Parc Banco con 600 ha de bosque primario y productor de agua potable para la ciudad de Abidjan. Uno de los pocos reductos que quedan. |
Después de un tiempo de viajes retomo el blog, con los aspectos más relevantes del cacao, desde donde lo dejé a finales del 2022. Sigo ahora con los aspectos medioambientales (deforestación, agroforestería, cambio climático) que están de actualidad, sobre todo con la última regulación de la UE, una más, que, aunque en si tiene sentido, vuelve a decirle a los países pobres como deben producir para que conserven lo que nosotros hemos esquilmado (con matices que desarrollaré más adelante).
Deforestación
Tradicionalmente, se considera como un dogma comúnmente aceptado que el cultivo del cacao se basa en el modelo de «tala y quema»: los bosques lluviosos se talaban a favor de nuevos campos de cacao, y después de unos cuarenta o cincuenta años, una vez que los árboles hubiesen envejecido, los plantadores de cacao se trasladarían a nuevas partes del bosque para reiniciar el ciclo de cultivo. En el caso de América Latina esto no es así, ya que se mantiene una cierta biodiversidad en la convivencia de los bosques con el cacao, especialmente en la zona de la Amazonía, de donde es originario. Mientras, en África Occidental esto ya no es una opción debido al elevado porcentaje de bosques originales que han desaparecido, lo que hace imprescindible proteger los bosques restantes. Hoy el reto es convertir el cacao en un cultivo sedentario dentro de un modelo agroforestal.
Desde 1960, la producción mundial de cacao se ha cuadruplicado. El aumento ocurrió a expensas directas de los bosques nativos, especialmente de África Occidental, pero también de Indonesia y América Latina. Los países más afectados son Ghana y Costa de Marfil. En los últimos años, la deforestación se ha convertido en un tema candente para el sector cacaotero con el lanzamiento de la Iniciativa del Cacao y Bosques, liderada por la industria; la publicación por parte de la ONG Mighty Earth de un informe histórico sobre el tema; y el hecho de que muchas compañías declarasen su compromiso con proyectos de protección de la biodiversidad y el medio ambiente en general. Pero no hay que olvidar que la deforestación debe atribuirse tanto al desinterés de las compañías por los efectos ambientales del suministro barato de cacao, durante los años en que se beneficiaron con enormes ganancias de este producto, como a la ausencia casi total de medidas gubernamentales para hacer respetar las áreas ambientalmente protegidas.
En la mayor parte de África Occidental, estos factores hacen que la producción de cacao esté asociada a una deforestación continua de los bosques tropicales vírgenes. El mecanismo es sencillo y os presento dos versiones, la primera que es la comúnmente aceptada ya que se encuentra profusamente reflejada en la literatura y la segunda es sobre la que últimamente estoy buscando más datos para demostrar que la historia no es siempre como nos la cuentan.
Versión 1
Un agricultor corta los árboles en una zona de bosque primario, retira los tocones y planta cacao. Al cabo de cuatro años los arbustos de cacao maduran y hasta unos 15 años después de la plantación la producción aumenta anualmente. Los rendimientos comienzan a disminuir gradualmente debido al agotamiento de los nutrientes del suelo, la erosión y la creciente aparición de plagas y enfermedades. Unos 20 ó 30 años después, el agricultor se enfrenta a una importante decisión de inversión: o bien invierte en el arranque, la replantación, la mejora del suelo y la futura lucha contra las plagas, o bien se traslada a una nueva zona forestal. En las regiones poco pobladas es más sencillo desplazar la frontera agrícola hacia zonas forestales. Para los pequeños agricultores, la opción de la replantación suele ser más cara en términos de requisitos de capital, riesgos de la cosecha y mano de obra e insumos comerciales, como herbicidas, pesticidas y fertilizantes. De este modo, la opción de seguir deforestando parece clara.
Versión 2
Cualquiera de las muchas compañías madereras existentes en estos países extrae de zonas boscosas árboles de madera preciosa. Muchas veces sólo se encuentran de 2 a 4 árboles de madera preciosa (en caso de bosques primarios) en 1 hectárea de bosque. La empresa, bien ilegalmente, bien comprando el derecho de extraer estos árboles, entra con su maquinaria para lo que debe cortar cientos de árboles para construir las rutas que le permitirán extraer los árboles que les interesan. Para ello cuentan con el personal, la maquinaria y los vehículos adecuados. Una vez hecho esto, el bosque, diezmado, es aprovechado por los agricultores para cultivar primero bananos, que les darán ingresos inmediatos y a continuación, a su sombra, los plantones de cacao que les empezarán a dar a los 3 años. Poco a poco irán cortando los árboles que aún están en pie, utilizando su madera para cocinar y otros los quemarán en el mismo lugar para seguir haciendo sitio a las plantas de cacao.
La pregunta que cabe hacerse ante estas dos versiones es quien actúa primero, si el agricultor o el maderero.
Los árboles del cacao crecen en los trópicos bien bajo la sombra, que resulta indispensable en sus primeros años de vida. El entorno original del cacao era el bosque tropical mesoamericano, que proporciona de manera natural árboles de sombra. Sin embargo, para aumentar la densidad y con ello el rendimiento de la plantación por unidad de superficie es necesario eliminar algunos árboles, y a menudo se elimina el bosque completo para potenciar un crecimiento más rápido del cacao y aumentar su rendimiento total, ya que, con nuevas variedades más resistentes al sol, se garantizan mayores cosechas a corto y medio plazo, por lo que éste ha sido el modelo promovido por algunas autoridades. A medida que los árboles del cacao envejecen, su productividad desciende y son más vulnerables a las enfermedades. Por otro lado, las consecuencias ecológicas de la eliminación masiva de flora y de árboles de sombra, entre las que se incluyen una disminución en la humedad y fertilidad de la tierra, la erosión y la alteración de los ciclos de precipitaciones, reducen las cosechas aún más. Ni decir de la pérdida de biodiversidad, tanto a nivel de flora como de la fauna presente en estas áreas, especialmente de las aves como elementos básicos en la diseminación de semillas. La replantación en estas circunstancias es menos atractiva que iniciar el cultivo en un nuevo bosque, de manera que se instaura un modelo bajo el cual la producción de cacao migra de una región boscosa a otra eliminando bosques a su paso, en cualquiera de las dos versiones que hemos visto.
Aunque a escala global el cacao es un factor menos determinante en el proceso de deforestación que el aceite de palma, la soja o la carne de vacuno, sí ha sido un elemento importante en este sentido en el África Occidental. El área total destinada a la producción de cacao en Ghana y Costa de Marfil pasó de 2,3 millones a 5,8 millones de hectáreas entre 1990 y 2017 y en ambos países solo quedan vestigios del bosque primario que existió en el pasado. Costa de Marfil perdió el 80% de sus bosques entre 1960 y 2010. La cubierta forestal en Costa de Marfil ha pasado de 12 millones de hectáreas de bosque en 1960 a menos de 3 millones en 2020 equivalentes a la mitad del territorio nacional - lo que se puede ver un mapa interactivo de la evolución de la deforestación en Costa de Marfil de 1990 hasta 2015 en el siguiente enlace: https://www.mightyearth.org/2017/10/10/six-maps-explain-ivory-coast-cocoa-crisis/
En 1960, año de su independencia, Costa de Marfil estaba cubierta en gran parte por densos bosques. Estos bosques eran el hábitat preferido de elefantes y chimpancés. El país, con miles de especies endémicas, llegó a tener uno de los niveles de biodiversidad más altos de África. Según los mapas y las estadísticas del gobierno de Costa de Marfil, los bosques ocupan ahora menos del 11% del territorio, y según los mapas que han elaborado, menos del 3,7% es bosque de cobertura densa. Por tanto, el cacao importado por la UE en estos años ha sido responsable de un porcentaje elevado de esta deforestación.
Foto de la cubierta vegetal de Costa de Marfil en 1990 (en el link se puede ver la secuencia hasta 2015) |
La concienciación de los consumidores sobre la deforestación que conllevan los productos de chocolate basados en el cultivo del cacao sigue siendo, por lo general, escasa, sobre todo si se compara con la atención que reciben otras materias primas que generan deforestación a nivel mundial, como la soja y el aceite de palma. Pero esto puede estar cambiando. En 2017, el informe de investigación "El oscuro secreto del chocolate: cómo la industria del cacao destruye los parques nacionales" (en inglés) dio a conocer de forma sensacionalista la tala ilegal de los bosques tropicales en los parques nacionales que quedan en Costa de Marfil. La atención de los medios de comunicación en torno a este informe ejemplifica la creciente preocupación pública por el vínculo entre el consumo de chocolate y la pérdida de bosques tropicales.
https://www.mightyearth.org/wp-content/uploads/2017/09/chocolates_dark_secret_english_web.pdf
Desde entonces, la tasa de destrucción de los bosques primarios ha seguido, acentuado por la guerra civil en Costa de Marfil (2000 al 2007 y en 2011) que obligó a decenas de miles de cacaocultores a abandonar sus plantaciones en busca de nuevas tierras. Muchos de ellos entraron en parques nacionales y áreas protegidas, para talar la selva tropical y plantar árboles de cacao.
Entre otros efectos de la deforestación se cuentan la destrucción de los medios de subsistencia de aquellas comunidades que dependen de los productos del bosque más allá del cacao y la transformación medioambiental en el ámbito local y regional. El norte de Ghana y Costa de Marfil son áreas calurosas y secas que limitan con el Sahel, cuya frontera se va deslizando cada año más al sur. En una de las zonas más vulnerables a la desertificación (ahora en peligro más acuciante como consecuencia del cambio climático), la destrucción de los bosques del África Occidental amenaza con acelerar el avance del desierto.
Vista aérea con muestras de la deforestación, cerca de la ciudad de Man, tomada en mayo de 2023 |
Finalmente, nos encontramos ante un círculo vicioso si se intenta revertir esta situación.
Si se imponen métodos de cultivo diferentes, que provoque un descenso de la producción, disminuirán los ingresos de los productores y también de los gobiernos, dada su dependencia de las exportaciones de cacao como fuente de divisas. Una solución sería subvencionar la replantación para reducir las nuevas plantaciones, sin embargo, los déficits públicos existentes en muchos países en vías de desarrollo, y en África Occidental en particular, son tan elevados que los gobiernos no lo pueden asumir. A menos que los países importadores estén dispuestos a pagar un precio más alto por el cacao, es probable que el agotamiento de los bosques continúe con sus consiguientes impactos medioambientales, tanto a nivel local como internacional.
Mighty Earth realizó una investigación internacional en profundidad sobre el sector del cacao. Para satisfacer la demanda de las gigantes empresas chocolateras como Nestlé, Cadbury, Mars, Hershey, Mondelēz y Ferrero, éstas se abastecen de cacao de grandes empresas alimentarias como Olam, Cargill y Barry Callebaut. Sólo estas empresas controlan más de la mitad del comercio mundial de cacao. Esta investigación ha puesto de manifiesto que, además de ser responsables de extensas talas en todo el país, estas empresas llevan años comprando cacao cultivado en zonas desbrozadas ilegalmente en parques nacionales y bosques protegidos.
Chocolates de los expoliadores del cacao, en un supermercado de Abidjan |
En respuesta a la creciente preocupación en torno a la sostenibilidad de la cadena de suministro del cacao, en marzo de 2017, doce de las principales empresas de cacao y chocolate del mundo se comprometieron colectivamente a poner fin a la deforestación asociada a la cadena mundial de suministro de cacao. Establecieron un compromiso colectivo para trabajar juntos, en asociación con los gobiernos de los países productores y otras partes interesadas, para poner fin a la deforestación y la degradación de los bosques atribuida a la producción de cacao. En la Conferencia de las Partes de la UNFCCC (Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) celebrada en Bonn en noviembre de 2017, estas empresas dieron a conocer el Marco de Acción para poner fin a la deforestación y restaurar las zonas forestales en los principales países productores de cacao de África Occidental. En 2017, el 62% de la producción mundial de cacao procede de empresas con compromisos de deforestación, pero ojo, esto no quiere decir que todo el cacao de estas empresas no se siga produciendo bajo el mismo sistema. ¿Un caso más de greenwashing?
Los consumidores conscientes y las organizaciones de defensa del medio ambiente están ejerciendo una presión creciente sobre los comerciantes y fabricantes de productos básicos, que a su vez buscan nuevas formas de invertir en la sostenibilidad de sus cadenas de suministro y de los productores posteriores. Así surgió el concepto de cadenas de suministro de "deforestación cero", por el que las empresas privadas se comprometen a eliminar la deforestación de sus operaciones y cadenas de suministro.
Según diferentes fuentes - incluido funcionarios gubernamentales -, actualmente del 30% al 40% de la cosecha de cacao de Costa de Marfil proviene del interior de áreas declaradas o protegidas, por lo cual técnicamente es ilegal. Aparte de las consecuencias ya apuntadas, también es la causa principal de la actual sobreoferta de cacao: en los últimos años, muchas de las fincas nuevas han comenzado a ser productivas y, en consecuencia, ahora comienzan a producir grandes cantidades de cacao. La situación en Ghana es similar; también se da la deforestación para la producción cacaotera en zonas protegidas, tanto legal como ilegal.
La pobreza suele atribuirse a la baja productividad de las explotaciones de cacao. Los pequeños agricultores en general no pueden invertir en sistemas de producción de cacao sin deforestación, ya que estos requieren conocimientos y recursos para implementar prácticas agrícolas mejoradas con acceso a variedades agroforestales de mayor rendimiento y créditos financieros para renovar los rodales de cacao senescentes. Algunos agricultores han recibido apoyo de las ONG para obtener certificaciones de sostenibilidad para mejorar la producción de cacao. Entre las más destacadas en el contexto de África Occidental están UTZ, englobada dentro de Rainforest Alliance. Estas fincas certificadas deben dejar un mínimo de cinco árboles por hectárea (y un 30% de cobertura de copas) para obtener la certificación, pero la prevalencia de este programa sigue siendo baja y las primas que reciben los agricultores no son suficientes para sacarles de la pobreza.
Soy Santiago Ricomà.
ResponderEliminarAlfonso, gracias por tu artículo.
Yo entiendo que el coste de combatir la deforestación podría recaer en partes más o menos iguales entre las empresas que procesan el cacao en occidente y los propios consumidores.
Como señalabas en anteriores artículos estamos literalmente bañados en chocolate (manteca + azúcar) sin tener en cuenta el daño que se hace al desarrollo de la producción.
Un tema muy interesante.
Gracias de nuevo.
Hola Santiago, pues sí, esa sería la idea, no podemos pretender proteger el medio ambiente a nivel global y beneficiarnos de su destrucción al mismo tiempo. Todo pasa al final por el precio. Si no queremos pagar más, estamos contribuyendo a este tipo de prácticas. Gracias por aportar.
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