En Rangon hay bastante más
diversidad con iglesias indias, musulmanas, pagodas, edificios coloniales
ingleses y gente variopinta por la calle. No hay que olvidar que tienen
frontera con India, China, Bangladesh, Laos y Tailandia, y eso hace que se
puedan ver todas esas facciones además de las propias etnias y otra gente que
los ingleses trajeron de sus colonias. Myanmar y Birmania significan los mismo
en dos de los idiomas del país, y el nombre de Birmania fue cambiado a Myanmar
por los militares.
Cosechando vegetales en las aguas nauseabundas alrededor de Rangon |
Mi impresión de los birmanos
es que son bastante cochinos. Se pasan el día escupiendo el líquido de la nuez
roja que mastican o de un color verde si se trata de unas hojas. Por todos
lados hay basura y el plástico también aquí es problema que parece insalvable
La buena noticia del tráfico es que aquí los conductores respetan los
semáforos y se paran (todos) cuando está en rojo. Me imagino que, si no, los
militares te meten en una cajita. La mala noticia es que no respetan a los
peatones y que pitan sin parar, muchas veces sin razón. En general conducen muy
rápido. Cuando no hay semáforo ahí ya es otra historia, prevalece la ley del
más fuerte, del más atrevido y que más insistentemente toque el claxon.
Mientras me moví en bicicleta por Mandalay, me acordé de la escuela que ha
significado para mi conducir en Camboya, por lo que los cruces de aquí no me
dan ni frio ni calor.
En el centro de Rangun no
hay bicis, ni motos, ni tuk tuk’s. Sólo algunas rikshaws para turistas y bicis
de servicios de mensajería. Aquí ha ganado claramente el coche, aunque hay que
decir que la mayoría son taxis (muy baratos) y un numeroso y eficiente servicio
de buses que ya lo quisiera Camboya.
Venta en las estaciones de tren |
También hay tren en la
ciudad y cogí un que recorre toda la periferia de la ciudad, en un viaje
circular que dura unas 3 horas y vale 10 céntimos de euro (y yo todavía pregunté
que, si me bajaba y luego volvía a subir en el siguiente tren, si todavía valía
el billete ¡!)
Alistando los productos de venta para cuando lleguen al centro |
Por otro lado son muy
laboriosos, y en todo sitio y a todas horas están haciendo algo. Las calles están
llenas de puestos callejeros, muy baratos y siempre llenos de gente. Me
pregunto de que viven los restaurantes pero parece que hay gente para todos.
La vida en la calle |
Divesidad de plátanos en Chinatown |
El pescador remando con la pierna |
Muy preciso lo de cosechando vegetales, al menos no son animales
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