Bote pasando delante de mi cabaña, Kri Island |
Empecé este viaje como siempre,
de forma frenética, con 4 vuelos de Siem Reap a Kuala Lumpur-Jakarta-Makassar-Sorong
que me llevaron en 24 horas a la esquina noroeste de Papua. De ahí todavía
quedaba un barco hasta Wasai y luego un fuera borda para llegar a mi destino
final, la isla de Kri. En total 30 horas de viaje para llegar a mi isla 97. Me
porté como un hombre y ahí estaba, sin llorar, fresco como una rosa, pertrechado
con 10 millones de rupias (unos 750 euros al cambio) ya que no hay cajeros en
estas islas y preparado para lo que hacía años que quería hacer, nadar en uno
de los sitios más impresionantes del planeta (con el récord mundial de
identificación de 374 especies marinas diferentes en una sola inmersión). En el
último momento, en Sorong justo antes de embarcar todavía me dio tiempo a ir a
una tienda local y comprarme unas aletas, lo que se demostró como una buena
decisión. De mi viaje alrededor del mundo me habían quedado un par de flecos,
uno era Raja Ampat y el otro las islas Banda. A por el primer fleco ¡!.
Vista desde la cabaña de la zona de buceo hasta la isla de Mansuar |
Nada más llegar, deje las cosas en
la cabaña y me fui a nadar. Desde donde estaba se puede nadar hasta la isla de
Mansuar, pasando enfrente de un islote que te protege de las fuertes corrientes
y este primer contacto con las aguas del Parque Nacional marino de Raja Ampat fue como ir al
supermercado. Primero había una tortuga remoloneando en los corales, por debajo
de ella pasaron hasta 5 black tip sharks de diferentes tamaños, unos atunes
avanzaban por el otro lado junto a unos enormes Jack fish, todos ellos rodeados
de miles de peces de colores en un caleidoscopio sin fin.
Poblado en la isla de Mansuar |
Después de haberme emborrachado
de peces y colores, me pongo a pasear por el pueblo de Mansuar donde, al ser mediodía, la gente
está en sus casas, tiradas en el suelo, para escapar del calor. El camino de
arena que atraviesa el pueblo está lleno de manchas rojas, producto de los
escupitajos para eliminar el jugo de los betel nuts, una droga contenida en
estas nueces que mastican y que les quita el hambre y les da fuerza. Incluso
niños con 2 años ya aprenden a masticarlos, las consecuencias más tarde serán
dientes corroídos por el ácido, encías sangrantes y problemas estomacales.
En Kri no hay nada que hacer más
que ver el tiempo pasar, oír la brisa susurrarle a las hojas, sentir el crujir de
las páginas de tu libro, vislumbrar el destello de los peces al saltar fuera
del agua, el calor al pegarse a tu piel.
Viendo pasar el tiempo |
No tenía planes concretos, más
que según me gustase más o menos la isla, quedarme o cambiarme a otra. Pero me
gusta tanto que decido quedarme hasta 12 días, animado no sólo por lo impresionante
del mundo submarino sino además porque me he cambiado a una cabaña que está directamente
en el agua encima de pilotes y por la gente con la que coincido, unos franceses
con los que aprovecho para practicar mi francés oxidado y con los que me
entiendo muy bien. Además, el precio de la cabaña es menor a lo que había
previsto, sólo 20 dólares por día, incluyendo las 3 comidas.
Con Fon y Patrice |
A lo largo de estos días veo un
pez cocodrilo, al gracioso walking shark que es un tiburón que tiene unas
pequeñas patas que le permiten caminar por el fondo del mar, dos enormes
morenas verdes enroscadas y mucho más. No hay ningún día en que no vea en cada
inmersión al menos una tortuga y un tiburón, algunos de un tamaño considerable.
Para que no todo fuera tan
maravilloso, al cabo de unos días se produce una diarrea generalizada entre
todos los que estamos en este homestay, lo que achacamos a algún problema de
higiene en la comida. Lo hablamos con el dueño, Raimon, quien organiza
enseguida un zafarrancho general de limpieza en la cocina y algunas mejoras en
los baños
Preparando la comida, recién salida del mar |
Gracias a mi super estómago, sólo
estoy un día fuera de servicio (como llueve ese día me sirve para descansar en
mi cabaña) mientras los demás tardan algo más en recuperarse. Al día siguiente
vuelve a salir el sol y cuando el sol brilla es como si la vida me sonriera.
La lluvia puede llegar a ser muy fuerte y formarse una tormenta en pocos minutos |
De tanto nadar por los mismos
sitios ya reconozco a alguno de los grandes Jack fish, de los que hay un grupo
de unos 30 de alrededor de 1 m de largo, ya que son muy territoriales y suelen
moverse por la misma zona. Al revés, también algunos peces parecen ya
conocernos y en concreto los triggerfish, unos peces de unos 30-40 cm, con un
diente protuberante en los morros, que normalmente no te hace caso, parece que
están en época de puesta de huevos y te atacan con una mala leche de la que uno
no los creía capaces y toca defenderse con las aletas dándoles en el mismo
hocico. Los más grandes pueden llegar a morderte y al parecer hacen daño. Al
atardecer veo a los black tip sharks juveniles nadar enfrente de la cabaña y
también los walking sharks, que vienen a en busca de algún crustáceo.
Uno de los días un grupo vamos en
bote de paseo a la isla de Arborek, donde puedo nadar entre dos bancos de peces
de diferente tamaño y cuando te sumerges entre ellos, son tantos, que no dejan
pasar la luz del sol. Luego vamos a una estación de limpieza de mantas
gigantes, donde vemos al menos 5 ejemplares de más de 4 metros de largo.
Finalmente ya de regreso a nuestra isla vemos a un grupo de rorcales muy cerca
de nuestro bote. Cuando ya me estoy poniendo las gafas para intentar nadar con
ellos, el capitán dice que no es aconsejable nadar aquí ya que suele haber
tiburones blancos que acechan las crías de los rorcales. Al parecer ha habido
ya algunos ataques, tanto de tiburones como de cocodrilos (en los manglares) a
turistas, incluso con algún muerto, aunque las noticias no suelen trascender
para no ahuyentar al turismo. Así que me quedo con las ganas de nadar con estos
enormes animales. Ya al mediodía había intentado nadar con unos delfines que
cada vez que me acercaba se sumergían y se alejaban. Me quedé con ganas de más.
Arborek island |
Esto me gusta tanto que ya estoy
planificando volver el año que viene en enero-febrero en un barco live aboard,
o sea en un barco con camarotes que va
viajando alrededor de las islas y que te permite nadar o bucear en los mejores
sitios. ¿Alguien se apunta?
Nos vamos de excursión |
Mientras, entre historias de
ataques de tiburones, de islas secretas, dejándome mecer por el viento en la hamaca,
los días parecen pasar tan rápido como las corrientes que te alejan de la
orilla. Llevo días andando descalzo, dejando deslizarse las sensaciones como el
plancton que acaba fagocitado por los peces, admirando la elegancia de los
tiburones al nadar, la disciplina militar de las enormes barracudas y la
aparente torpeza de las tortugas así como la belleza reflejada en los colores
de los corales, que me recuerdan a los de Timor Leste.
Manta point |
En algún momento me arrepiento de
no tener una cámara submarina para poder fotografiar las maravillas que veo y
que me es imposible reflejar en el papel. Pero cuando veo a los dos buceadores
con los que a veces coincido mientras ellos están sumergidos y yo en la
superficie y veo como todo lo ven a través del visor de su cámara, que luego
amplían por la tarde en su ordenador, me alegro de no tenerla y pienso que el
que quiera ver la imágenes, pues que venga (recuerda, enero o febrero 2018 !!)
o que mire un reportaje del National Geographic.
En las diferentes cabañas del
homestay hay gente de 8 países diferentes y solamente un inglés, uno de los
buceadores. Todos nos entendemos perfectamente en el inglés que cada uno habla
a su manera y curiosamente al que nadie entiende es al inglés y es que claro,
es el único que no habla globish, que como me acabo de enterar, es lo que en
realidad hablamos el resto ¡!.
Finalmente la rata que había
visto merodear en mi cabaña consiguió perforar mi lata de nueces que me
guardaba para el último día y se las comió todas. El único remedio es no tener
comida en la cabaña, aunque la verdad que al ser la comida que te dan un poco
justa, no está de más tener algo de reserva. En mi último día, llega más gente
y como las raciones de comida no son suficientes, se puede apreciar en algunos
lo peor que cada uno lleva dentro. Es el momento de irse, viendo que en el
paraíso también hay claro-oscuros.
Buenas, estare yo y mi mujer a finaalea de octubre ppr alli y me gustaria saber que tal el homestay de raimon...creo que es mangkur kodon...tenemos pensado estar unos 15 dias en raja ampat y en kri hemos visto este que tiene buena pinta. Un saludo y enhorabuena por el blog!!
ResponderEliminarAhh y crees que es necesario hacer reserva para poder tener el bungalow sobre el agua?? Graciasss
ResponderEliminarHola, lo siento, acabo de ver el comentario, asi es Mangkur Kodon, Raimon el dueño es muy amable, a mi me encanto, vuelvo a ir ahora a finales de octubre-principios de noviembre, vale la pena. La reserva no esta tan claro, es mas el principio de quien llega primero escoge, pero es bueno reservar para que sepa que vais
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