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viernes, 17 de noviembre de 2023

Colombia: Islas de Providencia y San Andrés

 

Foto aérea de Santa Catalina y el puente que la une a Providencia (Google Maps)

Sigo con el blog y esta vez vuelvo a los viajes. Espero poder separar pronto los temas de cacao en un nuevo blog que ya estoy preparando y dejar este sólo para viajes, para evitar así el cacao mental que se me forma. Todavía de momento se van a mezclar ambas cosas, en este viaje que he empezado a inicios de noviembre y finalizará a mediados de enero.

El vuelo de Madrid a Bogotá iba medio vacío, algo que hacía años que no me pasaba y con lo que pude tener los 3 asientos para mí solo todo el viaje. Así que como no estaba cansado después de 18 horas de viaje desde que salí de Tenerife, me fui a ver a mis amigos Irene y Pedro, francesa ella y cubano él. Los conocí en Togo y desde entonces nos hemos vuelto a ver en Cuba el año pasado y ahora en Bogotá, ya que llevan unos meses viviendo y trabajando en Colombia, ella como responsable de Médicos Sin Fronteras. Después de tomarnos unos cuantos rones para celebrar el encuentro me fui a dormir y al día siguiente me salió el cansancio y la altura (2600 msnm).

Por eso hicimos un día tranquilo, yendo por la mañana caminando a un enorme mercado y al mediodía a comer a un sitio de moda, Plaza de comidas La Perseverancia. Caminar por Bogotá te muestra los contrastes en las zonas de clase media-alta, con las criadas o paseadores profesionales de perros de raza, que pueden llevar hasta 6 perros de una vez y las personas que van en carromatos recogiendo los desechos de las clases más pudientes.

Mercado de flores en Bogota

Por las calles veo pasar el famoso Transmilenio, un sistema de buses, en algunos casos hasta con 3 buses unidos entre sí, que en carriles de su uso exclusivo se dedican a mover a la gente de una parte a otra de la ciudad.

El domingo toca viajar hacia las islas y me voy temprano al aeropuerto, para evitar las ciclovías, un sistema que lleva años funcionando en Bogotá. Consiste en que se cierran determinadas calles e importantes vías, en unos 180 km de largo en toda la ciudad, las que son tomadas por ciclistas, paseantes, corredores enfundados en su ropa deportiva, vendedores, talleres móviles de bicicletas y algunos más. Para moverse por esta ciudad en domingo hay que conocer para saber esquivar todas las calles cerradas.

Cuando llego al aeropuerto a hacer el check in para ir a la isla de San Andrés, donde hago escala para seguir a Providencia, me obligan a comprar el billete de vuelta, a pesar de ser un vuelo interior, quizás para que no me quede a vivir por una de esas islas. Razón tienen. Así que deprisa y corriendo tengo que decidir qué día volver y no dejarlo a lo que me pareciera, que es lo que había decidido en su momento. No importa cuánto quieras prever las cosas, siempre hay algo que lo cambia. También tengo que pagar un impuesto de entrada a las islas de 30 euros, esto es para que vayan tomando nota en España y en Canarias. Mientras espero, leo las noticias de España viendo a los fachas manifestarse y me dan ganas de no volver.

Al abordaje del avión de San Andrés a Providencia

En San Andrés después de pasar varios trámites caribeños voy a la otra compañía que me llevará a Providencia, un avión pequeño de hélices como los de Canarias. El tiempo amenaza lluvia y así ocurre cuando llegamos además de que al tomar tierra veo volar unas plumas y después me entero de que con las hélices hemos centrifugado un pájaro al aterrizar. Me toca la novatada de los sitios nuevos donde no conoces los precios y al ser mi maleta la última ya no quedan casi coches así que pago los 10 euros que me piden por hacer 4 km de recorrido. Y finalmente llego al puente de colores que es el que da acceso a la isla de Santa Catalina, mi destino final.


El hotel no cumple del todo mis expectativas, aunque la habitación está muy bien. Al día siguiente me levanto temprano y después del desayuno me voy a nadar y caretear como dicen aquí (hacer snorkel o nadar con gafas y tubo) y llego hasta la roca que llaman la cabeza de Morgan (por el pirata, marketing caribeño). En el agua, algo turbia porque el agua dulce de lluvia y el agua salada no casan muy bien, se ven bastantes formaciones de corales y peces. En una cueva me encontré de frente con una barracuda bastante grande y salimos ambos disparados en diferentes direcciones. Al regreso vi lo que me pareció una tortuga y cuando bajé para tocarla vi en el último momento que era una raya, pero que tenía bastante forma de tortuga. Al día siguiente, como ya conozco la cueva de la barracuda, vuelvo a asomarme y puedo afirmar que es más larga y gruesa que mi brazo e incluso que mi pierna, incluido el muslo. Esta vez ni ella sale disparada ni yo tampoco, sólo me mira de lado que es como te miran las barracudas. Nos volvemos a ver al regreso y estoy seguro de que si coincidimos más veces acabará por seguirme como el perro del hotel. Al día siguiente ni sale de su cueva, sólo se mete más adentro, no se si por timidez o indiferencia.

El cabezón de Morgan

Volviendo a la cabeza de Morgan, al parecer el pirata tomó la isla de Providencia como base para realizar sus ataques a Panamá (que queda bastante a mano) y dicen que hace unos años, alguien encontró algo de oro debajo de uno de los viejos cañones que todavía quedan en la isla.

Cuando hace bueno aprovecho para ir caminando hasta una parte de la isla de Providencia donde hay un par de restaurantes y alojamientos interesantes donde pregunto y miro habitaciones por si me cambio los últimos días para así conocer algo mejor esa otra parte de la isla. Al andar, aunque sólo son 6 km, bastante llanos, me permite verlo todo con detalle, y pararme a preguntar a la gente, la que me parece muy amable. El calor se hace notar y me tengo que comprar algo de beber para poder llegar a mi destino. Aunque había pensado regresar andando, desisto y voy haciéndome el longuis por la carretera hasta que me para un motorista que me dice que es un mototaxi. Me lleva los 6 km por 2 euros, cuando desde el aeropuerto …. ni me quiero acordar.

Playa Manzanillo

Desde que llegué, voy recordando todas esas cosas que conozco ligadas al Caribe. Para saber algo debes preguntar al menos 3 veces y cuando te digan dos veces lo mismo, eso es. Pregunté si el catamarán hacía todavía el viaje a San Andrés y dos me dijeron que no y una que sí, así que es que no. Por eso no me queda más remedio que volver a volar de regreso y eso que ya me había hecho a la idea del viaje en barco saltarín, donde no dejaban viajar a mujeres embarazadas ni a personas con problemas de cadera. En un restaurante pregunté si abrían por la noche, sólo una vez, y me dijeron que sí, así que cuando fui a cenar estaba cerrado y me tuve que ir a uno que no me gustaba tanto. Lo dicho, el Caribe.

Las islas de San Andrés y Providencia pertenecieron en el pasado a Nicaragua, junto a las islas de Corn Island y Little Corn Island y otros cayos menores. Posteriormente, a raíz de un tratado donde estuvo involucrado los EEUU, como no, pasaron a pertenecer a Colombia, lo que los nicaragüenses han intentado revertir, sin conseguirlo. Como conozco las islas nicaragüenses intento encontrar similitudes con estas, pero aparte de la población negra y su hablar creole, no encuentro muchas. Aquí las islas son mucho más montañosas que las llanas Corn Islands. En el caso de Providencia su densidad de población es mucho menor, mientras en la de San Andrés es muy alta, debido a ser un importante destino turístico.

La isla de Santa Catalina, donde me quedo, tiene una superficie de apenas 1 km2 y sólo está construido el frente de la parte sureste de la isla, lo que la hace especialmente atractiva. Los 150 m que la separan de Providencia se pasan por un puente y toda la isla es peatonal. Está a 72 km al norte de San Andrés y a 775 km al noroeste de Colombia. En ella viven 200 personas, incluido yo estos días. Mientras, Corn Island tiene 10 km2 y 7800 habitantes, la isla de Providencia es casi el doble de grande y tiene menos habitantes, sólo unos 5 mil.

Vistas desde Cayo Cangrejo: los Tres hermanos y Providencia

Hice un tour de snorkel, con el peligro de que el tiempo no acompañara. Me tocó ir en el mismo bote con un gringo loco que vive en Chile, patoso y caótico, lo que me pone de los nervios. Una vez en el agua yo me hacía la barracuda y salía huyendo. El que llevaba el bote, no me pude quedar con su nombre, nos iba contando historias de los sitios por donde pasábamos y nos llevaba a lugares muy bonitos con corales y multitud de peces. En los días que me quedan intentaré ir a la barrera de coral (tiene 32 km de largo) a ver si vemos tiburones. Comimos en un restaurante que se llama el Divino Niño (y yo que esperaba un nombre como Bob Marley, …), pero todo y así la comida estaba muy rica: pescado entero frito, con arroz y patacones, mi acompañamiento favorito. Fuimos al famoso Cayo Cangrejo que me desilusionó, no había gran cosa que ver, aunque ellos le ponen todas las ganas y todo el mundo va para allá, mientras que los tres cayos que llaman los tres hermanos, que son parte del Parque Nacional, estaban llenos de fragatas, con el buche rojo de los machos, que sacan cuando están en período de apareamiento.

Fragatas en Tres hermanos

Desde el mar la isla se ve completamente diferente, no sólo por los colores cambiantes del mar según el fondo que haya, sino que se aprecia mejor la costa con una perspectiva completamente diferente. Ya en el camino de regreso, se puso a llover de nuevo lo que facilitó que diéramos por terminado el tour.

De momento estoy siguiendo el plan que me había marcado: por las mañanas me voy a nadar, a caminar y cualquier otra actividad y después del mediodía, me pongo a escribir y a ordenar toda la información sobre el cacao, leyendo los documentos que me he traído, releyendo lo que tengo escrito incorporando nuevos textos, y como no, escribiendo este blog. Además, también aprovecho para escribir a mis contactos en Colombia para organizar las siguientes actividades cuando vaya a la feria del Chocolate, a mi regreso de las islas.

Iguana y cangrejito, en Isla Cangrejo

 

1 comentario:

  1. Esperando nuevas entradas al blog. Disfrútalo, en lo personal y profesional😘

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