Aunque el nombre del país es muy
sugerente, parece que nunca ha habido, ni hay en la actualidad, leones en el
país. Su nombre le viene al parecer del navegante portugués Pedro da Cintra en 1462
que al ver desde el mar las montañas de la costa le recordó a un león o leona.
El líder abolicionista
británico Granville Sharp compró a los jefes de distintas
etnias un territorio de unos 250 km2 e instaló en él una sociedad de
agricultores, que pronto se transformó en una empresa colonizadora británica.
Los esclavos liberados fundaron la capital del país, Freetown,
en 1791 que en 1808 pasó a ser una colonia de la Corona británica.
En 1821, Sierra Leona se fusionó con Gambia
y Costa de Oro (la hoy llamada Ghana) para crear el África Occidental Británica. Durante los
siguientes cincuenta años, la marina británica desembarcó 70 000 esclavos liberados
en Freetown y su población siguió aumentando rápidamente con la migración desde
el interior.
La capital se encuentra a 8°29′14″N y
13°14′08″O y el país tiene 71 740 km2 de superficie (algo
menos que Andalucía) y una población de un poco más de 8 millones de habitantes
(igual que Andalucía o Cataluña).
Kenema
En Kenema, la ciudad donde vivo, estoy
continuamente comparándolo todo con Togo. La casa en la que me quedo, los
colores, los ruidos, incluida la mezquita que me despierta cada día a las 4,30
de la mañana con sus rezos y que se alarga hasta las 6 de mañana con sus
lamentos interminables. Muchas cosas me recuerdan a mi querida ciudad de
Kpalimé en Togo. La casa (justo al lado de la de Daniel), aunque está bien para
los estándares locales, no tiene agua corriente y hay que usar cubos de agua
que trae el vigilante del pozo al lado de la casa. La luz se va de vez en
cuando, aunque tiene la alternativa de una planta de energía solar.
La cocina deja bastante que
desear, pero como en los restaurantes la comida cuesta unos 5 euros incluida la
bebida, pues nos vamos todos los días a comer y cenar a lugares locales. También
se puede comer por 3 euros cuando sabes dónde (un montón de arroz blanco con salsa
de cacahuetes con un poco de carne además de una coca cola y agua). En muchos
sitios no hay cerveza porque son musulmanes (de ahí lo de la coca cola).

Patio de la casa donde me quedo
El primer día me muevo por Kenema
yendo de paquete con un motorista para hacer un par de cosas y yendo a la finca
experimental. Al volver del campo se apunta el que trabaja en la parcela y nos
vamos alegremente los tres en la moto. Aquí lo normal son que vayan hasta 4
personas, por lo que ir solo tres se considera casi un lujo. Solo he visto
superado este número de pasajeros en Filipinas con sus supermotos.
Otro día voy conduciendo en una
de las dos Toyotas pick-up que Lizard Earth tiene, y me voy con tres
trabajadores a la parcela experimental para llevar un cargamento de compost que
Daniel lleva acumulando en su jardín desde hace al menos 10 años. Primero voy
conduciendo a la europea vigilando de no atropellar a nadie. En el segundo
viaje ya voy como si fuera sierraleonés de toda la vida, pitándole a la gente
para que se aparte y pisando más el acelerador. Esto es África con reglas
claras: ¡el más pequeño tiene que apartarse!
Combino esto con ratos en la
oficina, haciendo planes para los trabajos que tienen que hacer los técnicos el
año que viene y estableciendo criterios para seleccionar las parcelas con las
que vale más la pena trabajar. Me llama la atención el bajo nivel que en
general tienen los técnicos contratados, tanto en el inglés como de
conocimientos técnicos, además de la poca voluntad de aprender y hacer cosas. Después
me doy cuenta de que estos técnicos que tienen entre 28 y 32 años nacieron en
la época de la guerra cuyas consecuencias se siguen pagando muchos años después.
Otro día me voy con Daniel al
terreno de 500 ha que la empresa Lizard Earth (https://lizard-earth.org) ha
arrendado por 30 años, donde están plantando cacao en las parcelas que están
deforestadas y manteniendo 167 ha de bosque primario. Como en la última semana
han arreglado la pista con maquinaria, tardamos media hora menos del tiempo
estimado. En Dodo, se acaba la pista y vienen 2 motoristas a buscarnos para
llevarnos a Neama, donde recogemos a Sewa, el encargado de la finca, para
seguir yendo 3 en cada moto hasta Sokibu.

Sokibu
Por el camino pasamos por 5
puentes hechos con simples maderas y troncos con amplias separaciones entre
ellos, por lo que intento no mirar hacia abajo. Llegamos a Sokibu, hasta ahora
el poblado más tradicional que he visto y me vuelvo a preguntar como se puede
vivir en esas condiciones y tan alejado de todo. Vamos a pie hacia la finca y
tardamos unas 5 horas en visitar varias de las parcelas. Cuando volvemos me
duele todo por la caminata. Encima, al poco de comenzar, al pasar un riachuelo,
de los que tuvimos que cruzar al menos 20, metí el pie izquierdo en el agua por
lo que todo el tiempo voy con un pie mojado y uno seco. Regresamos a Kenema a
las 7 de la tarde, ya de noche, y después de descargar los 6 sacos de cacao que
hemos traído, nos vamos a cenar y a tomarnos una cerveza Star bien fría para
celebrar que todo ha ido sin casi contratiempos.

Sewa, técnico de Lizard Earth
Por las mañanas temprano me
siento a escribir en la terraza de la casa y vienen los colibrís a verme y es
que este país es conocido por su diversidad de aves. Aprovecho el sábado para
darme una vuelta por Kenema al mediodía, bajo un sol apabullante. Compro un par
de cosas para el desayuno, me doy una vuelta por el asfixiante mercado y me
vuelvo en moto a la casa. Hoy me tomo la tarde libre.
![]() |
| En las calles de Kenema con sus tiendas de diamantes y motos |
El domingo lo pasamos con Daniel tranquilamente charlando y haciendo proyecciones de todo lo que se podría hacer. También hablamos sobre la posibilidad de que yo vuelva o no, y aplazo la decisión para dentro de un par de días. Hay varias cosas que me gustan de este proyecto, pero las condiciones un poco difíciles de la vida y el trabajo aquí son las que no me dejan decidirme. Daniel me ofrece trabajo remunerado y es que tiene muchas cosas que hacer y no puede con todo. Sé que no soy la persona indicada, pero me gustaría que encontrara a alguien dispuesto a venir aquí (becario/a?) y yo podría hacer de soporte desde Tenerife.
Por la tarde vamos al rio Moa,
que se origina en las tierras altas de Guinea Conakry, formando luego parte de
la frontera con Liberia hasta que entra en Sierra Leona y después de haber
recorrido 425 km desemboca en el mar de Sierra Leona.

Trabajadores de arena en el río Moa
En su ribera hay una gran
actividad de recogida de arena, de forma artesanal, con pequeños botes cogiendo
la arena de los bancos que se han formado en el río, que traen y descargan en la
playa, para que luego un montón de niños la vuelvan a cargar a los camiones que
vienen a comprarla. Aquí se ve que el trabajo infantil no es solo un problema
del cacao.
Cuando ya llevo unos días aquí me doy cuenta de la que gente no se ríe mucho, en todo caso menos que en Togo y no se a qué se debe. ¿Será por la pobreza y sus condiciones de vida tan duras?
Empieza otra semana y doy una
charla a los técnicos de Lizard Earth de como podar los árboles de cacao y como
construir drenajes para evitar el exceso de agua en algunas de las zonas donde
han sembrado. También vamos a la finca experimental para enseñarles lo que
puede ser uno de los modelos de plantación que deben implementar. Me llama de
nuevo la atención su bajo nivel, como por ejemplo que uno de ellos coge la tijera
pequeña de podar con las dos manos para cortar una ramita.

Práctica de poda de cacao con los técnicos
Uno de los técnicos se va a cagar
al único baño que hay en la oficina con la puerta abierta, como si estuviera en
el campo.
Cuando al atardecer vuelvo
caminando a la casa veo un grupo de niños que imitan las prácticas de las
sociedades secretas de los Poro de la cultura del pueblo Mende, que se
encuentra al este de Sierra Leona, en la frontera con Liberia.
Cuando estuve en Tacugama
paseando por el bosque me encontré con esta escultura tallada en un árbol. ¿A
que da un poco de miedo?






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