Una tormenta se iba formando sobre el puerto de Abidjan |
Como despedida, en el trayecto a Abidjan en bus, pinchamos una rueda. Tardaron 2 horas en cambiarla, bajo un calor infernal, pero al final lo consiguieron y pudimos seguir el viaje.
Al día siguiente aprovecho la mañana en que no tengo nada
que hacer para ir en un barco público a una zona alejada de la laguna de Ebrié con
el que luego también regreso. Soy de nuevo el único blanco. El barco se llena y
vacía en las estaciones principales y me parece un estupendo modo de moverse
huyendo de los enormes atascos de coches de esta inhumana ciudad. Como era de
esperar, al principio del viaje llueve, pero luego escampa.
Una de las personas a entrevistar me llama diciéndome que
cree que tiene Covid así que sólo me queda una entrevista para el día siguiente
con un consultor experto en cacao. Después de la charla, agradable, pero en la
que no aprendo nada nuevo, me voy a Grand Bassam, a disfrutar de esta pequeña
ciudad y de su brisa marina en el par de días que me quedan hasta irme.
En Grand Bassam había visto la otra vez que hacían visitas
guiadas en bicicleta para conocer la parte patrimonial del quartier France.
Tengo la suerte de que el guía, Antoine, es un muy buen conocedor que explica
todo con un detalle y una exactitud que da gusto, comparado con los demás guías
que he tenido. Ya que sabe tanto aprovecho para preguntarle si sabe que marca
es el licor N’dindin y me dice que ha oído hablar de ello, pero sólo sabe que
es un licor que venía de fuera. Quedará pendiente averiguar más para otro
viaje.
El guía Antoine y su módulo con las bicicletas |
Me quedo de nuevo en el mismo hotel de la otra vez, Koral Beach, un sitio que me encanta pero que presenta un estado de deterioro tal que no creo que aguante 1 año más. Cuando lleguen las fuertes lluvias, que ya debieran estar aquí, me imagino que quedará anegado ya que con las brisas que han caído estos días ya ha sido bastante el nivel de agua que ha entrado por todas partes. Lo que mejor mantienen son las habitaciones, que es lo que todavía les da algo de ingresos y ahí por suerte no les entra agua, todavía. El guía me cuenta que esta fue una gran mansión de un comerciante que posteriormente vendió a una familia libanesa que lo convirtió en hotel y que era un lugar al que solía acudir el carismático cantante del famoso grupo marfileño Alpha Blondy. No me extraña. Para mi después de haberme recorrido la playa en todas direcciones este es el hotel más bonito y decadente que he encontrado de todos los de esta zona.
Resumen final
Culturas
Costa de Marfil es un crisol de culturas africanas, una zona
tampón a la emigración hacia Europa, un lugar donde los inmigrantes de los
países vecinos vienen a hacer dinero porque hay más oportunidades que en sus
países. Me he encontrado a un camarero etíope en Grand Bassam, que no hablaba
ni francés, un taxista de Benin en un Yango en Abidjan, un burkinabés en
Duekué, otro beninés en Grand Bassam como director de la fábrica de chocolate,
…... Cuando se lo comento a la chica medio marfileña-francesa con la que viajé
a Man, me dice que en el país le tienen miedo a los benineses por los poderes
que les da el vudú.
En este país, cuando uno se pone
a escuchar conversaciones, en que utilizan y mezclan el francés con sus lenguas
locales, uno oye muchas onomatopeyas, que les sirven para expresar diversos
sentimientos, de reconocimiento, de admiración, de sorpresa, de afirmación y
seguramente muchas más. Normalmente se utilizan las vocales, alargadas y que
según la entonación pueden dar mayor o menor énfasis a lo que se dice. Esto me
recuerda mucho a Togo, donde también hacían lo mismo, e incluso, si hacía
falta, le metían una consonante en medio. Ejeeé´.
Cuadros en las calles de Grand Bassam |
La religión
El antiguo presidente del país, Félix Houphouët-Boigny,
decía que el 50% de los marfileños son católicos (él lo era), el otro 50% son
musulmanes y el 100% son animistas (él también se consideraba animista). El
último día de Ramadán, le pregunté al taxista que me llevaba a Grand Bassam si
era católico o musulmán y después de dudar un rato me dijo que era evangélico. Otro
porcentaje para incluir en la cuenta. Pero se me olvidó preguntarle si también
era animista. También veo que han surgido muchas iglesias de esas gritonas.
Estando en Yamusukro, me quedé anonadado por la energía de un gritón de no sé
qué iglesia que se pasó horas dando voces que llegaban hasta mi hotel.
Salud
Mosquitos no hay, pero se les espera. Hasta la fecha sólo me
ha picado alguno, muy pocos, pero de los pequeños, que te dejan marca y que
pica pero que no transmiten la malaria. Como está empezando a llover empiezan a
haber algunos más, pero como ya me voy espero escapar bien. Aparte de eso, no
he tenido en absoluto ningún otro problema, lo que, en estos países, siempre es
de agradecer.
Conducir
Cuando el bus sólo toca su potente claxon, todos se apartan.
Los niños salen despavoridos y se meten entre las hierbas del borde de la
carretera. Estos vehículos parecen tener licencia para atropellar. Aquí rige la
ley del más fuerte, desde el camión más grande, hasta la moto más pequeña,
arrinconan al peatón. Cuando viene un vehículo, aunque estés a mitad de la
calle, te tienes que apartar ya que tiene preferencia absoluta y si no te apartas
muy posiblemente te atropelle. Lo mismo ocurre en las aceras, donde suben con
sus cochazos para aparcar y tú tienes que apartarte sí o sí. Esto es lo que más
me ha costado de digerir en este país.
Paso de un puente de hierro en Tiassalé, donde la acera para los peatones es de 30 centímetros |
Para no llegar sudado a los lugares tengo que aprender a
caminar despacio como ellos, pero parece que soy incapaz de asimilar esto. En
cuanto me doy cuenta vuelvo a ir a como una bala adelantando a todos los otros
pobres que caminan. De todas formas, dejo esta reflexión para quienes vayan a
venir: Si no quieres sudar como un cerdo, no camines deprisa, si no quieres
sudar, no camines. Y es que me río yo de las olas de calor en España. Aquí,
durante este algo más de un mes que he estado en este país, no creo que la
temperatura haya bajado nunca de 30º (menos en la madrugada) y al mediodía
llegaba a picos de 37-40º.
A pesar del calor, son capaces de ir impolutos con camisa blanca y corbata |
Los taxis dominan la vida en las ciudades. Su precio suele ser el mismo en todo el país, 200 FCFA para un trayecto urbano (0,3 €), se comparte con otros 3 pasajeros, que se van subiendo y bajando a lo largo de la ruta. Son de un color diferente en cada ciudad, verdes en Daloa y en Duekué, azules en San Pedro, naranja en Soubré y amarillos, blancos y naranja, según las zonas, en Abidjan. En lugares más pequeños como Meagui o Tiassalé, hay triciclos que también pueden llevar 4 pasajeros.
Cada vez que veo una moto de la marca china Apsonic, de
color negro, como la que tuve en Togo, me dan ganas de subirme y empezar a
correr con ella. Aunque me vendría bien como medio de transporte, no creo que
viajar en moto en este país ayude a alargar la esperanza de vida, ya de por si algo corta.
Trabajo infantil
Un tema que está sobre la mesa cuando se habla de cacao es
el trabajo infantil y además en sus peores formas. En el Congreso de cacao de
Daloa los productores defendieron que se les acusa a todos por igual como si
fueran delincuentes y ellos decían que llevan a sus hijos al campo para que
aprendan el oficio. No he estado suficientemente en el campo para poder
constatar esto o no, pero sí que, caminando por las calles de pueblos y
ciudades, y esto lo he hecho sobradamente, si he visto muchos niños trabajando
en talleres, en los mercados, vendiendo agua helada y comida en las paradas de
buses, en las playas, así que, si hay un problema de trabajo infantil, es un
problema por abordar desde el país y en todos los sectores, no sólo en el cacao
al que se ha demonizado.
Burocracia
Hasta ahora no he encontrado a ningún responsable de nada
que no estuviera en Abidjan, un sistema centralizado que absorbe a todos los
dirigentes. El problema es que a veces quedas con alguien y cuando llegas no
está porque se ha ido a Abidjan, lo que a todos los funcionarios les debe
encantar porque da prestigio y además el viaje debe tener dietas. Lo malo es
que luego no hay nadie que pueda darte una respuesta, ya que aquí no hay
segundo de abordo, aquí el jefe es el número 1 y el que sigue es el número 10,
ya que nadie quiere que su segundo le haga sombra.
Otra de las exageraciones del anterior presidente, el hotel Presidencial en Yamusukro |
Las estructuras son muy estrictas y jerárquicas. Normalmente el que tiene poder lo hace notar y pega la bronca a diestro y siniestro, lo que a veces parece algo chocante porque no parece haber ningún motivo para ello.
Costa de Marfil
Es difícil de entender que la mayor parte de la gente de
este país pueda vivir en unas condiciones que para nosotros serían
inaceptables. No solamente en los pueblos, sino también en las ciudades, en sus
barrios perimetrales, pero también en el centro.
Suburbio den Abidjan, una ciudad en constante crecimiento |
En este sentido me ha defraudado Costa de Marfil ya que lo esperaba más desarrollado. El crecimiento desordenado en las ciudades, con sólo unas pocas carreteras asfaltadas que son las que normalmente atraviesan los pueblos y ciudades y el resto de tierra o si acaso, algunas estuvieron asfaltadas, luego se han deteriorado. La basura, sobre todo en forma de plásticos, está por doquier, hay multitud de moscas, mientras las aguas grises y no tan grises circulan en acequias abiertas donde las gallinas rebuscan algo de comida. Los pueblos y ciudades se asentaron cercanos a ríos que, al crecer la ciudad, se han convertido en vertederos sucios y malolientes, llenos de todo tipo de basura. Posiblemente los años de guerra al inicio de siglo haya acentuado esta situación.
Un riachuelo en la ciudad de Man donde se tiran todos los desperdicios y cuyas aguas alimentan un huerto urbano que abastece a la ciudad más al fondo |
Encuentro en general a la gente más reservada que en Togo.
Aunque no dejan de ser amables, en el sector servicios, suelen tratarte mal.
También entre ellos, el que tiene poder, lo hace sentir a sus subordinados. ¿Es
la herencia de lo colonial mezclado con sus costumbres?
Una rareza en los hoteles es que no tienen habitaciones con
2 camas, si acaso los muy grandes familiares, que son más caras. Además, la
habitación sólo incluye un desayuno, aunque vayan dos personas, o sea que la
segunda persona paga y el precio del desayuno puede ser de un 15% de la
habitación.
Lo mejor de este país ha sido poder moverme de día y de
noche sin tener nunca ningún problema ni haber sentido en ningún momento miedo.
Cuánta diferencia con Ecuador del que leo en la prensa las continuas masacres
que tienen lugar en muchos de los lugares donde estuve. Un país que va hacia el
abismo.
Mercadillo en la autopista |
El último día hablo con el etíope que trabaja de camarero en el hotel donde me quedo, de nombre impronunciable, Gashaw. Me cuenta que vino por amor, por una mujer de Costa de Marfil a la que conoció allá, en el hotel donde él trabajaba. Ella le dijo que aquí había muchas oportunidades de trabajo y que podrían vivir juntos. Así que reunió sus ahorros y se compró un billete de avión y pagó la visa de turista que le daba derecho a estar 2 semanas en el país. De eso hace ya 3 meses, o sea que ahora mismo está ilegal. Trabaja de camarero 12 horas al día, 7 días a la semana y para ir a la casa que comparte con su mujer, se gasta la mitad de su exiguo salario en taxis compartidos, ya que aquí no hay buses y la casa está lejos.
Dice que en Etiopía trabajaba menos horas y ganaba más ya
que era encargado. Con su mujer se entiende en inglés y dice que ella lo habla
tan mal o peor que él. En casa cuando hay malentendidos usan el traductor de
Google para hablar a través de la aplicación. Como no puede aportar mucho para
el alquiler, la luz y el agua en la casa, está mal con su mujer que se lo
reprocha y está pensando en volverse a Etiopía. Para ello debe regularizar su
situación, pagando una multa de 100 dólares por cada mes que sobrepase del
tiempo que tenía de visa, además del coste del billete de avión. Con lo que gana no puede ahorrar nada y cada
mes la deuda se acumula. Un drama Inter africano.
Pintura mural que representa la marcha de las mujeres desde Abidjan hacia Grand Bassam para pedir la liberación de sus líderes, en época colonial |
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