Seguidores

lunes, 29 de octubre de 2012

Malasia 2

Cabañas en Mabul

Pasé un par de días en Singapore esperando a Pink y una noche quedé con Sean, un malasio que conocí el año pasado buceando en Malapascua y que vive en Singapore. Desde entonces habíamos estado en contacto y me había prometido que si yo iba a Singapore me iba a invitar a comer tapas. Cuando llegamos al lugar, este estaba cerrado (menos mal, porque era un restaurante de comida mejicana) y nos fuimos a un lugar popular donde comen los singapurenses. Allí nos encontramos con sus amigos, algunos couchsurfers y otros filipinos y nos pasamos la noche entretenidos haciendo lo que a esta gente más le gusta que es comer.
Borneo
Quizás no supimos donde ir o las expectativas eran demasiado altas pero en resumidas cuentas Borneo no fue un lugar que nos encantara. A mí lo que más me gustó fue el río Kinabatangan donde volvimos a aplicar nuestra cura de rejuvenecimiento, que ya habíamos iniciado con Pink hace años en el río San Juan. También fue en el río donde sufrimos la mayor lluvia que yo nunca haya visto. Llevábamos una hora navegando sin ver ningún animal hasta que vimos un par de orangutanes. Veíamos que la lluvia se acercaba pero todos pensábamos que iban a ser cuatro gotas. Cuando empezó a caer dolía en las partes del cuerpo que llevabas descubiertas y no podías mantener los ojos abiertos. Nuestro guía tenía problemas para manejar el bote ya que no veía nada y además, la cantidad de agua que caía dentro del bote se iba acumulando en la parte de atrás. Cuando vi que el guía tenía problemas para manejar y achicar agua le fui a echar una mano y vi que el recipiente de gasolina empezaba a bailar sobre el agua y la batería ya estaba anegada. Poco a poco fuimos consiguiendo reducir el nivel de agua acumulada y al cabo de rato la lluvia empezó a bajar su intensidad.
Una noche, antes de venir a Malasia, estaba en Cebú con un grupo de gente en el bar de la academia de inglés ya que había sido el día de la clase de salsa. Un gringo que suele venir por ahí, aprovechó el momento de aglomeración de gente en la barra para contar una de sus historias. Es de los que les gusta que le escuchen y con la mirada busca los ojos de la gente para captar más interlocutores. Contaba que había nacido en Chicago, de madre alemana y padre norteamericano. Se había criado en Estados Unidos, en Alemania y en Hong Kong, además de una estancia en Hawai, no sé si por ese orden y además su adolescencia la había pasado en Filipinas. Pero finalmente decía que en realidad se consideraba mitad alemán, mitad norteamericano. Un filipino que había estado escuchando atentamente le miro con una sonrisa y le dijo que él había nacido en Filipinas y que toda su vida había vivido aquí, pero que se consideraba mitad filipino y mitad filipina, a lo que el gringo ya no supo que decir.
Esa dualidad en algunas personas ya la he observado otras veces. Yo ya me había fijado en este filipino/a que al bailar salsa, aunque hacía de hombre bailando con una chica, se movía como si fuera chica, intercambiando constantemente los papeles. Desde entonces, en mi viaje por Malasia con Pink nos hemos ido fijando en l@s mitad y mitad y finalmente descubrimos en la isla Perhentian Kecil un hombre que era mitad malayo y mitad nica. Lo de malayo se reconocía porque llevaba enrollada a la cintura una tela que le servía de toalla-pantalón mientras que lo nica se veía en que la camiseta la llevaba enrollada hacia arriba, dejando al descubierto su barriga y espalda, con lo que dejaba que la brisa lo refrescase y secase el sudor de estas nobles partes, costumbre que como es bien sabido, fue inventada en Nicaragua y es practicada con vehemencia por casi todos los hombres, sobre todo los más gordos.
Malayo-Nica

Nos fuimos de Borneo por Tawau, un aeropuerto cerca de Semporna, adonde nos lleva un turista pirata que al final nos acaba pidiendo algo más del dinero acordado para que su mujer coma pollo, ya que también la ha traído de excursión con nosotros. Pues se quedó sin pollo la señora. Llegamos a Kuala Lumpur a medianoche y nos quedamos en el aeropuerto, donde mal dormimos, ya que nuestro vuelo a Kota Bahru salía a las 6 de la mañana y no valía la pena ir a la ciudad por un rato. Esa misma mañana llegamos a la más pequeña de las islas Perhentian, donde nos quedaremos 3 días. Alli hacemos un par de excursiones en barco y vemos tiburones black tip (aleta negra), no muy grandes pero preciosos de verlos nadar y uno de ellos nos deja acercarnos hasta muy poca distancia y seguirlo un buen rato sin que se aleje mucho de nosotros.

En el bus que nos lleva hacia el Teman Negara me siento algo enfermo, resfriado, cuando Pink me pone al auricular de su MP3 con la canción “Mi niña bonita” que tanto había escuchado en Nicaragua. Me da tanta alegría escucharla que me pondría a bailar con el chofer del autobús si no estuviera el tráfico tan denso. Me quedo un rato recordando tiempos pasados.
Nos quedamos sólo un par de noches en la selva de Teman Negara. Aunque es la entrada a la selva más antigua del planeta y de una extensión de unos 4.000 km2, es un lugar bastante turístico y le están poniendo peldaños a la montaña, al estilo de Costa Rica,para facilitar la venida de más turistas, incluidos los de más edad que son los que más dinero tienen. Pero es que la otra opción, los trekking hacia el interior de la selva no nos apetecían por las sanguijuelas que se te pegan por todo el cuerpo. Al final, de nuestro grupo yo fui el único que pillo una.
La marca de la sanguijuela

Los desayunos a lo malasio son con arroz o fideos, y normalmente todos con picante. A partir de las 8 de la mañana puedo con ello pero si son las 7 todavía no me atrevo. En las comidas, en los sitios populares en vez de servilletas muchas veces te ponen un rollo de papel del WC, lo que le encantaría a mi amigo Uli si estuviera aquí.
Tal como ya he ido viendo en muchos de estos países, mi impresión es que tienen un modelo de desarrollo completamente insostenible. De momento parece que tienen una gran cantidad de yacimientos de petróleo y de gas, lo que les permite vender la gasolina a 50 céntimos de euro el litro y mantener este tren de vida. El despilfarro de energía es evidente y por ejemplo puedes estar en una cabaña, en medio del mar, con aire acondicionado en tu habitación, pero con una ventana que tiene aberturas suficientes para que si apagas el aire al cabo de un minuto la temperatura interior se ha igualado a la exterior. Malasia es además el mayor productor de aceite de palma del mundo, con un 40% de la producción total, lo que se ve al viajar por el país, con kilómetros de paisaje de palmerales. A nivel ambiental será algo que le acabará pasando factura en algún momento de la historia a este país.
Poblado Orang Asli en Teman Negara


No hay comentarios:

Publicar un comentario