Mientras preparo el viaje a Sierra Leona, que ya está punto
de empezar, voy pensando y escribiendo pequeñas historias de cosas que me han
pasado en algunos de los países en los que he estado. Primero pensé en ir poniendo una historia por
cada país donde he estado por orden alfabético, pero me di cuenta que me faltaban algunas
letras como la J, la K, la O, la Q, la Y y la Z. Me las apunto para ir a alguno
de esos países en breve. Pero finalmente deseché la idea del orden
alfabético y empiezo por Guatemala, porque fue la primera historia que se me
ocurrió.
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| Grupo garífuna tocando en Livingstone |
GUATEMALA
Cuando vivía y trabajaba en
Guatemala, me gustaba ir a Livingstone, al norte del país, donde vive la población
garífuna, descendiente de los antiguos esclavos negros africanos llevados a
América y que van perdiendo su identidad poco a poco, en favor de los ladinos e
indígenas que se van asentando en la ciudad.
Allí había varios lugares
espectaculares para pasar un fin de semana, así que valía la pena el largo y
aburrido viaje en bus desde Guastatoya, donde yo vivía. Estuve varias veces, utilizando
esta ciudad como trampolín para ir luego hacia Belice, cuando tenía algunos
días más, o bien me acercaba a los lugares cercanos, como Río Dulce, los Siete
Altares o Semuc Champey -donde el río se esconde bajo las piedras-.
En uno de los viajes solo me dio
tiempo a llegar a Puerto Barrios donde me quedé a dormir en un hotel enorme de
madera, el Hotel del Norte, uno de los más antiguos de la ciudad, que da idea
del esplendor que hubo cuando toda esta zona era propiedad exclusiva y una
especie de colonia de la United Fruit Company.
| Semuc Champey |
Pero vamos a la historia. Ya en Livingstone, decidí ir a bañarme a una bahía que vi por Google Maps y que pensé que podría ser un sitio bonito para nadar. Llegué a una playa solitaria y decidí entrar al mar, donde enseguida vi que el agua era poco profunda. Fui avanzando de pie hacia una zona rocosa, que formaba un recodo y al llegar ahí, oí unas voces al otro lado. Di la vuelta a la roca y entonces vi que había dos chicas en el agua que, en cuanto me vieron se pusieron a gritar como unas locas y a insultarme. Los insultos, que por pudor no me atrevo a repetir aquí, eran al parecer porque las chicas, con claro acento español de España, estaban bañándose en toples y pensaron que yo había ido a mirarlas. No sabían que en mi vida he visto más tetas y mejores de las que ellas podían llegar a mostrar.
Me quedé tan sorprendido y aturdido
de su violencia, insultos y gritos que no supe reaccionar. No me salía ninguna
palabra y a cada intento de intentar decir algo, que debería haber sido
gritando ya que estaban un poco lejos, me volvían a llenar de improperios. Sólo
se me ocurrió darme la vuelta y regresar adonde tenía la ropa, desandando mi
camino, avergonzado como si fuera un sucio pervertido.
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| Mapa para situarse |


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