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martes, 7 de enero de 2025

De Taiwán a Filipinas

 

Zona de montaña donde vive la población indígena autóctona de Taiwán, cuyo origen parece ser Filipinas

Taiwán es 5 veces más grande en superficie que las islas Canarias (35 970 frente a 7 447 km2) o sólo un poco más grande que Cataluña (32 113 km2). Tiene una población 11 veces mayor que Canarias (24 frente a 2,2 millones) y su densidad de población es 2,3 veces más alta (668 frente a 292 habitantes por km2). Sus montañas más altas son parecidas, 3 952 metros en Taiwán frente a 3 715 en Canarias. Con estos datos ya me sitúo más.

Calle de la ciudad de Kenting

A pesar de que los últimos días que paso en Taiwán son días festivos (esos que llaman navidades), prácticamente no se nota. No hay música, ni luces navideñas, ni tiendas con anuncios ni gente desaforada comprando, en fin, que me ahorro toda la parafernalia de la basura navideña, como ya me ocurrió hace 2 años en Cuba.

Aunque sigue lloviznando me alquilo una moto y me voy a ver una finca que cultiva cacao que he encontrado por internet. Resulta menos interesante que la que vi hace unos días, pero en todos los sitios se aprende algo. Una de las trabajadoras se apuntó mi wasap y ahora me manda fotos del cacao de la finca.

Después sigo hasta bordear la península del sur de Taiwán, con escenarios muy bonitos donde todos los turistas se paran a sacar fotos. Esta parte es bastante turística, sobre todo de asiáticos y también veo algunos occidentales, aunque para dar una cifra, en todo el día habré visto a unos veinte.


El sino del viajero es estar en movimiento, así que vuelvo a coger un bus y luego el tren que me lleva a Chouzhou (se pronuncia Txautxú).  En el tren cometo el error de estornudar y medio vagón se pone mascarilla. Si supiera chino les diría que el que debería protegerse soy yo, ¡¡ que Wuhan está ahí al lado!!.

Había supuesto alegremente que después de haber alquilado moto en tres ciudades diferentes, no habría problema en encontrar que me alquilaran una aquí también, pero no. Me he pasado bastante rato hasta que por fin he dado con uno que me la ha alquilado. En los otros sitios donde pregunté me dijeron que sin un carnet de conducir taiwanés no puedo conducir y aunque tengo el internacional con el que sé que puedo conducir aquí, se han mostrado inflexibles. El último lugar donde he ido, porque me lo han indicado en un sitio de venta de motos, me la han alquilado sólo pidiéndome que escribiera mi nombre, mi número de teléfono y les pagara 15 euros. Todo el rato hemos funcionado con el traductor de Google del chino al inglés y viceversa, que si no, ya te digo.

Mi moto y las montañas

Ir en moto me permite llegar a sitios a los que, con el transporte público, que por cierto es muy bueno, me costaría mucho llegar. Así que aprovecho para visitar un par de sitios donde hacen chocolate con cacao propio que encuentro por internet y que me caen más o menos de camino hacia las montañas de Sandiman, que es una zona indígena a donde quería ir. Desde allí, aunque la carretera sigue, como hay una niebla muy espesa y previendo que no se verá nada, decido no seguir. Además, ya había leído que hay un control de la policía donde hay que registrarse para seguir por esta carretera que es muy peligrosa, que lleva a Wutai, otro pueblo indígena. Como no tengo claro que el alquiler de mi moto sea del todo legal (de hecho, no tengo ni un triste papel que lo atestigüe) prefiero no arriesgarme. Cuando he ido al alquiler de la moto (en realidad es un taller) para quedármela un día más, me ha dicho que el domingo no trabaja, que cuando deje la moto en la calle, deje la llave en una especie de guantera que tiene. Confianza total.

Recorriendo la zona he visto algunas fincas de cacao, pequeñas, con pocos árboles y en general bastante descuidados. No he visto hasta ahora ninguna finca que me pareciera modélica y empiezo a pensar que hay mucho chocolate para tan poco cacao, porque como ya sabemos, lo que lo que da dinero es vender el chocolate, no producir cacao. Desconfiado que es uno.

Como fin de la jornada me voy a un parque cultural indígena donde hay un puente colgante y al igual que los taiwaneses me hago la foto de rigor.


El domingo hace un día con un sol espléndido. Dedico la mañana a recorrer en moto otra parte montañosa, también en zona indígena. Después, me voy a hacer a pie un sendero que vi indicado en la carretera el otro día. En el camino de subida, en medio de la montaña, me encuentro unos toldos donde sirven algo de comer y hay un karaoke donde la gente canta sus canciones tristes. Estos chinos ¡!! Iba a pedirles “Burrito sabanero” pero me acordé de que no se cantar y lo dejé. Una particularidad de los taiwaneses es que no saludan. Caminando por la montaña he saludado a todos los que me he encontrado, pero ellos ni hola ni adiós. Mi amigo Rafael aquí se lo pasaría fatal. Al bajar, me como una piña de maíz asada que me sabe a gloria.

Vendedora de maíz asado

Para rematar el día me voy hasta la chocolatería de Choos Cius (www.chiuscoco.com), un hombre muy simpático con el que casi no nos entendemos por el idioma, pero si por los gestos. Al cabo de un buen rato de silencio, me pregunta cómo se dicen en español los números del 1 al 5. Luego me los enseña en chino. El 3 y el 4 ya se me han olvidado pero los otros son fáciles: i, o, u. Con estas ya son 4 las palabras en chino que me sé. Me hubiera encantado poder hablar con él.

Después de perderme en el camino de vuelta, como suele ser habitual, y tardar más del doble de tiempo de lo que me indica Google, consigo llegar al taller, dejar la moto e irme a mi hotel.

Toca seguir camino y vuelvo a coger el tren, que sólo tarda un poco más de una hora para llegar a Tainan, la antigua capital de Taiwán. Como llego antes de la hora de entrada al hotel, dejo en la recepción la maleta y me voy a hacer la ruta de los templos. En mi guía tengo 7 templos marcados como interesantes, aunque hay cientos, pero al tercero ya me aburro de no saber lo que estoy viendo y además me siento como un intruso al ver el fervor con el que rezan y queman incienso, además de unos papelitos, que creo que llevan sus deseos escritos. El único templo que me parece interesante es el de Confucio, que destaca por su simplicidad y porque fue uno de los primeros centros de enseñanza dedicado a gente de todas las clases sociales. Después me dedico a callejear y a seguir perdiéndome por esta ciudad, mucho más grande de lo que pensaba.

Templo de Confucio

El día siguiente lo dedico a recorrer la ciudad en una bicicleta que me prestan en el hotel. Recorro las marismas y todo aquello que me parece atractivo en el mapa, pero que en la realidad no lo es tanto.

Mi comida del día en un puesto callejero y la bici al fondo

Que sea todo tan diferente en este país es lo que lo hace interesante pero quizás a los sitios nuevos habría que ir dos veces: una para hacerte una idea y la segunda para ir a tiro hecho a lo que quieres ver y hacer. Si volviera o volviese, que no volveré, le dedicaría más tiempo a la costa este.

En Taiwán adoran a los gatos y este incluso posa con su abrigo en una tienda de ropa

En un programa de la tele en inglés, hablaban del problema de la natalidad en Taiwán, ya que las mujeres no quieren tener hijos debido a su carrera profesional, con largas jornadas de trabajo y una difícil conciliación familiar. Mientras, el país es puntero en la fabricación de microchips, que es lo que dicen que dará el poder al país que los fabrique.

Algo de historia

El gobierno del Kuomintang, se refugió en la isla de Taiwán (antigua Formosa) en 1949, cuando se produjo en el continente la victoria de los comunistas chinos, liderados por Mao Zedung. Desde entonces China se llama República Popular de China y Taiwán se llama República de China, lo cual todavía hoy genera una compleja situación política. En realidad, los taiwaneses más viejos, al haberse aislado en esta isla, han mantenido mucho más fielmente sus tradiciones culturales y religiosas que en el continente, donde fueron prohibidas por Mao Zedung. Los taiwaneses jóvenes ya no tienen ese sentimiento de pertenencia a la antigua metrópoli y defienden su independencia. Pero la incertidumbre de que hará China, que desde siempre ha reivindicado este territorio, hace que la gente del país viva en un continuo sobresalto, como cuando hace unas semanas China hizo unas maniobras miliares en las que desplegó numerosos barcos alrededor de Taiwán en un simulacro de bloqueo marítimo y por aire, al estilo de los antiguos asedios. En la ciudad de Taitung, oía a los cazas militares taiwaneses despegando y aterrizando sin cesar, seguramente para mostrar también su poderío (Taiwán es el país más militarizado de la zona después de Corea) o quizás era que tenían que gastar el combustible asignado antes de fin de año, para empezar el nuevo año en cero.

Desde  1949 el país fue liderado por el dictador Chiang Kai-shek, hasta que sus sucesores del Kuomintang perdieron las elecciones en el año 2000, considerándose desde entonces que el país es democrático con la elección del opositor Chen Shui-bian. Actualmente está gobernado por una mujer, Tsai Ing-wen.

Me despido de Taiwán desde una habitación que da vértigo, en el piso 30 de un hotel en Taouyan, una ciudad cercana a Taipéi y al aeropuerto, ya que vuelo temprano a Filipinas.

Templo de Confucio

Filipinas

Y del orden de Taiwán llego al desorden de Filipinas, en concreto de la isla de Cebú. Quiero llegar antes de que se haga de noche a la isla de Panglao, que es donde he reservado un hotel por lo que toca ir al puerto y coger un barco. En la terminal me reciben el calor, un montón de turistas y más desorden. Pero debo reconocer que desde que he llegado he oído más risas de los filipin@s que de los taiwaneses en las 3 semanas que pasé allí. Y es que parece que el desorden causa risa.


Y me sumerjo en la vida de esta pequeña isla. Si estás en un lugar turístico tienes que lidiar con los que te quieren vender cualquier tour, engañándote en el precio y en lo que te ofrecen. Si te vas a un lugar solitario te aburres y no tienes mucha oferta alrededor. Así que me decido a hacer un poco de todo, un tour a lo que salga y a alquilarme una moto para perderme por esta pequeña isla y la vecina Bohol. El alquiler de la moto cuesta tres veces menos que en Taiwán pero es tres veces más peligroso conducir aquí. Hay que llevar los ojos abiertos como un tarsero.

Y así paso los días que me quedan, yendo en moto, buscando nuevas calas, nadando entre un banco de sardinas en Napaling (https://www.youtube.com/watch?v=ZSo0mR_cM_w&t=75s) o haciendo snorkel como un turista más en la pequeña isla de Balicasag.

Balicasag Island


 

1 comentario:

  1. Alfons, hola! Me alegra saber que continúas con tus peripecias viajeras y agradezco conocer detalles de los mismos, algunos de ellos muy simpáticos.
    Saludos desde Barcelona

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