Seguidores

martes, 3 de junio de 2025

BOLIVIA


 

El centro de Santa Cruz


Santa Cruz de la Sierra, adonde llego después de un corto vuelo desde Asunción, es una ciudad con un centro histórico que ha ido creciendo hacia el exterior. Tiene una serie de anillos concéntricos (más o menos) que van circunvalando la ciudad desde el centro, hasta ocho, separados cada uno a un km del anterior. Luego, para unir los anillos, hay calles radiales, hasta 18, que los unen y que son transitadas por innumerables microbuses, que fueron lo que me pareció lo más peligroso que hay aquí. Es la ciudad más poblada y moderna de Bolivia, siendo la población menos indígena del país y al parecer, si pudieran, se independizarían del resto de Bolivia.

A pesar de que amenazaba lluvia, todos los días ha hecho sol, por lo que he podido aprovechar el tiempo y darme unos cuantos paseos por la ciudad. Me quedo en un hotel al lado de la plaza 24 de septiembre, la principal de la ciudad, que todo el día bulle de gente local, sobre todo al atardecer, en que vienen a observar y ser observados, a pasear, a sentarse en sus numerosos bancos y a tomar a todas horas un café con leche muy dulce, que unos repartidores van ofreciendo a menos de un euro el vaso. La verdad es que es un espectáculo sentarse y ver escenas que parecen sacadas de hace décadas, cuando no había internet y la gente se sentaba a hablar y no a mirar una pantalla. Los numerosos bancos están siempre petados de gente y es difícil encontrar uno vacío.

La plaza 24 de septiembre, en el centro
Hay algunas mesas de ajedrez de cemento, donde la gente trae sus fichas y se ponen a jugar. Ha sido una de mis ocupaciones en muchos ratos, observarlos jugar y finalmente, el último día, jugar dos partidas, una la he ganado y la otra he perdido, así que me he quedado igual. El que pierde tiene que pagar el equivalente a 25 céntimos de euro al dueño de las fichas, que suele ser alguien que juega bastante bien. Al perder, aparte de pagar, te levantas para dejar paso al siguiente.

He aprovechado para ir a mirar zapatos y he constatado que aquí tampoco usan sandalias. He encontrado una zapatería de la marca Skechers donde había unas sandalias casi iguales que las mías, pero nuevas claro. Las he estado mirando, me las he probado y mientras lo hacía, he notado que sobre todo la sandalia izquierda me apretaba fuerte y finalmente no he tenido corazón de comprar las nuevas. Me ha parecido notar un suspiro de mis sandalias al salir de la tienda y que andaba como más ligero, así que dejo este capítulo ya cerrado. Seguiremos juntos hasta que la muerte nos separe, probablemente igual que con algunas camisetas de las que me digo que es la última vez que las llevo, algunas incluso con agujeros y ahí siguen conmigo, viaje tras viaje.



También voy al zoo, ya que sé que en la selva es muy difícil ver animales. Ver al jaguar impresiona, pero más me llamó la atención el oso hormiguero gigante, que nunca antes había visto.

Un oso hormiguero gigante

A pesar de que el cambio oficial del dólar es de unos 7 pesos bolivianos, en el mercado negro (ahora llamado mercado blue o paralelo, que es políticamente más correcto) lo he cambiado entre 16 y 17 bolivianos. Esto significa que todo lo que tiene un precio local me cuesta menos de la mitad de lo que costaría normalmente. Obviamente la gente te quiere cobrar en dólares al precio del cambio oficial, pero si te empeñas en pagar en bolivianos tienen que aceptarlo. Que conste, que los que te quieren cobrar en dólares, los quieren para luego cambiarlos en el mercado paralelo.

En la ciudad hay colas interminables de coches haciendo fila en las gasolineras lo cual, aparte de una pérdida de tiempo increíble para los conductores, que a veces tienen que dormir en el coche, provoca enormes pérdidas económicas y de tiempo. Esta semana el presidente de Bolivia ha prometido que la situación está a punto de regularizarse, pero días después sigo viendo colas por todas partes.

Filas de coches kilométricas, para repostar gasolina

El domingo aprovecho para ir al jardín botánico, que tiene 207 hectáreas y donde hay una parte de bosque natural donde un letrero te avisa de que no entres ya que puedes perderte. Me lo van a decir a mí que me pierdo todavía por La Laguna, donde vivo hace 30 años. Me adentro un poco en el sendero, pero al cabo de un rato lo que me hace volver atrás no es el miedo a perderme sino los mosquitos que me estaban esperando.

Sendero para perderse en el Jardín botánico

Como ya viendo siendo una tradición, me voy a cortar el pelo, aprovechando que tengo tiempo.


Y el lunes con escala en Cochabamba vuelo a Rurrenabaque, el punto de partida en la zona amazónica, al borde del río Beni. Como el nombre es largo y cuesta acostumbrarse a él, los de aquí le llaman Rurre. El rio Beni se une al río Mamoré, formando el río Madeira que acaba constituyendo el afluente más potente del Amazonas, a unos 2000 km (más o menos) de distancia de Manaos.

Este pueblo me recuerda un poco a Leticia, la ciudad amazónica del lado colombiano, aunque es mucho más pequeño y el río tienen mucho menos movimiento de barcos y gente.

Me doy una vuelta para ver que tour escoger y no me acabo de decidir, pero lo que sé es que no quiero salir al día siguiente. He escogido un hotel que está al lado de río Beni, donde los pequeños botes pasan con sus atronadores motores.

El río Beni, a la izquierda mi hotel, y hacia el fondo, la ruta hacia la selva en bote

Esto del cambio paralelo se las trae, porque casi sin quererlo entras en la espiral de la especulación ya que de un día para otro puedes ganar o dejar de ganar (no perder) una cantidad considerable de dinero, en función de los dólares que tengas para cambiar. Para poner un ejemplo, he contratado en Rurre un tour que cuesta 480 US$, pero como he pagado en bolivianos me ha costado en realidad 210 US$ ya que cambié en Santa Cruz a 16 bolivianos por dólar cuando el cambio oficial estaba a 6,9 bolivianos. ¿Quién ha perdido? En principio nadie, quizás el estado de Bolivia ya que esto a gran escala desajusta la economía y encarece algunos productos. El que hace el tour ha cobrado los bolivianos que pedía y como sus gastos no son en dólares, ni gana ni pierde. ¿Quién ha ganado? Pues obviamente yo que he podido contratar un tour de 5 días cuando mi presupuesto llegaba para uno de 2 o 3 días y el cambista que me cambió a 16 porque cuando yo salía le estaba vendiendo mis dólares a otro a 17. No sé si ha quedado muy claro. ¡¡En todo caso, una locura y lo que es seguro es que, en las elecciones de agosto de este año, este gobierno actual no va a continuar!!

Según el gobierno los que han provocado esta situación son los bancos que tienen reservas en dólares, adquiridos a precio oficial y los ponen en el mercado paralelo a un precio muy superior. Y es que no hay duda, los bancos representados por sus altos directivos son una panda de ladrones.

Aunque no la he probado, la coca está a la orden del día, y mucha gente la va mascando en las enormes bolas que mantienen en su boca. Lo de la torcedura no pude averiguar lo que era

Cerca de Rurre hay una comunidad indígena del pueblo Tacana, Villa Alcira, donde pude ver el funcionamiento de una máquina artesanal para extraer jugo de la caña de azúcar. Cuando la vi supe que, si mi amigo Manolo estuviera aquí, se habría quedado a vivir en la comunidad.

Máquina completamente de madera para extraer el jugo

Vista de Rurrenabaque desde un cerro cercano


Y de aquí salimos hacia la selva, que es a lo que he venido




1 comentario:

  1. La banca, da igual el pais, nunca pierde. Y sí, lo de los cambios paralelos es un lío, lo pudimos experimentar en el Sahara.
    Buen viaje a la selva, estaremos pendientes de lo que cuentes 😘

    ResponderEliminar