Kuma Konda tiene varios artistas que plasman su arte también en los muros de las casas del pueblo
No pude evitar ir a Kuma Konda, un lugar donde se respira
una paz especial y donde además puedes hablar castellano con José Ramón, que
cada vez pasa más tiempo aquí que en España. En Kuma Konda nadie tiene agua
corriente en la casa y el pueblo se abastece de unas fuentes de donde, por tuberías,
conducen el agua hasta un par de puntos en el pueblo donde los pobladores van a
buscar el agua. Hace poco José Ramón contrató una empresa que se dedica a hacer
pozos y en el patio de la casa perforaron hasta 80 metros, profundidad a la que
encontraron agua. Con una bomba sumergida bombean el agua a un tanque con el
que se abastece toda la casa. El coste total fue de 5000 €. Por esa misma
cantidad el ayuntamiento del pueblo podría construir un pozo que abasteciera directamente
las casas mejorando la salubridad y el tiempo que la gente pasa yendo a buscar
agua. Pero incluso esa cantidad es mucho para este pueblo, aparte del coste que
tienen luego las redes de distribución y la instalación en cada casa. Un largo
camino todavía por recorrer.
Atakpamé
A veces en los viajes las cosas funcionan bien y otras no
tanto. Después de dormir en Atakpamé, una ciudad algo caótica, que sirve de
paso de camiones del norte al sur y viceversa, por la mañana intenté averiguar
de donde salían los autobuses hasta Kara y me fue imposible. A cada uno que le
preguntaba me decía una cosa diferente y cuando cogí una moto para que me
llevara a la estación de taxis me llevó a una que no era. Finalmente cogí un
taxi compartido, que a unos 70 km de mi destino me vendió a otro taxista, del
que dijo que era su hermano pequeño, lo cual significa que como máximo son del
mismo pueblo. Este nos llevó a una velocidad de vértigo a Kara, con lo que la
primera parte de esta pequeña aventura se acababa de completar.
Los camiones que van a Burkina Faso o vienen de allá, pasan por Atakpamé cargados hasta él cielo, para aprovechar al máximo el viaje
En unos controles de carretera, de los que suele haber a la
entrada o salida de alguna de las ciudades, los taxistas deben pagar una
pequeña mordida (unos 30 céntimos) a los policías que están allí,
realizando controles. Para evitar que alguien pueda fotografiar o filmar la
entrega cuando llega el taxi al control el policía le dice “a tierra”, lo que
significa que debe dejar caer las monedas al suelo para luego, cuando no haya
nadie, poder recogerlas. Esto se repitió varias veces en los diferentes
controles y cuando hay algún taxi parado significa que quizás se le olvidó
aportar la pequeña contribución.
Kara ( Kutammakou - País Tamberma)
La takienta es
casa y fortaleza a la vez, donde se resguarda la familia y los animales, donde
los granos quedan almacenados y defendidos por sus moradores, mientras fuera
las ofrendas les conceden favores y también les protegen de sus enemigos
Cuando vine a
Trabajar a Togo y sólo llevaba 3 meses aquí, se organizó un viaje a Kara, al
norte del país, para una feria agrícola anual que se celebra en este país, y a
la que yo tenía la oportunidad de asistir junto con toda la delegación de la
GIZ. Por un problema de visado en ese momento al final no pude ir, lo que me fastidió
bastante, no sólo porque me perdía algo que me iba a ayudar a conocer mejor el
mundo agrícola togolés en su conjunto, sino porque esta es una de las regiones
que tiene un interés especial por algunas de las etnias que viven aquí. Así que
ahora con este viaje me he quitado esa espinita ya que he podido ver algo de la
agricultura que practican en esta zona y he visitado el país Tamberma, donde
todavía conservan algunas de sus costumbres ancestrales y que ha sido declarado
Patrimonio de la Unesco.
Allí me
pregunto cómo puede uno entender un pueblo que lleva siglos modulando su forma
de vida, sus costumbres, sus creencias, en el rato que pasas haciendo fotos y
comprándoles algunas artesanías con las que intentan ganar algo de dinero. Pues
eso, no se puede. En un rato te cuentan la historia de este pueblo que
considera a todos los hombres iguales, por lo que rechazan el poder, por eso
cada casa, cada takienta es una fortaleza en si misma, porque cada
familia es responsable de su propio destino.
Los baobabs están en todo el territorio, dando sombra, frutos y aportando a través de sus hojas los minerales que absorbe del subsuelo. Dicen que fueron los primeros lugares que habitaron, en las oquedades de estos enormes árboles, hasta que aprendieron a modular la tierra, construyendo sus casas.
Pais Tamberma – Kotammakou, el país de los Batammariba, los que modelan la tierra. Como se ve al fondo, poco a poco los techos se van sustituyendo por otros de zinc, menos frescos, pero más fáciles de reponer
Al día siguiente
me fui a hacer una excursión por una zona agrícola al este de Kara, junto con
un guía, donde hay un proyecto comunitario. Estuvimos un par de hora caminando
bajo un sol abrasador viendo como cultivan en lo que ellos llaman terrazas,
aunque consiste en realidad en alinear las piedras abundantes a lo largo de
líneas en el terreno pendiente. La densidad de plantas es muy baja y los
rendimientos ni me los quiero imaginar. Aunque en la época de lluvias hay un
curso de agua que fluye, no lo aprovechan por falta de medios para hacer un
pequeño embalse y comprar tuberías que la conduzcan a sus terrenos. Algunos
usan abonos químicos, cuando tienen medios económicos para comprarlos, sobre
todo para el maíz, aunque el resto intenta aportar todo lo que tienen de
materia orgánica, que es casi nada.
Después de dar
la vuelta a una montaña e ir viendo cultivos llegamos a un pequeño pueblo donde
había mercado. Como era sábado casi todo el mundo estaba dedicado al deporte
nacional de beber “tchoukoutou” o también llamado “Sioulim”. Se trata de una
bebida basada en el sorgo, que se prepara poniendo los granos en agua durante 8
horas, para pasarlos después a un colador y dejar escurrir el agua. A partir de
ese momento el sorgo empieza a germinar. Se lava de nuevo y se pone a la
sombra. Tres días después se lleva al molino, donde se muele, se mezcla con
agua y se deja reposar durante una hora
A través de un
tamiz, se recupera el agua que se pone de lado para utilizarlo más tarde. La
masa se pone al fuego al menos unas 4 horas para que se ponga espeso y se va añadiendo
agua según se evapora. Se vuelve a tamizar para recuperar el agua y se guarda
hasta el día siguiente para que tome su color definitivo y que fermente, para luego
volverlo a hervir.
Se deja
enfriar todo el día y ya se puede beber, aunque será dulce y no fermentado. Es
al añadir los líquidos que se habían dejado de lado con lo que se obtiene la
bebida fermentada y con contenido alcohólico.
Yo probé un
poco para no hacerles el feo pero no me bebí todo el bol que me ofrecían. Mi
guía se bebió entre este primer lugar y otro que visitamos al menos 4 boles después
de lo cual me pareció que empezaba a decir tonterías. Para que se le pasara
empecé a apretar el paso ya que nos quedaba media hora de camino y aunque al
principio le costó cogerme, al final me adelantó. Y es que un guía debe ir siempre
delante.
Los cultivos en terrazas, a pesar de la variedad -pimientos, gombo, tomates, maní, sorgo, curcuma – con su estacionalidad ligada a las lluvias, apenas da para el consumo familiar
La mejor
manera de conocer una ciudad es patearla, que es lo que he hecho en mi último
día en Kara. En todos los recorridos empezando por el museo de Art Kara, donde
he visto una interesante colección de máscaras de África del Oeste, no me he
encontrado a ningún blanco por la calle. Habré hecho unos 10 ó 12 km y cuando
veo la miseria por todas partes, la pobreza y que el 50% de los hombres que veo
me parecen más fuertes que yo (el otro 50% son niños y ancianos), no entiendo
porque no me atacan y me roban lo que llevo encima, Yo no me lo tomaría como
algo personal, sino que pensaría que recuperan algo de lo que en su momento les
quitaron nuestros antepasados. En realidad, son buena gente y nos siguen
teniendo miedo. La historia les ha enseñado que con el blanco siempre van a
perder al final.
Había máscaras para todos los gustos, para funerales, para ritos de fertilidad, para festividades…
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