Llegué al aeropuerto internacional de Dili, en Timor Leste, un viernes de
abril de 2011 al mediodía, donde Batavia Air me dejo con un poco de retraso
sobre el horario previsto. Dili me recordó un poco a Nuakchot, aunque es mucho
más verde. Las calles polvorientas, las casas con grandes patios, las largas
avenidas. El día siguiente por la tarde la estuve recorriendo en su pequeñez con
sólo 180.000 habitantes y lo dediqué a perderme por sus calles. Siempre me hace
falta eso el primer día, cuando aun no tengo un plano de la ciudad y paso 3
veces por el mismo lugar hasta que me lo aprendo de memoria.
Al otro día Nagore y Luisa me embarcaron para ir a ver un proyecto en
Fuiloro, un pueblo entre Lautem y Los Palos, en la punta este de Timor. La idea
de Nagore, que trabajaba para una ONG española y de Luisa, una portuguesa que
trabaja para otra ONG, era convencerme para que les hiciera un diagnóstico de
la situación de una escuela agraria y un plan estratégico para ser desarrollado
en los próximos 2 años, con el acompañamiento de un asesor. Aunque yo no me
había comprometido a nada, sólo a ir a ver de qué se trataba, ellas ya daban
por descontado que yo iba a aceptar y todo lo que me decían y ofrecían era para
ponérmelo más fácil. Se trataba de ir a verlo y luego yo podría decidir.
La carretera que va de Dili hacia el este es descrita como de las mejores
de Timor pero se tarda 6 horas en hacer 230 km, lo que da una idea de su
estado. Grandes baches, a veces llenos de agua y todo tipo de animales
domésticos en la carretera. La vía es muy estrecha, no tiene arcenes y en
cambio sí muchas curvas, muy cerradas. La carretera discurre en su mayor parte
por la costa, subiendo en algunas ocasiones las lomas que vamos encontrando por
el camino. Todo está verde y cerca de los ríos, los barrancos, están sembrados
de arroz, cerrados en curvas de nivel para anegarlos con agua, donde de vez en
cuando se ven grupos de mujeres plantando manualmente los brotes. Algunos
campos llegan hasta el mar estableciendo ese contraste entre lo verde y el azul
turquesa, entre 2 sistemas, el agrario y el marino, que tan difícil ya es
verlos juntos en España. Los búfalos están en las charcas que se forman en
zonas de manglares, revolcándose en el fango para desparasitarse. Cuando cruzan
la carretera lo hacen lentamente, lo que da tiempo a esquivarlos. Los puentes
son un buen lugar para observar si hay cocodrilos tomando el sol en los
areneros que se forman. Los timorenses consideran a los cocodrilos como sus
antepasados y por eso les llaman abuelos (abu) y no los matan, lo que explica
que cada vez haya más. Además no les tienen miedo porque sólo se comen a la
gente mala, así que si te portas bien no hay problema.
Por el camino nos encontramos un camión atravesado que una grúa intentaba
sacar del atolladero. Como íbamos en 4x4 nos desviamos por el monte y
conseguimos continuar. Algo más adelante nos encontramos con el puente caído
que nos habían comentado unos brasileños a los que conocimos a la hora de
comer. Como la marea ya había bajado y después de ver pasar sin problemas a un
microbús nos decidimos a seguirle vadeando la desembocadura por la costa.
Llegamos a Fuiloro ya de noche y solo nos dio tiempo a que me presentaran y
hablar algo con dos de los padres salesianos, uno de la India, el director, y
otro de Timor.
Después de visitar la finca de la escuela, en el viaje de regreso ya les
dije que me comprometía a quedarme 1 mes. Y es que en el fondo soy un débil. Me
decidí, entre otras cosas, porque pensé que era una buena manera de conocer
mejor el país, del que hace poco no sabía nada, y que es el más joven del mundo
(el 20 de mayo del 2002 fue la fecha de su independencia), o lo era hasta la
reciente división de Sudan en 2 estados.
Celebración Día de la Independencia |
Timor Leste con una población de 1,1 millones de habitantes y 15.007 km2, tiene el portugués y el tetun como idiomas
oficiales. Además se hablan otros 32 idiomas locales, entre ellos el fataluku,
en la zona donde me estoy quedando. Por ello me han puesto de apoyo a 1 chico y
1 chica, Joao y Simone, que hablan cada uno de los idiomas y algo de portugués.
Yo les hablo en español y así la confusión acaba por ser completa.
En el viaje de regreso paramos a una médico cubana (de Holguín) que hacía auto-stop
y que está trabajando aquí. Hasta ahora toda la gente que conozco hablan
admirados de los médicos cubanos, de los que hay unos 600 en Timor, ya que
vienen ganando lo mismo que en su país, viven en casas entre la población local
en sus mismas condiciones, y no tienen vehículo. Debe ser el contraste con
todos los vehículos de las Naciones Unidas que hay, nuevecitos, con un
extranjero sentado en cada uno de ellos.
La gente de Timor no parece asiática, o por lo menos bajo el estereotipo
que yo tenía de éstos. No tienen los
ojos muy rasgados, algunos son casi negros, otros tienen el pelo rizado, y
quizás la definición que oí el otro día sea la más adecuada: austral asiáticos.
Y es que geográficamente Timor está tan cerca de Australia como de Java.
Parte de la
historia de Timor
La historia de Timor me recuerda en parte a la historia del Sahara que fue
colonia española. En el caso de Timor, tras 450 años de colonización
portuguesa, en 1975, Portugal se desentendió de sus colonias, lo que aprovechó
Indonesia para invadir y anexionarse la parte de la isla que todavía no tenía,
todo ello con el beneplácito de la mayoría de los países occidentales que no
veían bien que se estableciera un sistema comunista en el país. Esta ocupación
duró 27 años hasta que tras presiones internacionales (esa es la parte que no
concuerda con el Sahara) y una vez desaparecido el peligro comunista (¿qué es
eso?) Indonesia aceptó que se realizara un referéndum que ganó por mayoría
aplastante (79% a favor) la opción independista (esto es lo que tampoco permite
Marruecos). Tras una última matanza y la destrucción de las infraestructuras
por parte de las milicias y el ejército de Indonesia antes de dejar el país,
Naciones Unidas acompañó el proceso hasta que en 2002 Timor alcanzó la independencia
definitiva. En esos 27 años se estima que murieron alrededor de 200.000
personas a causa del conflicto, lo que representa la quinta parte de la
población actual. Además casi todas las infraestructuras quedaron destruidas,
la formación de mucha gente incompleta, y todo por hacer.
La iglesia católica apoyó a la resistencia timorense frente a los
indonesios, a pesar de que su tendencia era comunista, pero supongo que le
tenían más miedo a la implantación en el país de los musulmanes indonesios.
Como se ve cada uno defiende sus intereses y a resultas de ello la iglesia y la
religión católica siguen siendo algo muy importante en este país. Dado que los
indonesios prohibieron el portugués, la iglesia oficiaba en tetun, el idioma
local que ya existía antes de la llegada de los portugueses, por lo que éste se
ha mantenido.
El tetun tiene bastante influencia del portugués, sobre todo en aquellas
palabras nuevas, no usadas anteriormente. A partir de 2002 estos 2 idiomas se
convierten en los oficiales del país mientras el inglés se considera idioma de
trabajo, aunque los 27 años de ocupación indonesia dejaron también su huella
idiomática en toda una generación, además de que todos los que llegamos al país
pretendemos hablar en el idioma que sabemos. Un lío.
Vendedor callejero |
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