Después de 10 meses en Camboya,
he decidido tener un pequeño cambio de aires. Para ello he alquilado un pequeño
apartamento en Siem Reap, muy cerca del centro, que me permite cambiar de vida
los fines de semana, ir al cine, a comer a restaurantes diferentes, comprar en
supermercados donde hay cosas que me gustan e incluso salir por la noche.
Todavía no sé si me gustará tener que hacer 100 km en cada sentido los viernes
para ir para allá y otros tantos al regresar los lunes por la mañana. Pero de
momento lo he alquilado por 4 meses y luego ya veremos. Y para los/as que me
visitan, significa que tienen dos sitios donde quedarse.
Mis vecinos son este criadero de
cocodrilos, de los que me separa solo un delgado tabique en la parte del patio.
No hacen nada de ruido y se pasan el día con la boca abierta al sol o en el
agua.
Hace un par de semanas pasé un
fin de semana en Bangkok, el día y la noche comparado con mi ciudad y supongo
que final desencadenante de mi decisión de cambiarme a un lugar con más vida.
Aunque no todo lo hace el lugar sino también las circunstancias.
En una calle del barrio chino de Bangkok: !!Hasta las circunstancias de los huevos ¡!
En mi trabajo soy responsable,
entre otras cosas, de la calidad de los cursos que damos, como en este de la
foto, después de lo que llamamos ToT, o sea Training of Trainers y donde hay tanto
técnicos del Ministerio de Agricultura como de las ONG locales con las que
trabajamos. Como se puede ver, hay pocas mujeres.
Por fin me he comprado una bicicleta en Siem Reap, con la
que puedo ir a comprar, pasear por la ciudad, descubrir nuevos rincones y
quizás lo más importante, ser invisible a los conductores de tuc-tuc que ahora
ya no me ven como potencial cliente y no me preguntan cada 3 pasos si quiero que
me lleven en vez de caminar bajo el inclemente sol. Solucionado ¡!
Y de tranquilos pasan a agresivos cuando cada 2 semanas les tiran pescado
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