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sábado, 20 de mayo de 2023

Animales y otras cosas

 

En Daloa quise volver a probar suerte el fin de semana, contratando un guía para ir a ver un bosque sagrado. Tuve la suerte de que me propusieran a Euloge. Esta vez, a la hora de negociar el precio, le dije lo que quería hacer y que me hiciera un precio cerrado, o sea que todo lo que hubiera que pagar lo pagara el del dinero que yo le daría. Fue un acierto porque así, de lo que me había dicho que costaría el transporte y lo que había que dar al jefe del pueblo, el fue negociando e incluso ahorrando algún dinero. Lo que él me cobraba por su tiempo era aceptable así que nos pusimos en marcha. Para ahorrar (el), en vez de coger un taxi, cogimos varios medios de transporte colectivos, de los que te recomiendan que no cojas si eres extranjero, pero que al ser esto zona rural y además con distancias cortas, no hubo ningún problema. En el pueblo negoció con el jefe y luego también con el hijo para que nos contara la historia del bosque, sacando un buen descuento en cada caso ya que yo me desentendía del asunto. En el bosque también había monos que vienen cuando golpean una madera con un palo, ya que saben que les van a dar comida.

Bosque sagrado

Los consideran sus ancestros, que se convirtieron en monos para huir de un ataque y como son considerados humanos, si alguien mata un mono, puede caerle cadena perpetua. Pregunté que pasaría si yo intentaba entrar en el bosque y me dieron varias posibilidades, creo que además acumulativas: una es que si me pillaba la gente del pueblo me detendría y me haría pagar una fuerte multa, otra es que al ser extranjero me perdería y estaría vagando por el bosque hasta morirme y otra es que me las tendría que ver con los espíritus por la noche. No les dije que yo había visto en Google Maps que el bosque tiene menos de media hectárea, así que aparte de creencias, no creo que ni un inútil como yo en orientación pudiera perderse. Pero obviamente no intenté entrar, por si acaso. Este lugar está a unos 8 km de Daloa (bosque de Gbétitapéa) y ha sido declarado como Patrimonio intangible. Esta es una manera de preservar la poca biodiversidad que le queda al país y obviamente los monos encuentran aquí un lugar ideal para vivir, a salvo (a medias) de depredadores humanos. Me contaron que cuando se inauguró un pequeño edificio que en algún momento será un museo, vinieron varias autoridades que también preguntaron si podían entrar. El jefe del pueblo les dijo que sólo podrían entrar sin problemas los que nunca hubieran engañado a su mujer. Los que lo hubieran hecho, podían entrar, pero quizás no saldrían. Dicen que nadie entró y no se volvió a hablar del asunto.

Euloge, derecha, hablando con el hijo del jefe

En el taller de Abidjan había una cooperativa que es de Daloa y que me pareció muy interesante. Le comenté a su presidente si también estaría en el Congreso de Daloa y me dijo que no sabía que allí hubiera un congreso. ¿Por qué me da la impresión que hay dos mundos en esto del cacao?


Hay una pequeña cooperativa cerca del hotel donde me quedo, a la que voy a visitar. Me contaron que todos sus 782 productores están certificados por Rainforest y a efectos de trazabilidad están todos georreferenciados.

Mapa de la cooperativa

En el Congreso, les cuento parta de las experiencias que vi en Ecuador y los animo a que transformen y aprendan a consumir de forma casera su propio chocolate. Aunque hay un ponente que me dice que el cacao fue impuesto por las colonias y que no forma parte de su cultura, les digo que ni el pan, ni los croissants ni el pan de chocolate tampoco eran su cultura y bien que se los comen. Además, debe resaltarse todos los efectos nutritivos que tiene el cacao y por ende el chocolate. Finalmente les muestro un dibujo que ha hecho Sandra García Fariña, con pigmento extraído de forma acuosa de la semilla del cacao (foto del elefante al principio). Un ejemplo más, junto con otros que les muestro del Ecuador de diversificar con el aprovechamiento de todas las partes del fruto del cacao, buscando alternativas y no ceñirse sólo a la exportación de la materia prima.

Chocolate producido por una cooperativa de mujeres

Yamousoukro

Toca moverse y me voy a la verdadera capital, Yamoussoukro. Este pueblo, de 1000 habitantes en 1960, ha pasado a tener actualmente unos 300 mil, lo que sigue siendo menos del 10% de los casi 5 millones de Abidjan. El chef de village por descendencia, Felix Haphouet-Boigny, empezará a construir sus sueños de hacer de este pueblo la capital del país y para ello, una vez elegido presidente del país la empieza a dotar de infraestructuras exageradas, como grandes avenidas de 8 vías y grandes edificios, los cuales en su mayoría llevan su nombre. El mas significativo de todos es la Basílica de Nuestra Señora de la paz, que copia a la basílica de San Pedro de Roma, con mármoles y grabados traídos de Italia. Hay muchos más ejemplos de la megolomanía de este ex presidente, que murió en 1993 y que en su honor se declaró Yamoussoukro, como la capital política del país. Así que los políticos viajan en 2 horas de coche desde Abidjan para tratar sus asuntos aquí, pero viven allá, donde se cuece de verdad el bacalao en este país.

Foso que rodea el inmenso palacio presidencial, lleno de cocodrilos, donde uno de los espectáculos es la hora de la comida, 

Había quedado aquí la hermana de un marfileño que vive en Las Palmas de Gran Canaria. Mi idea era que ella me pusiera en contacto con alguien de agronomía en el Instituto Politécnico donde trabaja, pero finalmente, como llego en fin de semana y tengo que ir a Tiassalé el lunes, no puede ser.

La basílica al fondo

Para ir a Tiassalé todos me dicen que no hay bus, lo que en parte es verdad, no hay buses grandes que vayan hasta allí, pero si hay los pequeños, de esos que paran en todas partes. Pago y reservo los dos asientos de delante, un pequeño lujo que me permite ir cómodo, viendo el paisaje y con mi equipaje controlado, no por miedo a que lo roben, sino porque a veces creen que es de alguien y lo pueden descargar y tu seguir tan tranquilamente en el bus. Pregunto cuanto tardaremos en hacer los 120 km hasta Tiassalé, me dicen que de 2 a 2 horas y media y efectivamente tardamos 4 horas, mi horario de viaje standard.

Tiassalé

Por esta ciudad pasa el río Bandama, en el que viven en varias colonias de unos 300 hipopótamos en total. Contrato en el hotel una moto que me lleve hacia la zona donde un pescador me está esperando con su barca de madera para llevarme en lo que llaman un paseo por el río. A los pocos minutos vemos el primer hipopótamo, asomando las orejas y la nariz por encima del agua. De vez en cuando se sumerge mientras nosotros estamos a una distancia prudente sin movernos. Cuando de pronto se nos queda mirando fijamente, impresiona, aunque luego decide sumergirse y podemos ver su estela alejándose bajo el agua. Vamos a la busca de algún otro ejemplar y al poco, en otro recodo, de pronto un fuerte resoplido nos avisa de que ahí está. El pescador me dice que el bufido fue porque se asustó al vernos. A veces cuando salen cerca de la barca de algún pescador la pueden tumbar, pero no le suelen hacer nada y el pescador vuelve a subirse. Pues vaya gracia. En ese momento pienso en mi teléfono y en todo lo que tengo guardado dentro y empiezo a envolverlo en una bolsa plástica por si acaso. Después de dar un par de paseos más, se acaba el tiempo convenido y regreso al hotel.


Hipopótamo mirándonos fijamente

En este pequeño pueblo, rica en cacao, voy a visitar una pequeña cooperativa, de las que aquí llaman fantasma, ya que en realidad no son una cooperativa, sino que se forma para acogerse a los beneficios fiscales que estas tienen y se dedican a comprar a los productores y vender cacao a los mayoristas. Me atiende un libanés que habla un peor francés que el mío y que me dice que trabaja con poco margen de ganancia por lo que intenta trabajar con muchas toneladas. Normalmente este tipo de empresas-cooperativas tienen mala fama y suelen aprovecharse de la precariedad de los productores. Un BMW a la puerta de la cooperativa así lo parece atestiguar.

Con el pescador y su barca, en el río Bandama


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