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miércoles, 22 de agosto de 2012

Malekula


Me embarco a la luz de las linternas en una barca auxiliar que nos lleva a un par de pasajeros y a mí hasta el Big Sista, donde me encuentro de nuevo a Berthold quien va camino de Norsup, al norte de Malekula. Me acomodo al lado de una señora que duerme junto a su pequeño demonio negro quien no me dejará dormir en toda la noche ya que no para de moverse. Por la mañana, antes de irme  lo intento fulminar con mi mirada pero me la aguanta tan tranquilamente. Son las 6 de la mañana cuando llegamos a Lamap, con el día despuntando, lloviendo y con el suelo completamente embarrado, con sueño, deseando en ese momento estar en mi casa y no haber emprendido nunca este viaje. Mientras la lluvia nos va calando poco a poco debajo de un árbol que es lo único que parece ofrecer algo de protección, me uno a una pareja francesa, Laurent y Natascha, que viajan con su hijo adolescente Miguel, quienes van al mismo hospedaje que yo. Después de mil y una vueltas, en la caja de un camión, donde vamos de pie, llegamos a Levi’s Store, nuestro hospedaje en los próximos días. Lo que Lonely Planet describía como un hospedaje básico se queda corto, convirtiéndose en el lugar más cochambroso de todo el viaje, sin luz, sombrío, con un baño y ducha deplorable aunque todo amortiguado por la amabilidad de los que nos sirven la comida. Como puntilla los mosquitos se convertirán en un acompañante bastante incómodo en nuestra estancia aquí.

El poblado de Lamap, con casas dispersas aquí y allá, está en la punta de una bahía que se llama Port Sandwich, en honor de un primer ministro inglés con ese nombre. Todos te advierten de que por bonita que te parezca no te bañes en la bahía ya que está infestada de tiburones y al parecer atacan. Aunque no me lo acabo de creer no me meto por si acaso y luego me cuentan que hace años hubo un matadero de vacas que tiraba todos los deshechos a la bahía lo que produjo la consecuente concentración de tiburones. He venido a este lugar porque estando en Port Vila leí que hay un festival con actividades tradicionales, dirigido a turistas, con la finalidad de recuperar y mantener sus propias tradiciones, además de recaudar el dinero que cobran por la asistencia (40 € por 2 días) para la comunidad. Como me queda un día libre antes de que empiece el festival me uno a los franceses que tienen un contacto en el pueblo, Calixto, quien les ha invitado a comer a su casa, en las afueras del pueblo. Pasamos todo el día con ellos y es interesante ver la vida de una familia, observando cómo basan su sistema de vida en la autosuficiencia, manteniendo todo lo necesario cerca de la casa: madera para cocinar, coco para beber, para comer y extraerle el aceite, gallinas y ñames, kava para soñar. Pasamos todo el día oyendo las historias de Calixto, a quien Laurent (periodista) y Natascha (directora de teatro)  entrevistan, sobre la historia de la isla, creencias y espíritus.
El kava es la bebida nacional de este país. Se extrae de la raíz de una planta, Piper Methysticum, que tiene un efecto relajante cuando se bebe. Toda su preparación es artesanal, debiéndose quitar la corteza de las raíces, luego cortarlas bien pequeñas y pasarlas por un máquina manual de moler carne. Luego se lava la masa resultante, se pone en agua y ésta se filtra, obteniéndose el producto final, listo para beber. Al primer trago ya notas un entumecimiento de la lengua y una carraspera que obliga a ir escupiendo todo el rato, lo que al final se acaba convirtiendo en una asquerosidad ya que todo el mundo va haciendo ruidos para aclarar la garganta y soltando escupitajos de todos los tamaños y colores por todas partes. Lo mejor es que se bebe de noche así que no se ven los “lapos” en el suelo. Cuando ya has bebido 3 o más raciones de kava, es posible que te tengas que ir a tu casa a cuatro patas. Mi impresión es que todo el mundo en este país está enganchado a esta “droga”.

Festival de Lamap
Al principio parecía que los cerca de 30 extranjeros que llegamos al festival íbamos a invadir el poblado, pero no, la gente fue saliendo de sus casas y nos empezaron a superar largamente en número y en sonrisas. La amabilidad de esta gente es difícil de transmitir sobre el papel ya que es algo que se siente sólo sobre la piel. Fueron dos días de compartir, hablar, ver y reír todos juntos. Todo el tiempo estuve intentando comparar lo que veía con lo que conozco de algunos países africanos y me parecían un pueblo mucho más accesible, sin miedo ni reticiencias al blanco, como ocurre en muchos países africanos. Era muy fácil hablar con las mujeres ya que hablaban francés, lo que no ocurre en otros lugares donde sólo suelen hablar el idioma local.

Mi francés mejoró bastante estos días, seguramente a costa de mi inglés. Entre los foráneos había gente diversa, la mitad viajando en veleros, desde alemanes, daneses, australianos a franceses. Entre los de a pie destacaba un norteamericano al que le puse (imos) cariñosamente “Big namba gringo”. Era muy simpático, hablaba algo de español, se decía enamorado de Sevilla donde vivió 2 años y al parecer es un conocido percusionista de Nueva York. ¿A que no parece?
Big namba gringo

Las danzas de los guerreros nos transportaban a la época de los caníbales cuando bailaban antes de desmembrar los cuerpos de sus enemigos y repartirlos entre los vencedores. Esta es la causa por la que no se encuentran esqueletos enteros, para frustración de algunos, ya que cada uno se llevaba su parte de los huesos a un sitio diferente. La nota algo negativa la daban (dábamos), cómo no, los extranjeros que lo fotografiábamos absolutamente todo, llegando incluso a fotoarrinconar a más de uno.
Italianos "fotoarrinconando" a un niño

En casi todas las islas de Vanuatu destacan las danzas que se celebran en cada una de ellas y en concreto en Malekula, las de las 2 tribus mayoritarias, los small y los big namba, los que se diferencia estéticamente por el tamaño de la hoja que cubre su pene. Mientras los small lo envuelven con una hoja de fibra seca, acabado en una especie de cinta y en un cinturón de corteza de árbol, los big lo llevan en una larga fibra de pandanus y dejando los testículos expuestos.
Algunos me han dicho que debo ser el único turista que ha venido a Vanuatu y no ha visitado su mundialmente famoso volcán en la isla de Tanna. Mi opción por dinero y tiempo era el volcán o la isla de Malekula y ahora que he estado aquí me alegro de haberme decidido por esta. Si algún día me pierdo de verdad, quizás lo haga en Vanuatu.
En el hospedaje coincidimos con 3 italianos, Luca, Giancarlo y Carlo, mientras en otro lugar se alojaban otros 5 italianos, por lo que constituían el grupo mayoritario extranjero, mientras yo era el único español. Como se verá más adelante no eran solamente los más numerosos sino que además eran los más dañinos.


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