Un
día “le di raid” (coger en autostop) a una pareja y a un niño. Ellos estaban en
Estelí e iban para La Concordia, donde teníamos un proyecto de riego por goteo.
Son
Viendo el giro de la conversación, yo intentaba explicarles otras cosas, como que España estaba muy lejos. Enseguida hacían suyo el tema y me preguntaban si España está al norte de Miami, y cuando yo, ya mucho más seguro de mí mismo, les dije que no, que España estaba al este de Miami, que primero había que ir en avión a Miami y luego coger otro avión hacia el este durante 10 horas para llegar a España, entonces la señora que había estado muy atenta a toda la conversación me dijo: ¿entonces ahí es donde le llaman el tercer mundo?. Abrí varias veces la boca para contestar, pero cualquier argumento se me quedaba corto y finalmente desvié la conversación hacia otros derroteros donde me sintiera más seguro. Por suerte ellos viendo mi incapacidad para contestar adecuadamente a sus preguntas y apreciaciones, también cambiaban de tema, saltando de uno a otro, como por ejemplo cuando ella empezó a preguntarle porque no se iba a España a trabajar de policía si allí se ganaba tan bien y él le explicaba con mucha paciencia que él era policía nacional, o sea que solo podía trabajar en Nicaragua. Para trabajar en España tendría que ser policía internacional ¡¡. Incontestable.
Al
cabo de algo más de 1 hora de viaje, cuando nos separamos, sentí haber llegado
a nuestro destino.
Un agricultor de Jinotega, en un día de lluvia iba andando con sus botas de hule bien embarradas al poblado. Se encontró con un amigo que lo invitó a unos tragos. Le daba “pena” ir con las botas tan embarradas al bar, pero el amigo le dijo; no te “preocupés”, ponte el pantalón por encima y así no se ve que llevás botas. A la hora, ya “picado” incluso cruzaba la pierna y le “valía verga” que le vieran las botas y el barro pegado.
Corn IslandEn realidad, no debería haber ninguna razón para que me guste tanto Corn Island. La primera vez que fui a esta isla del caribe nicaragüense (Google Earth - Latitud12°10'8.88"N, Longitud 83° 2'35.63"O) fue en Semana Santa de 1987 y viajé con Tere, mi pareja de entonces. El viaje en sí fue accidentado, un viaje interminable en bus desde Managua a El Rama, luego el viaje en barco hasta Bluefields por el río Escondido, escoltados por lanchas militares ya que en esa época era una zona de guerra importante como atestiguaban los impactos de bala en el casco del barco. En Bluefields, una ciudad típica caribeña, que nos encantó con sus casas e iglesias de estilo colonial inglés, de madera y las mujeres negras con sus rulos en la cabeza. Viniendo del Pacífico, todo era como mágico. Durante esos días sufrí un fuerte dolor de oído, producto de una infección, que me dejaba postrado en la cama del hospedaje, sudando por el calor asfixiante y húmedo del Caribe, mientras el abanico daba vueltas sin parar. Ahí pasaba más de la mitad del día, hasta que los medicamentos que me tomaba me aliviaban.
Cuando ya me recuperé fuimos al puerto del Bluff, a coger el barco que nos llevaría a Corn Island. La fila para embarcar era enorme de toda la gente que quería pasar la Semana Santa en familia. De pronto, un militar borracho cogió su Aka y sin previo aviso empezó a disparar al aire. Todo el mundo corrió a esconderse incluidos nosotros, hasta que otros militares llegaron y se lo llevaron. Luego la fila se recompuso más o menos. Había tantísima gente que a pesar de que el barco era un carguero grande hubo dificultad para colocar a todos los pasajeros en cubierta. El tiempo no era muy malo, aunque había cierto oleaje que hacía retumbar el barco cada vez que descendía de una ola para acometer la siguiente. A consecuencia de ello se soltó una parte de una especie de chimenea y le cayó encima a uno de nuestros vecinos, a sólo un par de metros de nosotros, abriéndole la cabeza como un melón. En un instante se hizo un ruedo alrededor del herido al que vino enseguida a curar un médico, salido de no sé dónde. Unos días después oímos que había llegado vivo a la isla y se había salvado.
Finalmente, varias horas más tarde de lo previsto y ya de noche llegamos a la bahía de Corn Island, donde no podíamos atracar en el muelle dado el gran calado de nuestro barco. Tuvo que venir otro barco más pequeño de la armada nicaragüense para hacer el trasbordo. El paso del barco grande al pequeño se realizó en un perfecto desorden, con grave riesgo para la vida de todos, incluso de los barcos, dado el cabeceo de ambos, pero finalmente, gracias a Dios como dicen aquí, no pasó nada.
Ya
una vez en tierra firme, eran como las 12 de la noche y pensamos que no
encontraríamos hotel, así que nos pusimos a buscar un lugar donde dormir en
Una narco lancha varada en Little Corn Island
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