En Singapore recorro Chinatown y Little India mientras espero
por Pink. Al día siguiente de su llegada, sin casi darle tiempo a ver la ciudad-isla-país
nos vamos para Johor Bahru, ya en Malasia, desde donde iremos en avión a Kota
Kinabalu, la capital de la región de Sabah, en la isla de Borneo. Paseando por
la ciudad comemos en el mercado nocturno, donde un malasio que habla español
nos quiere cobrar de más, pero sólo un poquito. Por la tarde juego al ajedrez
en el mercado y aunque llego al final con ventaja de un alfil, acabo perdiendo.
Nos empeñamos en no coger los taxis que nos ofrecen y conseguimos siempre ir en
buses locales, lo que al cabo de 3 trayectos nos ahorra el equivalente a lo que
pagamos por una noche de hotel. Como tenemos tiempo nos podemos permitir pasar
de los taxistas que se las saben todas y siempre te aprietan en los sitios
donde saben que te corre prisa. Cuando llegamos a Sandakan nos damos enseguida
cuenta de que el lugar nos gusta. Nos quedamos en un backpackers muy barato
enfrente del mar con un paseo en el que nos hacemos clientes fijos de uno de
los restaurantes. Nos vamos a pasar todo un día a Sepilok, el lugar donde
reintroducen a los orangutanes a la selva. A la hora de la comida vienen unos 8
orangutanes, todos bastante jóvenes, una de las hembras con su cría. Como a
Pink se le han descargado las pilas de la cámara y yo no traje ese día, no hay
fotos, pero en parte es mejor, así nada te distrae mientras los miras. Después
nos vamos a un centro de interpretación de flora de la selva que me gusta mucho
más que el parque botánico de Singapore.
Mono narigudo (Proboscis) en Kitambangan River |
Desde que hemos llegado a Borneo sólo
vemos plantaciones de palma de aceite. Las plantaciones se extienden por todo
el país, en llano y en montaña, y aunque todo se ve verde, este monocultivo no
puede ser bueno. Del Borneo de las películas de Sandokan me parece que ya poco
queda. De Sandakan nos vamos al rio y parque natural de Kitambangan, donde en
el lugar que nos quedamos nos sorprenden ofreciendo todo lo que nos habían prometido.
En el tour que hacemos en bote por el río vemos innumerables macacos, el mono
narigudo en grandes manadas saltando de rama en rama, un cocodrilo de al menos
3 m de largo, un orangután salvaje con una cría además de muchos pájaros, de
cuyo nombre no me acuerdo. La selva en algunos tramos parece una pantalla,
detrás de la cual está acechando la palma de aceite, que en muchos lugares
llega hasta el mismo borde del rio. No tengo ni idea de si los ingresos
económicos que la actividad turística genera por hectárea puede llegar a
equipararse a la que genera este cultivo, pero por lo que hemos visto, de
momento la batalla está perdida. En esta zona de Kintambangan se está
intentando que la investigación científica con el fin de conseguir patentes de
productos naturales pueda salvar lo que queda de selva. En un trekking que
hacemos vemos cagadas de elefante y nuestro guía nos dice que el mes pasado
estuvieron por esa zona. Aunque las instalaciones donde nos quedamos están
cercadas por una valla eléctrica, a mi me da que todo es algo del pasado que
ahora sólo sirve como reclamo para ilusionar a los turistas y que las cagadas
las van a buscar lejos, dentro de la selva, para que te lo creas. Pero aunque
fuera así, todo vale para preservar la selva.
Después de 2 noches en la ribera del río nos vamos a
Semporna, donde el negocio es el buceo. Ahí está la exclusiva isla de Sipadan,
uno de los mejores lugares del mundo para bucear. Todo el negocio gira
alrededor de ello y nos cuesta encontrar una forma de disfrutar de las
vacaciones y de la isla a la que al final vamos, Mabul, sin estar todo el día
buceando como locos. Buceo con Pink y por primera vez paso de los 50 minutos
bajo el agua y además vemos varios peces que nunca había visto antes, además de
varias tortugas gigantes, a las que esta vez, al ir con botellas, no toco.
Todo lo que se ve aquí es artificial. Los arrecifes son en
realidad construcciones de madera hundidas en el mar, incluso con neumáticos
colgando como si a los peces les gustara balancearse. La isla de Kapalai, donde
vamos a bucear es sólo una pequeña mancha de arena alrededor de la cual han
construido los apartamentos sobre pilotes. Hay un barco descargando combustible
y agua, ya que aquí todo hay que traerlo. No vemos la sostenibilidad de todo
esto por ningún lado.
Por la noche en Mabul hay unas tormentas impresionantes y
todas las habitaciones y casitas, que están sobre pilotes, se tambalean. Al
parecer, hace 4 meses un pequeño maremoto se llevó parte de las instalaciones.
Camino de Mabul, la mezquita flotante al fondo |
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