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jueves, 22 de septiembre de 2022

IV - Cacao y el orden mundial

 

Selección de semillas de cacao en Koughnou (Togo)

Sabemos de dónde viene el cacao, quienes eran los que ya lo tomaban antes de que los españoles llegaran a América y también como se fue popularizando y se expandió por Europa. Sabemos que tiene propiedades nutritivas y energéticas, aunque no sabemos si influye en la belleza de quienes lo consumen. Conocemos sus variedades y como hay que cultivarlo si tenemos las condiciones adecuadas. Y ahora entramos en los últimos 200 años de historia en que la abolición de la esclavitud, la industrialización, la colonización de vastos territorios estableció un orden mundial que en muchos aspectos perdura hasta nuestros días y del que no solemos (o queremos) ser conscientes.

La industrialización

Algunos autores sostienen que las compañías comerciales coloniales y las utilidades provenientes del comercio de esclavos y de las economías de plantaciones con mano de obra esclava, estimuladas por la demanda europea de productos tropicales, fueron un prerrequisito para la industrialización y el despegue económico europeo. El deseo masivo de importaciones de lujo provenientes de ultramar (tabaco, azúcar, cacao, café y té) afectó la economía europea de manera significativa, aunque indirecta. El nuevo aprecio por los comestibles tropicales americanos estimuló el comercio en Europa, así como en sus colonias.

La empresa Fry, fundada en Bristol (Inglaterra) en 1728, comenzó a utilizar la energía del vapor en 1789. Fue la primera empresa que adquirió una máquina de vapor Watt para accionar los molinos para el procesamiento del cacao, por la que recibió una patente en 1795. Los chocolates fabricados con la ayuda de máquinas de vapor en el siglo XIX también se llamaban "chocolates de vapor".

Alrededor de 1800, comienza la revolución industrial con sus enormes cambios sociales y económicos. Por supuesto, toda la industria del chocolate se vio afectada por esto y, como en otras industrias, fueron los ingleses los que empezaron. Los avances técnicos sentaron las bases para que el chocolate y el cacao se convirtieran en un producto de masas que dejó de estar reservado a una pequeña élite adinerada.

El suizo Philippe Suchard creó el primer mélangeur en 1826, una especie de batidora para los ingredientes del chocolate. Con la ayuda de esta máquina, que consiste en una cubeta de granito poco profunda y calentada sobre la que se mueven rodillos de granito de un lado a otro, Suchard consiguió mezclar de forma ideal la masa de cacao, el azúcar y todos los demás ingredientes. El uso de estas máquinas sigue siendo habitual hoy en día.

En 1828, el holandés Conrad J. van Houten desarrolla un método para producir cacao en polvo con un contenido muy bajo de grasa utilizando una prensa hidráulica. Otro de los avances de van Houten fue el tratamiento del cacao en polvo con sales alcalinas. Este tratamiento facilita la mezcla del cacao en polvo con el agua. También hace que el chocolate sea más oscuro y produce un sabor más suave. Estos inventos sientan las bases para la producción de cacao en polvo y la extracción de manteca de cacao adicional para la producción de chocolate. Estos avances permitieron que el chocolate fuera asequible para el mercado de masas con lo que la demanda de cacao aumentó. Los avances técnicos en la producción del chocolate posibilitaron la producción de nuevas formas de presentar el cacao en estado sólido, como son las tabletas y los bombones.

En 1879, Rodolphe Lindt inventó el conchado. Tras el tostado y molido de los granos de cacao, a la masa de cacao puro resultante (también conocido como licor de cacao) se le añaden otros ingredientes, como azúcar y leche, y se vuelve a moler finamente para preparar la mezcla para el proceso de conchado. Se aplica un proceso largo y continuo de mezclar, remover y airear intensamente el chocolate líquido para eliminar cualquier acidez y nota amarga indeseable. Es algo similar a un proceso de evaporación. El tiempo que se dedica al conchado también sirve para disolver los grumos y conseguir una textura increíblemente suave (el llamado chocolate fondant). 

Para los elaboradores artesanales de chocolate el conchado es uno de los procesos más importantes en su elaboración, como es el caso de Chocolates artesanos Isabel.En él se eliminan los sabores ácidos y se refina la pasta de cacao, lo que contribuye a su calidad y untuosidad final. Nuestro conchado es largo, aproximadamente tres días dependiendo del tipo de cacao” https://chocolatesartesanosisabel.com/el-proceso-del-conchado-del-chocolate/.

En la segunda mitad del siglo XIX, las empresas que empezaron a producir chocolate y a mejorar sus técnicas se enfocaron en dos elementos. Primero, los precursores de la innovación en la industria chocolatera fueron parte esencial de un proceso tecnológico que se presentó en diferentes escenarios productivos en Europa Occidental y Estados Unidos, quienes desarrollaron la industria, pero también condicionaron el mercado del cacao. Las estructuras empresariales fueron las que facilitaron el dinamismo del negocio del chocolate, su rápida difusión y acceso a una población más amplia. Era una diversificación de productos que permitió nuevas mezclas, lo que dio un avance al consumo de chocolate, pasando de beber a comer un chocolate prensado y empacado. Hay un segundo elemento: la publicidad resaltó la importancia de la familia en la época y ya no mostró al chocolate como un lujo de la aristocracia, sino como un alimento nutritivo y saludable que brindan las madres a sus hijos para cuidar de ellos. Esto sumado a la presentación del chocolate en bloques con pastillas y el desarrollo de empaques, que abrió nuevas posibilidades para la difusión del producto y la adquisición de nuevos usos sociales.

Entre las primeras fábricas instaladas en España se encuentran los industriales y hermanos Nicolás y Fortunato Luca de Tena y Reina, que en 1860 iniciaron su elaboración en la ruta de Sevilla a Alcalá de Guadaira (zona industrial Torre Blanca).

En 1843 la familia Nogueroles inicia su industria chocolatera con el “xocolate a la pedra” en Villajoyosa. A inicios del siglo XX el reparto se hacía en caballerías con el chocolate transportado en unas cajas de madera. En 1933 habían ampliado sus fábricas y distribuía en toda España. Empleaban un hombre anuncio que repartía chocolate en los colegios. Tras la guerra civil, construyeron una nueva fábrica en las afueras de Gandía que empieza a funcionar en 1943 y que ya incluye la automatización de los procesos lo que les convierte en 1953 en el tercer fabricante de España por volumen de producción. A raíz de la crisis de 1982 y de la entrada de cadenas multinacionales europeas, en 1985 cierra la fábrica.


La llegada del cacao a África: cacao y esclavitud

A partir de 1800, Europa encontró razones morales y económicas para abolir y perseguir el tráfico de seres humanos, para asentar su comercio sobre otras bases y sobre otros productos. Se iniciaban las iniciativas de eliminar la esclavitud que se abolió en las colonias inglesas en 1838, en las francesas en 1848, en Estados Unidos en 1865, en Puerto Rico en 1873 y en Cuba en 1886. En 1888, a través de la Ley Áurea, se decretó el fin legal de la esclavitud en Brasil. Aunque oficialmente Portugal había abolido la esclavitud en 1876, la práctica del trabajo forzado continuó en sus posesiones coloniales.

El cacao se introdujo en África, donde no existía ni se conocía, a principios del siglo XIX. La introducción de nuevos cultivos provenientes de Brasil por parte de los portugueses, sobre todo del café, en 1789, y del cacao, alrededor de 1821, permitió el renacimiento de la economía de plantación y la recolonización en países como Sao Tomé y Príncipe, uno de los primeros lugares donde se estableció el cacao en el continente africano.

Las condiciones climáticas, la existencia de bosques tropicales que proporcionan la sombra que este cultivo necesita, establecían las condiciones ideales para su producción, así como sus suelos, ricos en materia orgánica en las zonas boscosas, además de la mano de obra esclava nativa disponible.

La historia del cacao en África tiene justo ahora dos siglos, aunque realmente cobró importancia en los últimos 100 años en cuanto a volumen, como veremos en este y próximos capítulos. Era una estrategia a medio y largo plazo, en la que en esta relativa corta historia se ha alcanzado que más del 70% del cacao mundial se produzca en la actualidad en África del Oeste, en un cinturón que arranca en Sierra Leona y llega hasta Camerún, en una franja que se extiende a 10 grados al norte hasta 10 grados al sur de la línea del Ecuador, en el área del bosque tropical húmedo. El grueso de la producción se concentra en Costa de Marfil y en Ghana, los que han acabado monopolizando este cultivo a nivel mundial y donde, a raíz de su cultivo, ha disminuido drásticamente el territorio cubierto por selva tropical.

Los países del cinturón verde que se encuentran entre estas latitudes iniciaron su cultivo en los primeros años del siglo XIX. Algunos países como Liberia o Sierra Leona han tenido producciones fluctuantes, en función de la explotación en zonas más o menos fértiles. Por diversas razones algunos países fueron descendiendo su producción, como Guinea Ecuatorial que pasó de más de 40 mil tn exportadas en 1968 a menos de mil tn en la actualidad. La antigua isla española de Fernando Poo (actual Bioko), frente a la costa de Camerún, fue también una de las primeras colonias productoras de cacao de África.

En Sao Tomé y Príncipe, a finales del siglo XIX, el cacao había superado al café en volumen y valor y, desde entonces, fue siempre el principal producto de exportación de estas islas. En 1908 Sao Tomé se había convertido en el mayor productor mundial de cacao, que todavía hoy sigue siendo el cultivo más importante del país. En 1913, la exportación de cacao alcanzó su máximo en 36 500 toneladas. Pero, tras la I Guerra Mundial su producción disminuyó gradualmente, debido a la erosión de los suelos, las plagas de insectos y la creciente competencia de otros países productores en África.

Antigua hacienda de cacao en Sao Tomé

El incremento en la producción y consumo de chocolate en Europa requería de un abastecimiento constante de materia prima que permitiera atender una demanda creciente. Las ventas de empresas como Cadbury tuvieron un crecimiento promedio anual del 33% entre 1880 y 1895, así como un crecimiento en la fuerza de trabajo que pasó de 800 a 2600 empleados entre 1893 y 1899. Es decir, la nueva industrialización de las fábricas chocolateras en Europa, y posteriormente en Estados Unidos, llevó a un incremento de la producción intensificando el uso de materia prima que provenía de los países productores y de las colonias. Las importaciones en Europa de aproximadamente 36.000 toneladas de cacao en 1885 pasaron a más de 237.000 toneladas en 1914. Los países que tuvieron porcentajes mayores de crecimiento en la importación fueron Holanda, Alemania y Estados Unidos, convirtiéndose este último rápidamente en el mayor consumidor de cacao.

La dinámica de la política imperial buscó afianzar el acceso a los recursos que se demandaban cada vez más en las economías centrales como parte de la competencia industrial mundial. Esto benefició a los productores de chocolate al integrar la consolidación terrateniente y las nuevas tierras cultivables en África y en menor medida en el Caribe y Suramérica. A su vez, las políticas de comercio internacional favorecieron el avance de los imperios beneficiando a los empresarios con costes locales para el uso de bienes básicos y ampliando la compra de sus productos manufacturados por parte de la periferia. La red del comercio mundial aprovechó los puertos de Londres, Southampton, Liverpool y Bristol, que se convirtieron en los centros de acopio del cacao en Gran Bretaña; Bordeaux y Le Havre en Francia; Hamburgo en Alemania; Baltimore y Nueva York en Estados Unidos.

Comercio por barco de cacao a finales del siglo XIX y principios del XX

Las empresas mercantiles hicieron de eslabón integrando el cacao con el chocolate, apoyando la exportación desde los países africanos (colonias europeas) y vinculándola con su transformación en los mercados europeos. Otras facilitaron créditos a los agricultores ejerciendo funciones de bancos mercantiles. Detrás de estas empresas había especuladores que participaron en la construcción de precios, aprovechando el incremento de la demanda por parte de los productores de chocolate y alejando a los agricultores de la intermediación.

La ruta del cacao tuvo como característica principal el cambio de los mayores productores de países independientes, como Brasil, Ecuador y Venezuela a territorios coloniales en África y Asia, así como la continuidad de los territorios de las Indias Occidentales y en países independientes en el Caribe, como Cuba, República Dominicana y Haití. La producción en 1885 estaba distribuida entre países independientes y territorios coloniales en un 66% y 34% respectivamente. Antes de la I Guerra Mundial (1914-1918), Ghana se consolidó como el mayor productor de cacao, pasando de una exportación ínfima en 1891 a 12.927 toneladas en 1908 que para 1914 ascendía a 53.750 toneladas.

En el mapa de producción cacaotera hubo un cambio drástico en un periodo muy corto, donde los países independientes pasaron a tener menos del 50% de la producción de cacao en 1914 y los territorios coloniales pasaron al 53% de la exportación global. Algunos productores de chocolate empezaron a enfocarse más en la materia prima procedente de África como los británicos y los españoles, mientras otros perdieron influencia en el mercado como los holandeses.

En contraste con el incremento en la productividad africana por la resistencia de los árboles de cacao, los territorios de las Indias Occidentales estaban reduciendo su competitividad en el negocio ante los problemas de infraestructura y el impacto de las plagas que afectaron el avance de los cultivos en el Caribe británico.

La inversión en infraestructura y las actividades comerciales fueron necesarias para poder integrar la materia prima al consumo creciente de chocolate, donde la política imperial y la diplomacia integraron las zonas de producción cacaotera con la fabricación de chocolate, a finales del siglo XIX. En África occidental francesa fueron construidos 20 000 km de carreteras en 1920, otros 60 000 km en 1930 y 100 000 en 1940 y cerca de 4 000 km de vías férreas. Seria falso pensar que todo esto fue hecho únicamente por buena voluntad, y no para servir a los intereses coloniales.

El consumo global de chocolate no tuvo en cuenta el origen del cacao, lo que hizo que la producción chocolatera se enfocara en tener la materia prima sin importar ni conocerse las características, la procedencia y los problemas que se presentaban en las regiones productoras. La calidad y aroma del cacao pasó a un segundo plano, siendo un bien destinado a un grupo masivo de consumidores.

Los europeos desarrollaron la agricultura en sus colonias, no bajo la forma de cultivos alimenticios sino de cultivos industriales, destinados a proveer de materias primas a los países del norte y proporcionar a los africanos un ingreso monetario que les permitía ser, a la larga, compradores de productos industriales y a la vez contribuyentes.

Cultivo de maíz en un poblado del norte de Togo

La agricultura africana en general desconoce los cultivos alternos y solo excepcionalmente practica el abono, producto de la alianza raramente practicada en África entre la ganadería y la agricultura. De esta forma la tierra se empobrece tan rápidamente que apenas si da una o dos cosechas o como máximo tres. No importa que el campo se agote, se busca otro en otra parte ya que no es espacio lo que falta. Este esquema se daba todavía a principios del siglo XX con una población cifrada por diversos autores en alrededor de 120 millones de personas, cuando toda África se encontraba bajo poder colonial, frente a los cerca de 1300 millones actuales (se ha multiplicado por 11) y donde la tierra es cada vez más un bien escaso.

Sobre ello Bertaux escribe que “el suelo de África es generalmente pobre en humus, en todo caso mucho menos rico que el de las Antillas, un paraíso para los plantadores. Las plantaciones solo prosperan excepcionalmente, en cambio son innumerables los triunfos parciales y los fracasos estrepitosos. El sol africano, la sequedad y allí donde llueve, la violencia de las lluvias tropicales que embarran el suelo, son factores que no favorecen el desarrollo de la vida bacteriológica que constituye el humus. La tierra cultivable en Europa occidental es mucho menos de lo que se cree un don de la naturaleza, sino que es sobre todo el resultado del trabajo continuado de los campesinos y del abono de su “ganado” (ganado en su doble sentido, también de ganancia sobre la tierra). Es la relación del humus lo que ata al suelo al cultivador. En cambio, no hay apenas creación de humus en África.

La noción de propiedad territorial ha sido llevada a África por los europeos; hasta entonces la detentación del suelo no tenía valor y permanecía precaria.

Mapa de África de 1913 donde prácticamente todo el continente estaba colonizado


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