Las vacaciones son la ventana que
me permite escapar de mi día a día en Guatemala, por eso las intento estirar
tanto cuanto puedo, juntando días festivos con flexidías. Por ahora ya he
agotado las que me tocaban por mi primer año de trabajo. A partir de la semana
que viene empieza a contar el nuevo año, dos días y medio por cada mes trabajado.
En esta ocasión he escogido la
península de Yucatán en México, un territorio que me parece accesible para el tiempo que
tengo, volando a Cancún y regresando por tierra por el interior a Guatemala. Al
aeropuerto de Cancún me viene a buscar Sandra, una mejicana que conocí en un
curso de la GIZ hace unos meses. Me da un paseo turístico por la zona de
hoteles del que quedo horrorizado y me lleva a Puerto Juárez, de donde salen
los ferrys hacia isla de mujeres, mi primer destino. Después de darle un par de
consejos de como presentar proyectos a la GIZ a cambio de su amabilidad, ya que
ella trabaja para el gobierno mexicano en un espacio natural protegido, me voy
a la isla y constato que el nombre no tiene nada que ver con la realidad, lo
que era de esperar ya que estando tan cerca de Cancún (media hora en barco) no es
el paraíso que yo había imaginado (como diría mi madre, como más grande más tonto)
y además está anunciada la llegada de la tormenta tropical 26 que por la noche
descarga su primera andanada y que obliga a cerrar el puerto por lo que mis
planes de hacer snorkel o ir a bucear se van al carajo. Duermo la primera noche
abrazado a mis gafas y tubo.
Cada minuto que paso en isla de
mujeres más encuentro a faltar Corn Island o las islas de Indonesia donde
compartía los peces y el mar con sólo un par de turistas más. Llovió toda la
noche y seguía por la mañana. Mientras las gotas caían yo pensaba, me voy, me
quedo, me voy, me quedo, para que, adonde voy, para qué, adonde…… Finalmente me
quedé y entonces salió el sol y me bañé en el mar. Me quedaba en el hostal Poc
Na, durmiendo en un dormitorio de 4 camas con 2 gringos. Este hostal tiene un
frente de playa increíble con palmeras, arena y hamacas. Con sol es un lugar
para morirse y por 10 euros la noche hay pocos lugares en la isla que le hagan
competencia. Me he puesto un límite de 60 euros a gastar por día, el doble de
los ilusorios 30 euros que me propuse en mis anteriores viajes, pero cuesta
salirse de su propia piel y a cada rato me descubro intentando ahorrar en cualquier
cosa.
A pesar de todo me costó finalmente desprenderme
del abrazo de isla de mujeres y de la playa del hostel. El último día fue
perfecto, después de 2 inmersiones por la tarde viendo barracudas y tortugas,
por la noche, Pedro, el dive master, se convirtió en el Piraña, quien con su
grupo “el Piraña y su jarana” tocó canciones de rock y pop en español,
recuperando textos antiguos mezclándolos con ritmos modernos y textos
reivindicativos. Como cantaba en español canciones que nadie conocía, a pesar
de que tenía una versión de la Bamba recuperada de sus orígenes, chulísima,
sólo nos quedamos escuchándolo los latinos.
Abandoné la isla con el mar en
calma y de un azul turquesa que dolía y seguía pensando que debe haber rincones
increíbles en esta costa, alejada de los turistas, y luego vino el "me quedo, me voy, a
donde voy, me quedo, no me voy……."
Sorry, pero estaba tan emocionado los primeros días que se me olvidó hacer fotos y además no se porque me salen las fotos al revés .... en el siguiente capítulo habrá mas imágenes y espero que del derecho
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