Cenando con mis amigos en Bali |
Bali
En este viaje de cinco semanas he intentado dar un paso más
y llevar sólo equipaje de mano. La ventaja de ir a una zona tropical es que no
te hace falta ropa de abrigo y con cuatro cosas pasas el día. Cholas, pantalón
corto y poco más. Son cinco semanas en que voy a recorrer sobre todo Sulawesi,
donde Wallace descubrió la teoría de la evolución de las especies, lo que hizo
que Darwin se diera prisa en publicar lo que ya había desarrollado algún tiempo
antes.
Pero primero hice una pequeña escala en Bangkok, una ciudad
que siempre vuelve a asombrarme por sus obras majestuosas. Ha sido difícil
estar aquí y no ir a la tan cercana Camboya, donde pasé algo más de dos años de
mi vida, para ir a ver a los antiguos compañeros de trabajo, pasar por donde
viví…. Pero tenía una cita en Bali con mis amigos de El Hierro, con quienes quedé
para celebrar mi cumpleaños. Lo que importa en estas ocasiones no es el lugar
sino la gente con la que uno está.
Celebrando |
Después de todo un día de excursiones, por la noche salimos a dar el resto y acabamos en un bar donde sólo había locales siendo nosotros los únicos extranjeros, una cosa difícil en Bali. El DJ puso todo lo que tenía de música en español y brasileño. Eso y una bebida con Arrack o Arak (se elabora dependiendo del país con cereales como el arroz, con la savia fermentada de las flores de cocotero, con caña de azúcar, o con frutas) y endulzada con mango, lo que da una bebida que está sólo un pelín por debajo del diabólico Jägermeister, lo cual aseguró que la noche fuera todo lo estupenda que cabía esperar.
Finalmente, después de hacer al día siguiente una preciosa
excursión en bicicleta bajando desde las faldas del volcán Gunung Batur hacia
Ubud, mis amigos se fueron a casa y yo seguí mi camino.
En bici con Manolo y Mariela |
Temprano me despido de la desenfrenada Bali y cojo el avión hacia Makassar, la capital de Sulawesi, donde me espera mi guía con el que llevaba 2 semanas negociando lo que íbamos a hacer y el precio. Su nombre es Dalle y fue funcionario del gobierno indonesio en sus años mozos, trabajando en desarrollo rural. En esa época participó en varias formaciones de la GIZ lo que ya nos da un punto en común. Nos ponemos en marcha y cogemos un bus que nos lleva a Belopa, una zona donde hay cacao. El viaje es largo y dura 9 horas, y además es peligroso ya que acabamos viajando de noche, aunque es un bus cómodo donde puedes estirar las piernas.
El colorido Bus de Makassar a Palopo |
En el trayecto conocemos a un hombre que también tiene cacao, así que quedamos en visitarlo. Soy el único extranjero en el bus lo cual ya no se si es bueno o malo, pero al ir con Dalle, voy mucho más relajado que cuando viajo solo. Dalle tiene 68 años, lleva unas gafas de sol tipo aventura porque dice que le operaron de cataratas hace poco y además así que está más guapo.
Dalle |
Si en Bali te apabullaban los templos budistas que estaban en cada esquina, ya en Sulawesi, que es mayoritariamente musulmana, son las mezquitas las que están por doquier. En este caso, aunque no las veas, las oyes, sobre todo por la mañana, que es cuando más te fastidia, y al atardecer.
Me instalo en un hotel, supuestamente el de más calidad de
la zona, que cuesta 21 euros la noche. No estoy nada contento porque no tiene
ventana, el baño es minúsculo, tipo 3 en 1, pero ya sé que esto es lo que me
espera cuando viajas por el interior. Al día siguiente visitamos a un
comerciante de cacao, en Pattedong Village (Luwu Regency), quien mueve 200 tn
de cacao al año. En realidad, es el gerente de una empresa con sede en
Makassar. Lo que me llama la atención es que me cuenta que los agricultores no
fermentan el cacao (antes lo hacían pero dejaron de hacerlo desde el año 2004) porque
este proceso sale demasiado caro, sólo lo escurren y lo venden al comerciante,
quien se encarga de acabarlo de secar hasta el 7% de humedad. El precio que se
paga normalmente está entre 1,4 y 1,6 euros/kg con un solo día de secado que
llega hasta los 3 € actuales (lo normal es 2,2 €, pero llegó a estar a 0,4 €)
cuando se ha secado hasta el 7% preceptivo. La cosecha mayor se produce de
junio a agosto y hay una pequeña cosecha de enero a febrero. Tienen en cuenta
la época de producción en África, ya que en ese momento bajan los precios por
la enorme oferta de estos países. Nos cuenta que los agricultores prefieren
sembrar arroz, ya que se cosecha dos veces al año, con lo que tienen dos
ingresos anuales y además se puede trabajar con maquinaria, lo que facilita las
labores. Para rematar, el cacao cada día tiene más enfermedades y necesita
mucho mantenimiento y realizar gastos en plaguicidas y fertilizantes, lo que
finalmente lo hace poco rentable.
Entrevista en el almacén |
Todo el cacao que compra a los agricultores lo venden en Makassar a la empresa Mondelez que tiene un programa de sostenibilidad llamado Cocoa Life. Estos pagan un complemento de 500 IDR (0,03 €, una ridiculez) por kg de cacao, para justificar su programa de sostenibilidad y responsabilidad social corporativa. Nos cuenta que los agentes de Mondelez engañan a los productores y la prima muchas veces no les llega o si acaso les llega diezmada.
Almacén con cacao secándose |
Visitamos también una plantación que está al lado de un
arrozal. A pesar de que es una plantación joven con árboles de entre 3 y 7
años, no tiene buen aspecto ya que, en mi opinión, el exceso de agua
proveniente de regar el arroz inhibe su buen desarrollo. No me extraña que
tengan todo tipo de enfermedades, sobre todo de hongos, además de que son
variedades que están a pleno sol. En el camino de regreso nos detenemos en lo
que fue un proyecto de transformación de cacao en chocolate, apoyado por el
gobierno, y en el que se pueden ver los edificios deteriorados. Al parecer se
construyeron sin las especificaciones sanitarias adecuadas, y aunque cuenta con
toda la maquinaria necesaria, esta se va echando a perder poco a poco ya que el
proyecto está parado. El presidente de la asociación, que nos enseña las
instalaciones, dice que el gobierno no les dio el apoyo necesario y que cuando
empezaron a producir, no contaban con capital suficiente para comprar el cacao
a sus asociados y eso hizo que el proyecto fracasara. Nada que yo no haya ya
visto antes en todos estos años de trabajar en el mundo de la cooperación.
Por la noche estamos pendientes de recibir la respuesta de
la empresa Mars, que tiene una sede en esta zona, para que se me permita
visitarles. Mi guía manda a última hora una carta pidiendo la visita y por la
noche le contestan que (traducido del indonesio):
Buenas tardes Pak Dalle,
lamentamos que por el momento no podamos aceptar invitados de fuera de Indonesia
debido al protocolo de derechos de propiedad intelectual. Por favor, comprenda
Aunque está relativamente cerca, sólo a 116 km, tardamos unas
6 horas en llegar entre pitos y flautas, las esperas de más pasajeros y la parada
de rigor para comer a cualquier hora. Lo de la comida es un clásico de los
transportes públicos en Indonesia, donde la gente se mete entre pecho y
espalda, sin pestañear, unas enormes cantidades de arroz cocido o fideos con
algún trozo de pollo o pescado frito, y bastante salsa picante, tanto puede ser
a las 7 como a las 10 de la mañana. Pero luego los ves y están delgados como
fideos, así que no sé dónde meten todo eso.
En el transporte normalmente nadie habla inglés así que esta
vez entre las palabras que recuerdo de otros viajes y las que voy aprendiendo,
me hago con un vocabulario básico, ayudado por las similitudes con otros idiomas.
Por ejemplo, toalla se llama handuk, como handtuch en alemán. El
traductor de Google también sirve para hacer alguna frase más elaborada y ellos
también lo utilizan para comunicarse con uno. La otra palabra importante y que
se alegran cuando la usas es la Terima kashi, que significa gracias. Jalan
Jalan también sirve para decirles a la gente que estás paseando cuando te
preguntan adonde vas, algo habitual.
De postre del cumple, como no, helado de chocolate |
Feliz cumpleaños!!
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