En Corn Island, mi isla favorita en el Caribe volví a pasar 3 semanas de vacaciones, de ahí el número 3 en el título. Todo va cambiando con el tiempo y lo que antes eran veleros que iban y venían de Puerto Cabezas a Corn Island y a Bluefields transportando madera y cocos, ahora se han convertido en un atractivo turísticos. Nada que no hayamos hecho hace años en las islas Canarias.
La isla intenta mantener sus “swampos”, las reservas de agua
dulce que garantizan el agua dulce para la población. En uno de ellos, de
pronto se me apareció la “princesa del swampo”, con la piel brillante por el
agua que todavía le goteaba de todo su cuerpo, pero que como todas las apariciones,
no quedó reflejada en la foto, sino que me quedó su imagen sólo en mi recuerdo.
La vida debajo del agua durante los 50 minutos de inmersión
está llena de peces, corales y silencio, sólo roto por las burbujas al
liberarse hacia la superficie.
Ya de nuevo en la superficie sólo hay que situarse en el lado
correcto de la isla para ver las puestas de sol, unos días con nubes y otros
sin y en algún caso con algo que se parecía
a la aparición del espíritu santo, sea uno creyente o no.
La gente del lugar, los “naitives” también disfrutan de la
semana santa pasando el día en la playa como si no tuvieran otras 51
semanas para ir.
Y al mediodía tocaba hacer la típica siesta caribeña, y para ello cualquier
posición es buena
Y los rincones de la isla, tanto de la grande como de la
pequeña, siguen fascinándome con sus palmeras y sus fondos marinos.
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