dentro de la unidad familiar, no es remunerado y "a menudo es peligroso". El trabajo peligroso, a su vez, se define como el trabajo "que, por su naturaleza o por las circunstancias en que se lleva a cabo, puede perjudicar la salud, la seguridad o la moralidad de los niños".

Es muy difícil conocer, aunque sea de forma aproximada el número de niños que trabajan en este sector y además diferenciar entre el límite del trabajo esclavizante y el estrictamente familiar. En los últimos años se han dado diferentes datos que no ayudan a clarificar este tema.

No todas las tareas realizadas por los niños deben clasificarse como trabajo infantil que se ha de eliminar. Por lo general, la participación de los niños o los adolescentes, por encima de la edad mínima de admisión al empleo, en trabajos que no atentan contra su salud y su desarrollo personal ni interfieren con su escolarización se considera positiva. Entre otras actividades, cabe citar la colaboración en un negocio familiar o las tareas que realizan fuera del horario escolar o durante las vacaciones para ganar dinero de bolsillo. Este tipo de actividades son provechosas para su desarrollo y el bienestar de la familia; les proporcionan cualificaciones y experiencia, y les ayuda a prepararse para ser miembros productivos de la sociedad en la edad adulta.

El término “trabajo infantil” suele definirse también como todo trabajo que les priva de su niñez, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico. Además:

        es peligroso y perjudicial para el bienestar físico, mental o moral; y/o

        interfiere con su escolarización puesto que les priva de la posibilidad de asistir a clases, les obliga a abandonar la escuela de forma prematura, o les exige combinar el estudio con un trabajo pesado y que consume mucho tiempo.

Las peores formas de trabajo infantil implican que los niños sean esclavizados, separados de sus familias, expuestos a graves peligros y enfermedades y/o abandonados a su suerte en las calles de las grandes ciudades, a menudo a una edad muy temprana (ILO, 2020).

 

Niños esclavos en las plantaciones de cacao

La esclavitud y los sistemas de trabajo forzado fueron una constante en los inicios del cultivo de cacao en África. Pero, todo ello, aunque bastante desconocido, parecía una cosa del pasado, a pesar de que es relativamente reciente y que la mayoría de los que lean esto no han conocido ni oído hablar de ello. Ya en septiembre de 2000 se emitió una película en el Canal 4 de televisión del Reino Unido (Slavery: A global Investigation https://www.imdb.com/title/tt9044666/) que mostraba a jóvenes malienses trabajando en condiciones de esclavitud en explotaciones de cacao en Costa de Marfil. Aunque ya había habido informes de organismos internacionales y organizaciones no gubernamentales sobre el tráfico de personas, especialmente de niños, para trabajar en condiciones de explotación en Costa de Marfil, algunos de los cuales mencionaban la industria del cacao, ésta era la primera vez que se veía una película sobre el tema, causando un gran impacto.

El cacao es una importante fuente de ingresos y empleo para las poblaciones rurales, y en particular para los entre cinco y seis millones de personas que cultivan más del 90% del cacao mundial. En total, cerca de 50 millones de personas tienen el cacao como su principal medio de sustento. No obstante, la mayor parte de quienes producen cacao viven en situación de pobreza, lo que ha derivado en un uso generalizado de mano de obra infantil. Por otro lado, el cultivo de cacao constituye una de las principales causas de deforestación, especialmente en Costa de Marfil y Ghana, cuya producción supone dos tercios del total mundial y dos tercios de las importaciones de la UE.

Las violaciones de derechos humanos en el sector del cacao son frecuentes. Estas incluyen desigualdad de género, (las peores formas de) trabajo infantil, falta de educación, desnutrición (infantil), instalaciones de atención médica y saneamiento insuficientes, inseguridad en la tenencia de la tierra y los árboles, en el estado de derecho, así como violaciones de los derechos laborales de los pequeños agricultores, trabajadores y arrendatarios. Se calcula que un millón y medio de niños trabajan en la producción de cacao en Costa de Marfil y Ghana. El 95% de los niños trabajadores está expuesto a trabajar con herramientas peligrosas o plaguicidas nocivos.

En 2015, según datos de un informe de la Universidad de Tulane (EEUU) 1,2 millones de menores en Costa de Marfil y 0,9 millones en Ghana trabajaban en este sector, de los cuales entre el 80 y el 90% se ocupaban de tareas peligrosas como soportar cargas pesadas, manipular productos químicos o trabajar con machetes. Estudios posteriores han demostrado que antes de que se emitiera el informe, en las zonas medias y altas de cultivo de cacao, el 26% de menores de Costa de Marfil y el 46% en Ghana trabajaban más horas de las permitidas para sus edades.

Según datos de 2019 del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo Alemán (BMZ) el 87% de los hogares en África del Oeste no gana un salario digno. La consecuencia es que 540 000 niños en edades de entre 5 y 17 años realizan trabajos peligrosos, entre ellos en el sector del cacao.

El trabajo infantil se debe a la combinación de varias causas subyacentes, tales como la pobreza estructural, el aumento de la producción de cacao, la falta de escuelas y otras infraestructuras. A pesar de las iniciativas llevadas a cabo en los últimos años por parte del sector, como el conocido como “Protocolo Harkin-Engel”, el Barómetro del cacao de 2018 concluye que “ni una sola empresa o gobierno se encuentra cerca del objetivo de eliminar el trabajo infantil, ni siquiera del compromiso de reducirlo en un 70%”. Incluso las intervenciones más eficaces en materia de trabajo infantil no podrán resolver los desafíos si no se abordan las causas fundamentales, en particular la pobreza estructural de las comunidades productoras de cacao y el acceso a una educación de calidad.


 Movimientos de tráfico de niños en África del Oeste y Central (año 2000)

 Captación de niños

Aunque algunos países no sean productores de cacao si lo son como proveedores de trabajadores y niños que trabajan en esos países. Uno de los principales grupos que cultivan cacao en Costa de Marfil es el de los burkineses, originarios de Burkina Faso, al norte de Costa de marfil y Ghana. Un agricultor burkinés explica cómo contrataba a trabajadores de su antiguo pueblo en Burkina Faso: Cuando necesito trabajadores, vuelvo a mi pueblo en Burkina Faso y les digo a mis parientes que quiero gente que me ayude en mi granja de cacao. Si tienen hijos que todavía están en el pueblo, los envían conmigo. Acordé con sus padres el precio de cada niño y el número de años que se quedaría. El padre los envía a mi granja o, si son demasiado pequeños para encontrar el camino, mi hermano va a buscarlos. Pago unos 100.000 CFA (unos 150 euros) cuando el niño es mayor, y 70.000 CFA (unos 105 euros) cuando es pequeño" (Anti-Slavery International, 2004).

Estos niños pueden permanecer en las plantaciones durante varios años soportando el duro trabajo agrícola y sin recibir educación. Pueden ser o no ser maltratados físicamente por los agricultores que los han reclutado. El alto nivel de pobreza en Burkina Faso hace que sus padres estén lo suficientemente desesperados como para apostar por que sus hijos puedan lograr una vida mejor y traer algo de dinero a casa. Para algunos niños el trabajo es duro, pero pueden volver a casa con algunas ganancias, para otros la situación se desliza hacia la esclavitud. En cualquier caso, la mayoría de los niños trabajan ilegalmente y, sin duda, en condiciones que entran en la categoría de "peores formas de trabajo infantil". Los que vuelven a casa con éxito pueden crear un "efecto lotería" en sus pueblos. Aunque muchos niños se hayan ido a trabajar y sólo un puñado regrese con éxito, éstos son los que llaman la atención de la gente del pueblo.

El Protocolo del Cacao

En enero de 2001, el representante demócrata de Nueva York Eliot Engel, adjuntó una enmienda a un proyecto de ley que pasaba por el Congreso de EE.UU., en la que se pedía el establecimiento de un sistema de etiquetado para que los consumidores pudieran estar seguros de que no se utilizaba mano de obra esclava en la producción de chocolate. En la Cámara de Representantes, la enmienda fue aprobada por 291 votos a favor y 115 en contra, y provocó una oleada de reacciones en la industria del chocolate. A esto le siguió rápidamente una segunda oleada de informes de los medios de comunicación sobre el uso de mano de obra esclava en la industria del cacao de Costa de Marfil en la Semana Santa de 2001.

La industria chocolatera sabía que, dado el nivel de información disponible, sería imposible certificar que el cacao de sus productos estaba libre de esclavitud. En ese caso, el cacao disponible para su uso se vería severamente restringido, y su producción y ventas caerían drásticamente. Encabezados por las mayores empresas  chocolateras, empezaron a buscar nuevas soluciones.

El marco Harkin Engel da continuación al Protocolo Harkin Engel de 2001, en el que la industria se comprometió a erradicar el trabajo infantil en el sector cacaotero para el año 2005, lo que nunca fue cumplido ni de cerca por los signatarios. A pesar de que el plazo haya sido aplazado varias veces al 2020, su objetivo de reducir en un 70% el trabajo infantil no ha podido ni podrá realizarse, a menos que los signatarios, las grandes compañías chocolateras y cacaoteras, así como los gobiernos productores, incrementen sus esfuerzos en este sentido de forma considerable.

Otras iniciativas

En 2002 se estableció la Iniciativa Internacional del Cacao (ICI) para trabajar de manera conjunta con la industria del cacao y el chocolate, la sociedad civil, las comunidades productoras y los gobiernos nacionales de los países productores de cacao para avanzar en el camino hacia la eliminación del trabajo infantil. La iniciativa lleva a cabo actividades de concienciación y orienta a las comunidades sobre las causas y consecuencias del trabajo infantil, la importancia de la escolarización y la formación profesional de cara a mejorar las perspectivas de futuro de los niños y niñas, así como sobre los efectos negativos del trabajo infantil en la salud y educación de los menores. También ayuda a las comunidades productoras de cacao a desarrollar sus propios Planes de Acción Comunitarios e incorpora Sistemas de Vigilancia y Corrección del Trabajo Infantil a la cadena de suministro de las empresas de chocolate y cacao para que identifiquen y remedien los casos de trabajo infantil. Después de que algunos de los objetivos iniciales incluidos en el Protocolo Harkin-Engel no se cumplieran en el plazo establecido de 2005, éste se prorrogó hasta 2008; acuerdos posteriores volvieron a ampliar el plazo a 2010 en que se acordó reducir las peores formas de trabajo infantil en Costa de Marfil y Ghana en un 70% (en total) para 2020. A raíz de la pandemia Covid, se ha incrementado de nuevo el número de niños trabajando en diferentes sectores, mientras en el mismo período ha aumentado considerablemente el consumo de chocolate y con ello los beneficios de la industria.

Los estudios de la Universidad de Tulane (2015) y de la fundación Walk Free (https://www.walkfree.org/) indican que alrededor del 90 % de los niños que participan en la producción de cacao realizan trabajos peligrosos. En relación con las actividades anteriores, los niños trabajan más allá de las horas permitidas para su edad. Las tareas peligrosas incluyen el trabajo con herramientas afiladas, aplicación de pesticidas y el transporte de cargas pesadas (datos de 2017).

Aumentar el poder de negociación de los agricultores y (por tanto) sus ingresos es un aspecto importante de la mayoría de los programas que abordan el trabajo infantil, ya sea mediante el aumento de la productividad y/o las primas adicionales de la certificación. Mientras, la mayoría de las partes interesadas de la industria aduce que el trabajo infantil no es sólo un problema de pobreza de ingresos y, por lo tanto, no puede resolverse únicamente aumentando los ingresos de los agricultores. La aparición del trabajo infantil en las plantaciones de cacao es también el resultado de la falta de acceso a la educación (de calidad), a las infraestructuras, a las normas y valores locales, o a la "ignorancia", como se mencionó en varias entrevistas con las partes interesadas del sector. Los bajos ingresos dificultan a los agricultores la contratación de mano de obra para ayudar en la plantación y el pago de material escolar, como libros y uniformes. Esto obliga a que los miembros de la familia, incluidos los niños, ayuden en la plantación. Mientras, no parece que las cuentas de resultados de las grandes empresas del sector se reduzcan.

Creada en 2002, la ICI es una organización líder en la protección de los niños en las comunidades productoras de cacao. Financiado en parte por la industria del chocolate (Nestlé, Barry Callebaut, Cargill, Mars, Ferrero...), fue creado bajo el Protocolo Harkin-Engel. Presente en Costa de Marfil y Ghana desde 2007, ha intervenido en 600 comunidades en beneficio de 682 000 niños.

Para el sector, la educación sigue siendo la mejor arma contra el trabajo infantil. Sobre el terreno, muchos agentes del sector se comprometen a facilitar la escolarización en las comunidades de plantadores. Algunas de las iniciativas de las empresas más importantes como Cargill, Cémoi, Ferrero, Lindt & Sprüngli, Mars, Mondelēz International, Nestlé y Valhrona han participado en el apoyo a la construcción de escuelas, han iniciado microproyectos que promueven el acceso a instalaciones de agua, salud, saneamiento y educación y el que los niños puedan obtener su certificado de nacimiento, imprescindible para la escolarización en Costa de Marfil. Queda por ver si sólo son iniciativas cosméticas para justificar que realmente están ayudando a mejorar las condiciones y poderlo poner en sus páginas web y así seguir mejorando sus ventas, o si es una apuesta clara por realmente mejorar la situación. Yo tengo mis dudas al respecto e intentaré demostrarlo con datos en próximos capítulos.

Ampliación de las intervenciones nacionales

Paralelamente a la necesidad de extender la aplicación de los CLMRS (Child Labour Monitoring and Remediation System) en las compañías - la debida diligencia en materia de derechos humanos es, ante todo, una responsabilidad empresarial - los gobiernos nacionales también tienen un papel en el proceso. Los CLMRS son una herramienta útil para obtener información y pruebas sobre los problemas subyacentes y las causas fundamentales, así como sobre las medidas correctivas imprescindibles. Sin embargo, absorben mucho trabajo y capital. Además, encontrar la mano de obra capaz que permita extender un sistema de control para cada aldea a un país entero, parece una tarea casi imposible. Por consiguiente, el siguiente paso debe ser que los gobiernos nacionales - en colaboración con las compañías - realicen intervenciones más eficientes y las desplieguen a escala nacional a través de campañas coordinadas (es decir, fortaleciendo el acceso nacional a la educación, programas extensivos de comedores escolares, propagar el registro de nacimientos, etc.). De este modo se optimizaría el uso de los escasos recursos disponibles. Igualmente, es sustancial armonizar los sistemas nacionales de vigilancia del trabajo infantil gubernamentales y los sistemas CLMRS empresariales.

Programa de transferencias monetarias

En febrero de 2022 se dio a conocer un estudio por parte de la Iniciativa Internacional del Cacao (ICI) que examina las repercusiones de un programa de transferencias monetarias no condicionadas en los hogares que cultivan cacao en Ghana. El proyecto piloto pretendía comprobar si las transferencias de efectivo pueden contribuir a reducir el trabajo infantil peligroso. También examina qué otros impactos tienen las transferencias de efectivo en los niños y sus familias en este contexto.

Para ello se realizaron pagos en efectivo incondicionales, pero que iban acompañados de una campaña de información que animaba a los agricultores a utilizarlos para mantener a sus hijos y protegerlos de trabajos peligrosos. Durante un periodo de 6 meses, cada hogar recibió una cantidad mensual que oscilaba entre los 18 y los 37 €, cantidad que aumentaba en función del número de niños en edad escolar. Si se compara con los presupuestos de los hogares declarados en la línea de base, el pago en efectivo correspondía al 28% del gasto mensual estimado de los hogares. Las transferencias se pagaron a través de dinero móvil.

Los resultados mostraron que estas transferencias monetarias incondicionales pueden ser un componente eficaz de una estrategia para prevenir y abordar el trabajo infantil peligroso en las zonas de cultivo de cacao y que pueden proteger a los hogares y a los niños frente a eventos adversos, como la enfermedad, el duelo en la familia, las fluctuaciones de los ingresos o la pérdida de la producción agrícola. Aun siendo los resultados positivos, el estudio sugiere que las transferencias de efectivo por sí solas no pueden resolver el problema del trabajo infantil y que el apoyo a los ingresos debe integrarse en estrategias más amplias para prevenir y abordar el trabajo infantil en la producción de cacao. 

¿Y tú qué piensas?

Si quieres saber más te recomiendo este estupendo reportaje con fotos y pequeños videos sobre este tema y más. Se recomienda verlo en el ordenador.

https://latierraesclava.eldiario.es/cacao/