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martes, 16 de diciembre de 2014

Perú 3



Al atravesar caminando zonas de selva o al estar en los campos de cultivos, la cantidad de insectos aumenta considerablemente. Al borde del río me picó una especie de avispa en el brazo. La picada me empezó a arder, y me dejó el brazo como con fiebre, ardiendo, hasta que la temperatura fue bajando y despareció a los 2 días.
Ya de regreso a Puerto Bermúdez me pongo de nuevo en camino temprano por la mañana con el mismo busito que a la ida y que esta vez sólo tarda 6 horas para llegar a Pucallpa. Los picores en el cuerpo aparecen cuando ya estoy de vuelta. Son silenciosos, como lo que fuera que me picó, se nota más al amanecer y al anochecer, como si el sol o la luna influyeran en ellos y finalmente, igual como han venido, se acaban yendo.
En Pucallpa leo que a Iquitos se tarda de 4 a 8 días navegando por el río Ucayalli, dependiendo de si es época lluviosa o seca. Si cierro los ojos, lo dejaría todo y me iría, por eso, de momento no me permito cerrarlos.

Dicen de Pucallpa que es la ciudad más nueva del Perú. En algunas cosas se nota como en sus calles anchas, con aceras sin obstáculos y todas con rampas para sillas de ruedas. Desde el primer momento sé que me gusta esta ciudad. Para ello hay una señal inconfundible. Si llego, tiro mis cosas en la cama de la habitación del hotel y me olvido de la cámara y salgo a explorar la ciudad donde estoy, entonces es que me gusta. El único problema es que no suele haber fotos de los primeros momentos.
Como tengo el domingo libre aprovecho la mañana para irme de excursión a la laguna de Yarinacocha. Contrato una lancha para mí solo y me voy con Leo el propietario y su hija a dar una vuelta. Hay varios pájaros de los que sólo identifico una águila (pescadora ?) y Leo me enseña un perezoso perfectamente mimetizado en el árbol donde está durmiendo. Ya regresando al puerto un delfín rosado sale y me enseña el lomo dos veces, que es mejor que nada.
Buscando al perezoso

En Perú hay farmacias en cada esquina y entre las esquinas, o sea en todas partes. Y además siempre están llenas por lo que debe ser un negocio redondo. También hay muchos casinos y lugares con máquinas tragamonedas, todo ello símbolo de la miseria de un país a pesar de la riqueza a veces aparente.
En Pucallpa los mototaxis también son una plaga como en tantos otros lugares. Es la solución fácil que alarga el problema pero que parece resolverlo en el momento. Soluciona el problema de transporte de una ciudad que crece, da empleo a un montón de jóvenes y permite que la gente viaje de puerta a puerta, lo que en estos países gusta mucho. Por el contrario es el sistema más ineficaz de transporte que existe, su consumo energético es enorme comparado con modelos que permitan llevar más pasajeros, su precio relativo es elevado y la contaminación acústica es tremenda. Viendo el plano de la ciudad que es prácticamente cuadriculado, se me ocurría como instalar un sistema de buses que sólo irían en una dirección de forma paralela cada 6 calles por lo que la distancia máxima que una persona debería caminar para tomar el bus sería de 3 cuadras (1 cuadra son 84 m lineales, lo que significa unos 4 minutos a una velocidad promedio de 4 km/hora). Pero no se lo cuento obviamente a ningún mototaxista.

Por la noche quedo a cenar con un arquitecto que he conocido en una visita al jardín botánico. Cuando le pregunto si cree en lo que nos contó el director del jardín sobre algunos de los árboles que vimos me veo confrontado a un mundo de magia y remedios naturales, de árboles guía que te dicen mediante sueños lo que hacer, de plantas milagrosas que todo lo curan, ante lo que no sé qué decir.
A punto ya de abandonar Pucallpa, echo una última mirada al río y vuelve de nuevo a cobrar realidad el sueño de embarcarme en cualquier lugar del Perú para acabar bajando todo el Amazonas, pasando por mi tan soñada Leticia.

Por si no lo habías visto




Continuará ……

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