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sábado, 27 de agosto de 2022

Cacao II – Y llegó el chocolate

 

No está del todo claro cuándo y quién trajo el chocolate a España por primera vez. Algunos autores atribuyen este mérito a Hernán Cortés, datándolo en 1528, pero al parecer no hay prueba de ello. Hay listas muy detalladas de lo que Cortés envió a España por barco y de lo que trajo él mismo. Pero en las listas, no hay indicación de que también trajera cacao. Además de los españoles que partieron hacia el Nuevo Mundo también podrían haber sido los monjes y misioneros los primeros en traerlo.

El cacao empezó a llegar a Europa a través de España, en el siglo XVI, en pocas cantidades a través de algunos comerciantes y órdenes religiosas que pueden considerarse los primeros consumidores en el viejo continente. Además, empezó a ser consumido por miembros de la aristocracia y la nobleza que hicieron uso de las especias provenientes de las Indias Orientales y de los utensilios que se usaban para prepararlos.

El primer "viaje" documentado del chocolate a Europa se da en 1544, en que algunos monjes, así como nobles mayas, viajaron a la corte real española del príncipe Felipe, del que existe una lista de regalos que se le entregaron, entre los que se encontraban recipientes con chocolate batido. Después tuvo que pasar algún tiempo antes de que el comercio de granos de cacao despegara realmente. El primer cargamento de cacao del que se tiene conocimiento no salió de Veracruz hacia Sevilla hasta 1585.

Tras la adición de azúcar, la bebida se empezó a hacer más popular y España estableció plantaciones de cacao en sus colonias de las Indias Occidentales para satisfacer la demanda. A finales del siglo XVII, a medida que el consumo de cacao se extendía por Europa, también se establecieron plantaciones francesas, inglesas y holandesas en las Indias Occidentales y Sudamérica.

En la primera mitad del siglo XVII, el chocolate comenzó a establecerse como una bebida popular en la corte real española y entre la nobleza, y acabó convirtiéndose en una especie de bebida nacional española que dura hasta nuestros días en que tomar chocolate forma parte del desayuno tradicional. En 1631, Antonio Colmenero de Ledesma, un médico y cirujano de origen andaluz escribió un tratado sobre el chocolate, tras un viaje a América, en el que describía la manera de preparar el chocolate, siendo uno de los primeros tratados que se conocen sobre esta materia (5). Desde España, el cacao acabó conquistando toda Europa. El tratado de Ledesma fue traducido en los años posteriores al inglés, francés, latín e italiano.

No obstante, no es hasta el siglo XVIII que este ingrediente empieza a aparecer en los libros de cocina europea, en los que se explica cómo hacer la bebida, la fabricación de postres, los ingredientes adecuados, la forma correcta de usarlos, la manufactura del chocolate y cómo podía ser incluido en el desayuno.

El punto de partida para todas estas preparaciones era el mismo: los “granos” o las “habas” de cacao (las semillas dentro de la pulpa de la fruta de cacao) eran fermentadas y secadas para aumentar sus cualidades “aceitosas y mantecosas”. Posteriormente, eran tostadas hasta que pasaban de color café a negro, se descascaraban, y finalmente se molían entre dos piedras (una de las cuales era calentada por un fuego en la base) conocidas como metate (en la actualidad, la producción de chocolate todavía pasa por un proceso similar).

La noción de que los españoles “mejoraron” el chocolate de la América prehispánica tiene su origen en algunos textos del siglo XVIII en los que explicaban que el chocolate se había amoldado al gusto europeo, en un mito que respaldaba una ideología de conquista: se asumía que los colonizadores habían llevado la civilización a los bárbaros, y no al contrario. Los europeos, en realidad, internalizaron inadvertidamente la estética mesoamericana y, de hecho, adquirieron nuevos gustos, una realidad en contradicción con la ideología colonial.

Consumo en España y Europa

Para explicar a qué se debió la evolución del consumo de chocolate en nuestras tierras se ha abordado desde diferentes ópticas historiográficas. Algunos trabajos establecen que fue un consumo que generó distinción y estatus a los ojos de la sociedad y otros que el deseo masivo de bienes de lujo pudo motivar a la gente a trabajar más y poder pagar sus nuevos hábitos de consumo. También se argumenta que el consumo se incrementó por la estimulación energética que daba a los trabajadores para lograr mantenerse durante jornadas laborales más prolongadas.

Cuando los italianos conocieron el chocolate español, empezaron a crear sus propias recetas. Probablemente fue una invención italiana el añadir al chocolate fragancias fuertes como el jazmín, el ámbar y la vainilla, en sustitución de las antiguas especias americanas. Además, se empezaron a utilizar recetas con cáscara fresca de limones y limas.

Hay diferentes teorías sobre quién llevó el chocolate a Francia. Ana de Austria (1601-1666) es la más nombrada como "portadora". Era hija de Margarita de Austria-Estiria y de Felipe III de España y se vio obligada a contraer matrimonio político con el heredero del trono francés Luis XIII en 1615, que también tenía sólo catorce años.

Uno de los primeros personajes de Francia de los que se tiene constancia que consumió chocolate fue Alphonse de Richelieu, cardenal de Lyon. Se dice que antes de 1642 utilizaba el chocolate como medicina para aliviar sus ataques de melancolía.

El chocolate había llegado a Inglaterra hacia 1650. Después de que las tropas inglesas conquistaran Jamaica en 1655, las plantaciones de cacao establecidas allí por los españoles se convirtieron en los principales proveedores de Inglaterra. A diferencia del comercio monopolizado en Francia, en Inglaterra el chocolate era vendido por muchos pequeños comerciantes y el acceso al chocolate era libre para cualquiera que tuviera el dinero necesario. El chocolate se ofrecía en todos los cafés de Inglaterra adonde el café sólo había llegado unos años antes. El consumo de café en aquella época era mucho mayor que el del chocolate y el té, debido al efecto más estimulante y a su precio más barato. A diferencia del resto de Europa, donde el chocolate se bebía en tazas, en Inglaterra se bebía en platos, igual que el café. Al parecer el chocolate ayudó a allanar el camino para el café, pues creó un apetito entre los consumidores por bebidas estimulantes calientes, oscuras, amargas y endulzadas.

En todos los países católicos de Europa, como España, Francia y partes de Italia, el chocolate tuvo que superar un obstáculo eclesiástico: el ayuno. Se cuestionaba si el chocolate era una bebida o un alimento. Si fuera ambas cosas, a los católicos no se les habría permitido tomarlo durante los cuarenta días de Cuaresma, así como en otros días de ayuno. Los grupos que lo querían permitir durante la Cuaresma argumentaban que el chocolate es una bebida. Este grupo incluía, entre otros, a los jesuitas que al parecer tenían un floreciente comercio de chocolate. Sus oponentes eran principalmente los dominicos puritanos que argumentaban que el chocolate era demasiado nutritivo para no ser considerado un alimento. La decisión de quién tenía la razón se planteó repetidamente a varios papas y todos ellos decidieron que el chocolate era una bebida y no rompía el ayuno.

Para que el chocolate se impusiera en Europa, tuvo que ser clasificado por el método basado en la patología humoral transmitida desde la antigua Grecia y ampliado por Galeno (nacido hacia el año 130 a.C.) en el que se afirmaba que los humores del cuerpo son respectivamente calientes o fríos y húmedos o secos. La principal solución de Galeno para tratar las enfermedades era curar con los opuestos, por lo que trataba la fiebre "caliente" con un remedio "frío". Como Galeno concedía gran importancia a la nutrición, todos los alimentos se clasificaban según este sistema. El médico de la corte española Francisco Hernández llegó a Centroamérica hacia 1570 para examinar las plantas autóctonas en nombre de Felipe II. Clasificó el cacao como "de naturaleza templada" con tendencia a ser "frío y húmedo". Por ello, el chocolate era ideal en épocas de calor y para tratar la fiebre. Muchos autores asumen que el éxito temprano del chocolate, así como el de otras bebidas estimulantes, se debió a que inicialmente fue aceptado como una medicina, y que sólo más adelante empezó a ser apreciado como un objeto recreativo y de placer. Aunque las opiniones sobre el chocolate siempre estuvieron divididas, se reconocía que era sano y nutritivo.

El chocolate llegó a Alemania a principios del siglo XVII, cuando ya era conocido en otros países europeos. Esto ocurrió en una época en la que hoy conocemos como Alemania aún estaba formado por varios países independientes. Durante mucho tiempo, el chocolate sólo se vendía en Alemania como medicamento y tónico en las farmacias. Una de las primeras oportunidades de disfrutar del chocolate la ofreció el café fundado en Bremen en 1673 por el holandés Jan Jantz van Heusden, donde llevaba seis meses con licencia para producir y ofrecer bebidas extranjeras, como café y chocolate.

En Alemania, como en otros países, el chocolate estaba reservado a la nobleza y a los ciudadanos ricos debido a su precio. El elevado precio también se debe a los derechos de aduana y las tasas en los estados alemanes. El elevado precio del chocolate continuó en el siglo XVIII debido a los impuestos puestos por el rey Federico II, como en Prusia, para reducir su importación.

El propio Federico el Grande, como muchas grandes personalidades alemanas, se consideraba un amante del chocolate. Junto a él, los poetas Goethe (1749-1832) y Schiller (1759-1805) se contaban entre los grandes amantes del chocolate de la época. Goethe escribía a menudo a su mujer cuando estaba de viaje y le pedía que le enviara su chocolate Riquet favorito. También mantuvo una animada correspondencia con el fundador de esta empresa, Jean George Riquet, sobre la buena influencia del chocolate en la salud.

La expansión

La transformación del consumo global de chocolate se articula en un periodo de expansión global donde se integraron la innovación tecnológica, la economía política, la estrategia imperial y la expansión de la producción de cacao a otros países, interactuando estos elementos conjuntamente. 

Primero, la innovación y la transformación industrial de las economías centrales (Alemania, Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos) y otros países con un creciente consumo de chocolate como Suiza, Bélgica y Holanda. Segundo, la fractura de la tradición del comercio del cacao liderado por el imperio español y portugués, a partir del apoyo que otros imperios dieron a sus colonias para aprovechar el incremento en la demanda de cacao que hacía parte de su estrategia de comercio internacional. Tercero, la oferta de cacao que era abastecida por países independientes como Ecuador, Brasil y Venezuela, la cual sería complementada por la producción de territorios coloniales en el Caribe, África Occidental y la península malaya como resultado de los propósitos económicos y políticos de los imperios.

El siglo XIX se convierte en un momento importante hacia la popularización de este producto por varios procesos: el cacao empezó a cultivarse en nuevas regiones donde no era ni botánica ni culturalmente nativo, se dio cierta mecanización en el cultivo, se establecieron nuevos canales de difusión y la entrada de Estados Unidos como país consumidor y productor de cacao. En Estados Unidos, tal como había sucedido en Inglaterra, el chocolate se convirtió en un suplemento perfecto para los soldados por la posibilidad de cargarlo fácilmente y ser una fuente de energía.

Actualmente cuando pensamos en el chocolate, lo hacemos en su forma sólida y azucarada, lo que se refleja en el énfasis que muchos escritos sobre alimentación dan al chocolate sólido. Sin embargo, durante nueve décimas partes de su larga historia, el chocolate fue consumido como bebida. 

Los estudios sobre el chocolate se encuentran en los intersticios de la historia culinaria, la historia colonial y la historia del consumo y, como éstas, se mueven entre el esencialismo biológico y el funcionalismo cultural. Investigaciones químicas y neurofisiológicas que han aislado e identificado poderosos compuestos psicoactivos respaldan el atractivo inherente del chocolate, o incluso sus cualidades adictivas. El cacao contiene metilxantinas estimulantes (pequeñas cantidades de cafeína y grandes cantidades de teobromina, que es un poco más débil), feniletilamina (la cual es más potente y se parece a la anfetamina), cannabinoides generadores de placer y flavonoides (los cuales ayudan a bajar el colesterol). La grasa y el azúcar del chocolate también pueden estimular al cerebro a producir opiáceos.

 

Año

Hitos para no perderse

3000 a.C.

Primera muestra encontrada de restos de cacao en vasijas indígenas 

1000 a.C.

Uso como elemento de intercambio por los olmecas en Mesoamérica

1502

Descubrimiento del cacao por los españoles

1523

Uso como moneda de cambio y de pago

1544

Primer viaje documentado de cacao a España

1570

Clasificación del cacao por el médico de la corte

1585

Primer cargamento de cacao enviado a España

1615

Llega el chocolate a Francia

1631

Tratado sobre el chocolate por el médico andaluz de Ledesma

1650

Llega el chocolate a Inglaterra

1673

Disponibilidad de chocolate en un café de Bremen en Alemania

1753

Clasificación botánica por Linné como Theobroma cacao

 

Nota

En el próximo capítulo quiero exponer las características botánicas de la planta, su biología y algunos aspectos agronómicos, para poder entender mejor la expansión que tuvo a raíz de que se popularizó su consumo en los países del norte.




 



3 comentarios:

  1. Hola, ahora cada vez me deleite comiendo cac cau, recordare que detrás hay toda una gran historia. Por otro lado, me surgen algunas dudas y como veo que tu conoces estos cultivos y sus gentes, podrías decir si son personas longevas? Al ser conocido como el “alimento de los dioses”, guarda relación alguna con la belleza de los lugareños? Bueno estoy dando por sentado que los lugareños comen, si es así destacarías alguna característica que les identifique, por ejemplo: que gocen de energía?, que sean vitalistas?

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  2. Alguna de estas preguntas seguro que se responderán más adelante, ¡no estoy ni el 1% de la historia que quiero contar!. Muchos de los que producen el cacao no han comido nunca chocolate ni lo conocen, aunque si suelen chupar las semillas recién cosechadas. Sobre la longevidad no me atrevería a decir nada. En Nicaragua dirían que en un 70%. Pero lo de la energía si parece que ya desde un principio fue lo más relevante, más que su sabor. La belleza de los lugareños es algo relativo y he visto de todo, pero sin saber si comen chocolate. Pero si que me atrevería a decir que donde se da el cacao, la gente es más alegre, pero no creo que sólo sea por el cacao.

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  3. Gracias por tu respuesta, me parece muy elocuente!

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