Seguidores

martes, 9 de diciembre de 2014

Perú 2

En la comunidad me convierto en el centro. Los niños son los primeros que se atreven a acercarse, luego vienen las mujeres mayores, finalmente los hombres. Cuando paso cerca de las casas oigo las risas y entreveo a las mujeres que me atisban por las rendijas de sus paredes de madera.
Al día siguiente participamos en la asamblea de la comunidad donde me tuve que presentar y me pidieron mi nombre y apellido, lo que para ellos es muy importante. Escuchando la asamblea, en la que mezclaban su idioma con el castellano, me pareció que la población indígena es más abierta que en Guatemala y en todo caso menos violenta.
Los técnicos con los que ando, ambos asháninka, dicen que ellos avisan a la comunidad por radio de que van a llegar y que como sea llegan, porque es la única manera de ganarse la confianza de la gente y que sepan que cuando dicen que van a llegar, así lo hacen. La asamblea de la comunidad discute su plan de trabajo y acuerdan que lo van a dar a las instituciones para que no interfieran en las actividades mensuales que programan para la comunidad. Estos pueblos pertenecen a la comunidad indígena Asháninka, que son la mayoritaria en la Amazonía peruana y que tienen su propio idioma, del mismo nombre.
Al día siguiente, después de recoger muestras de achiote que es a lo que hemos venido, nos trasladamos a otra comunidad, ya en el camino (mejor dicho río) de vuelta, nos avisan de que hay 2 grandes troncos que han quedado atravesados por la crecida producida por la lluvia de la noche y que no hay paso. La asamblea decide mandar una comisión formada por 2 jóvenes con sus hachas para despejar el río. A partir de ahora se llaman “la comisión”.
El primer tramo lo hacemos sin motor, dejándonos arrastrar por la corriente y con los 2 técnicos evitando las piedras y troncos con sus palos de madera, oyendo el rozar del agua con el bote y el canto de los pájaros tras la lluvia. Por el camino encontramos a los de la comisión que vienen nadando, usando unos troncos livianos como balsa.
La comisión
Mientras ellos cortaban el tronco me sentía como un inútil ya que no ayudé porque lo único que podía pasar es que me cayera del tronco al agua, o que me cortara el pie con el hacha filosa y además que hiciera el ridículo por falta de fuerza al tercer hachazo. Ellos en cambio parece que tienen ventosas en los pies, les sobran fuerzas y cada golpe lo dan exactamente en el lugar que han elegido. ¡Yo me consolaba pensando en que alguien tenía que encargarse de hacer las fotos para el blog !! A uno de los jóvenes se le cayó la gorra al río y se perdió con la corriente. Le regalé la mía aunque no sé si fue suficiente compensación por todo el esfuerzo realizado. Por la tarde-noche llegamos a Capelo, la siguiente comunidad donde vamos a recoger achiote. Las muestras que se recogen servirán para analizar el contenido en bixina del fruto. A mayor contenido mayor precio. Se busca tanto el contenido en esta materia activa, como el peso y la producción de los árboles. La combinación de estos factores dará las 2 o 3 especies que son más rentables para plantar, no las 8 o 10 que tienen ahora.
Maíz y achiote
Nos quedamos a dormir en una casa donde me dan una cama y compartimos la habitación con toda la familia. Poco dura mi alegría ya que la cama es de bambú, sólo sirve para estar separada del suelo y no tiene colchón, por lo que es igual de dura que dormir en el suelo.
Cada día por la noche he preguntado a los lugareños si va a llover y mirando la luna me dicen que no. A las pocas horas caen unos chaparrones de miedo con truenos y relámpagos impresionantes. Se ve que la meteorología no es lo suyo.
En las comunidades me preguntaban de donde soy. Cuando les digo que de Barcelona no les sonaba de nada. España tampoco. Eso ya me gustó. De Guatemala les gustaba el nombre, debe ser por su sonoridad y origen indígena, así que lo repetían y con ese nombre se quedaron. Me preguntaron que si en mi país había indígenas como ellos y cuando les dije que en Guatemala si, definitivamente ya les gustó más y repetían el nombre entre ellos. Para comunicarse conmigo usaban su español que es bastante precario. Incluso uno de los técnicos que me acompañan usa la tercera persona del singular cuando se refiere a sí mismo, o sea dice por ejemplo “yo vino para la comunidad ayer”. 
El jefe
Tengo una foto donde el jefe insistió en ponerme la corona con la pluma. Mi cabeza es mayor que la del jefe por lo que la corona me quedaba pequeña así que esa foto me la reservo y sólo la mostraré en presencia de mi abogado.

Continuará…..

No hay comentarios:

Publicar un comentario