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miércoles, 25 de septiembre de 2024

Había más fotos

 

Cuesta elegir que foto poner en el blog, cuando hay tantas y donde cada cuenta una historia.

En Kalangala, capital de la isla Bugala, en el lago Victoria (Uganda), a los niños les toca llevar alimento para el ganado, tanta que no se les ve la cara.

Los elefantes solitarios, como este de montaña en el Parque Nacional de Kibale, cuando van solos son peligrosos y atacan todo lo que se mueve. Paralizan el tráfico ya que nadie se atreve a pasar.

No me pareció que los ugandeses se rieran mucho, pero esta mujer parece estar hecha de otra pasta. Fue en su pequeño negocio, donde me tomé un café y ella insistió en hacernos una foto para mandársela a su hija.

Madagascar


Y ya en Antananarivo, la capital de Madagascar, donde los antiguos R 4 y 2 CV, pintados de color crema, trabajan como taxis y te cobran según el color de tu piel y si vas de bajada o de subida.

En el norte, en las bahías de Antsiranana, puedes caminar sin encontrarte a nadie en kilómetros. Ni a los pescadores vimos. En la barca pone que “cada uno tiene su oportunidad” (Chacun a son chance). A saber lo que pretendía decir.

Una de las pequeñas y solitarias playas de Nosy Komba, con algunos parches de coral cerca de la costa y la pequeña Nosy Tanikely al fondo.

Y como olvidarme de los camaleones, siempre asegurados, con la cola enrollada en alguna rama

El arroz omnipresente, con diferentes coloraciones, a cuál verde más bonito, según el tiempo que lleva plantado.

Si las carreteras ya están mal, actividades como las canteras para extraer piedra para la construcción las acaban de destrozar. Por suerte siempre se puede navegar por el río.


En Antsarinana, donde durante años se establecieron los franceses, quedan algunos vestigios de sus casas coloniales. Al lado, pequeñas construcciones de chapas, sin casi ventilación, sirven algunas como negocios de comida. Me cuesta fotografiar la pobreza de la gente, porque siempre pienso que si en algún momento, alguien me pregunta, que porqué los fotografío, ¿entonces, que les digo ?

Las carreteras nacionales están en general en un deplorable estado. Parece como el mito de Sísifo, en que no acaban de arreglar una parte, que ya se estropeó otra. Si el mal estado ralentiza la conducción, la aparición de cebúes también obliga a conducir con cuidado. En este caso nos encontramos con varias manadas conducidas por hombres a pie, que volvían de un enorme mercado de cebúes que se celebra en esta zona semanalmente. De momento van a tener una semana más de vida.

En el puerto de Antalaha, esperan estos barcos para su día de partida, unos en mejor estado que otros. Nunca supe cuando salían ni como hacer si uno quiere viajar. El idioma a veces es una barrera infranqueable.


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