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viernes, 19 de mayo de 2017

Raja Ampat


Bote pasando delante de mi cabaña, Kri Island
Empecé este viaje como siempre, de forma frenética, con 4 vuelos de Siem Reap a Kuala Lumpur-Jakarta-Makassar-Sorong que me llevaron en 24 horas a la esquina noroeste de Papua. De ahí todavía quedaba un barco hasta Wasai y luego un fuera borda para llegar a mi destino final, la isla de Kri. En total 30 horas de viaje para llegar a mi isla 97. Me porté como un hombre y ahí estaba, sin llorar, fresco como una rosa, pertrechado con 10 millones de rupias (unos 750 euros al cambio) ya que no hay cajeros en estas islas y preparado para lo que hacía años que quería hacer, nadar en uno de los sitios más impresionantes del planeta (con el récord mundial de identificación de 374 especies marinas diferentes en una sola inmersión). En el último momento, en Sorong justo antes de embarcar todavía me dio tiempo a ir a una tienda local y comprarme unas aletas, lo que se demostró como una buena decisión. De mi viaje alrededor del mundo me habían quedado un par de flecos, uno era Raja Ampat y el otro las islas Banda. A por el primer fleco ¡!.
Vista desde la cabaña de la zona de buceo hasta la isla de Mansuar
Nada más llegar, deje las cosas en la cabaña y me fui a nadar. Desde donde estaba se puede nadar hasta la isla de Mansuar, pasando enfrente de un islote que te protege de las fuertes corrientes y este primer contacto con las aguas del Parque Nacional marino de Raja Ampat fue como ir al supermercado. Primero había una tortuga remoloneando en los corales, por debajo de ella pasaron hasta 5 black tip sharks de diferentes tamaños, unos atunes avanzaban por el otro lado junto a unos enormes Jack fish, todos ellos rodeados de miles de peces de colores en un caleidoscopio sin fin.

Poblado en la isla de Mansuar
Después de haberme emborrachado de peces y colores, me pongo a pasear por el pueblo de Mansuar donde, al ser mediodía, la gente está en sus casas, tiradas en el suelo, para escapar del calor. El camino de arena que atraviesa el pueblo está lleno de manchas rojas, producto de los escupitajos para eliminar el jugo de los betel nuts, una droga contenida en estas nueces que mastican y que les quita el hambre y les da fuerza. Incluso niños con 2 años ya aprenden a masticarlos, las consecuencias más tarde serán dientes corroídos por el ácido, encías sangrantes y problemas estomacales.
En Kri no hay nada que hacer más que ver el tiempo pasar, oír la brisa susurrarle a las hojas, sentir el crujir de las páginas de tu libro, vislumbrar el destello de los peces al saltar fuera del agua, el calor al pegarse a tu piel.
Viendo pasar el tiempo
No tenía planes concretos, más que según me gustase más o menos la isla, quedarme o cambiarme a otra. Pero me gusta tanto que decido quedarme hasta 12 días, animado no sólo por lo impresionante del mundo submarino sino además porque me he cambiado a una cabaña que está directamente en el agua encima de pilotes y por la gente con la que coincido, unos franceses con los que aprovecho para practicar mi francés oxidado y con los que me entiendo muy bien. Además, el precio de la cabaña es menor a lo que había previsto, sólo 20 dólares por día, incluyendo las 3 comidas.

Con Fon y Patrice
A lo largo de estos días veo un pez cocodrilo, al gracioso walking shark que es un tiburón que tiene unas pequeñas patas que le permiten caminar por el fondo del mar, dos enormes morenas verdes enroscadas y mucho más. No hay ningún día en que no vea en cada inmersión al menos una tortuga y un tiburón, algunos de un tamaño considerable.
Para que no todo fuera tan maravilloso, al cabo de unos días se produce una diarrea generalizada entre todos los que estamos en este homestay, lo que achacamos a algún problema de higiene en la comida. Lo hablamos con el dueño, Raimon, quien organiza enseguida un zafarrancho general de limpieza en la cocina y algunas mejoras en los baños

Preparando la comida, recién salida del mar
Gracias a mi super estómago, sólo estoy un día fuera de servicio (como llueve ese día me sirve para descansar en mi cabaña) mientras los demás tardan algo más en recuperarse. Al día siguiente vuelve a salir el sol y cuando el sol brilla es como si la vida me sonriera.

La lluvia puede llegar a ser muy fuerte y formarse una tormenta en pocos minutos

De tanto nadar por los mismos sitios ya reconozco a alguno de los grandes Jack fish, de los que hay un grupo de unos 30 de alrededor de 1 m de largo, ya que son muy territoriales y suelen moverse por la misma zona. Al revés, también algunos peces parecen ya conocernos y en concreto los triggerfish, unos peces de unos 30-40 cm, con un diente protuberante en los morros, que normalmente no te hace caso, parece que están en época de puesta de huevos y te atacan con una mala leche de la que uno no los creía capaces y toca defenderse con las aletas dándoles en el mismo hocico. Los más grandes pueden llegar a morderte y al parecer hacen daño. Al atardecer veo a los black tip sharks juveniles nadar enfrente de la cabaña y también los walking sharks, que vienen a en busca de algún crustáceo.


Uno de los días un grupo vamos en bote de paseo a la isla de Arborek, donde puedo nadar entre dos bancos de peces de diferente tamaño y cuando te sumerges entre ellos, son tantos, que no dejan pasar la luz del sol. Luego vamos a una estación de limpieza de mantas gigantes, donde vemos al menos 5 ejemplares de más de 4 metros de largo. Finalmente ya de regreso a nuestra isla vemos a un grupo de rorcales muy cerca de nuestro bote. Cuando ya me estoy poniendo las gafas para intentar nadar con ellos, el capitán dice que no es aconsejable nadar aquí ya que suele haber tiburones blancos que acechan las crías de los rorcales. Al parecer ha habido ya algunos ataques, tanto de tiburones como de cocodrilos (en los manglares) a turistas, incluso con algún muerto, aunque las noticias no suelen trascender para no ahuyentar al turismo. Así que me quedo con las ganas de nadar con estos enormes animales. Ya al mediodía había intentado nadar con unos delfines que cada vez que me acercaba se sumergían y se alejaban. Me quedé con ganas de más.
Arborek island
Esto me gusta tanto que ya estoy planificando volver el año que viene en enero-febrero en un barco live aboard, o sea en un barco con camarotes  que va viajando alrededor de las islas y que te permite nadar o bucear en los mejores sitios. ¿Alguien se apunta?
Nos vamos de excursión
Mientras, entre historias de ataques de tiburones, de islas secretas, dejándome mecer por el viento en la hamaca, los días parecen pasar tan rápido como las corrientes que te alejan de la orilla. Llevo días andando descalzo, dejando deslizarse las sensaciones como el plancton que acaba fagocitado por los peces, admirando la elegancia de los tiburones al nadar, la disciplina militar de las enormes barracudas y la aparente torpeza de las tortugas así como la belleza reflejada en los colores de los corales, que me recuerdan a los de Timor Leste.
Manta point
En algún momento me arrepiento de no tener una cámara submarina para poder fotografiar las maravillas que veo y que me es imposible reflejar en el papel. Pero cuando veo a los dos buceadores con los que a veces coincido mientras ellos están sumergidos y yo en la superficie y veo como todo lo ven a través del visor de su cámara, que luego amplían por la tarde en su ordenador, me alegro de no tenerla y pienso que el que quiera ver la imágenes, pues que venga (recuerda, enero o febrero 2018 !!) o que mire un reportaje del National Geographic.
En las diferentes cabañas del homestay hay gente de 8 países diferentes y solamente un inglés, uno de los buceadores. Todos nos entendemos perfectamente en el inglés que cada uno habla a su manera y curiosamente al que nadie entiende es al inglés y es que claro, es el único que no habla globish, que como me acabo de enterar, es lo que en realidad hablamos el resto ¡!.
Finalmente la rata que había visto merodear en mi cabaña consiguió perforar mi lata de nueces que me guardaba para el último día y se las comió todas. El único remedio es no tener comida en la cabaña, aunque la verdad que al ser la comida que te dan un poco justa, no está de más tener algo de reserva. En mi último día, llega más gente y como las raciones de comida no son suficientes, se puede apreciar en algunos lo peor que cada uno lleva dentro. Es el momento de irse, viendo que en el paraíso también hay claro-oscuros.






3 comentarios:

  1. Buenas, estare yo y mi mujer a finaalea de octubre ppr alli y me gustaria saber que tal el homestay de raimon...creo que es mangkur kodon...tenemos pensado estar unos 15 dias en raja ampat y en kri hemos visto este que tiene buena pinta. Un saludo y enhorabuena por el blog!!

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  2. Ahh y crees que es necesario hacer reserva para poder tener el bungalow sobre el agua?? Graciasss

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  3. Hola, lo siento, acabo de ver el comentario, asi es Mangkur Kodon, Raimon el dueño es muy amable, a mi me encanto, vuelvo a ir ahora a finales de octubre-principios de noviembre, vale la pena. La reserva no esta tan claro, es mas el principio de quien llega primero escoge, pero es bueno reservar para que sepa que vais

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