Al volar desde Uganda via Kenia hacia Madagascar tuve la suerte de poder ver el Kilimanjaro. Este sistema montañoso está formado por 3 volcanes inactivos y el más alto tiene 5891 m con nieves perpetuas. Se estima que la nieve desaparecerá antes de 2050 debido al cambio climático. En noviembre de 2010, cuando me dirigía en bus hacia el norte de Tanzania también lo vi con nieve y escribí en mi cuaderno que le quedaban sólo unos pocos años de nieve. Pues de momento todavía tiene.
La caótica Tana |
Aterrizo en la capital de Madagascar, Antananarivo, también llamada Tana para abreviar, y en el trayecto hacia el hotel me asombra la cantidad de gente que hay andando por la calle. Lo siguiente que me asombrará será la cantidad de indigentes y mendigos, familias enteras con sus niños pequeños que piden en la calle, sobre todo cuando ven que eres blanco. Cuando uno cree estar curado de espantos todavía se da cuenta que hay situaciones de pobreza que te impresionan.
Paso dos días en la ciudad, visitando el palacio de la
reina, a la que depusieron los franceses llevándola al exilio a Argelia y
paseando por la ciudad, llena de puestos en la calle que venden de todo. Voy al
jardín botánico para ver algunas de las plantas endémicas del país y veo los
primeros lémures. Sólo estoy aquí para tomar el avión que me llevará a la isla
de Nosy Be, para luego pasar a la gran isla de nuevo, donde poder visitar la
zona de cacao. Tomo el avión porque las carreteras del país están en muy mal
estado como no tardaré en tener ocasión de comprobar.
La isla de Nosy Be,
aunque tiene zonas muy bonitas, se está orientando hacia un turismo de masas,
de vuelos charter, sobre todo de Italia y algún otro país europeo, aparte de
los sempiternos franceses que siguen colonizando el país económicamente. Están
construyendo resorts en las mejores playas, cerrando en muchos casos los
accesos a las mismas, o dejando resquicios muy difíciles de encontrar. Alquilo
una moto para ver la isla pero en algunos sitios no consigo llegar a la playa,
bien por el mal estado de las pistas o porque han cerrado el acceso. En fin, es
todo lo que no me gusta y que me lleva a disfrutar de esta isla menos de lo que
esperaba. Hago una excursión a dos islas, Nosy Komba, donde visitas una zona
donde hay lémures a los que les dan plátanos para que acudan y a ti te ponen
una cinta en la muñeca por la entrada que has pagado, como si estuvieras en
Disneylandia.
Lemures en Nosy Komba (son de la misma especie y el color diferencia el sexo)
En la otra isla, Nosy Tanikely (habréis advinado ya que
Nosy en malgache significa isla y Be significa grande) comemos en la playa al
mediodía y luego puedes bañarte en una zona donde hay tortugas, peces, y el
coral completamente destrozado por los turistas que se ponen de pie encima de
los mismos cuando se cansan de nadar. Un desastre. Todo y así voy a volver
porque tengo que coger el avión que me llevará de vuelta a la capital para
tomar mi siguiente vuelo.
Por suerte, en Nosy Be me cambio del primer hotel que
había escogido, que tenía un montón de mosquitos y me consigo una habitación
preciosa, con suelo de madera que es lo que me vuelve loco y un balcón desde
donde ver el ir y venir de los barcos de pescadores. Un sueño.
Mujeres en una playa de Nosy Be
Llega el día en que me toca irme a la isla verdaderamente
grande, a la propia Madagascar, a la zona de Ambanja donde he contratado con
una agencia que hace turismo comunitario un tour de 5 días, la mayor parte en
bicicleta. El puerto de Nosy Be es caótico y uno no sabe que barco es el que le
toca, pero de alguna manera consigo embarcarme en una lancha en donde me pegan
la bronca porque me he sentado entre dos mujeres y la norma es que los hombres
vayan en la borda por si hay algún problema. Yo lo que digo es que si hay algún
problema aquí morimos todos, pero en fin, si así lo quieren, pues me cambio de
sitio.
Al otro lado me espera Francisco, un malgache del norte
que me acompañará los siguientes días además de otros 5 días adicionales en que
iré visitando parques naturales hasta llegar a la ciudad de Antsarinana,
también llamada Diego Suárez en honor de 2 portugueses (uno se llamaba Diego y
el otro Suárez) que en épocas diferentes arrasaron la ciudad. Cosas que no se
entienden.
Mi guía Francisco. Sin el me habría perdido irremisiblemente entre los campos de cacao
Nada más llegar dejo la maleta en el hotel y cogemos una
bicicleta de montaña para cada uno y nos vamos a atravesar campos de cacao como
si no hubiera un mañana. Pasamos por una finca ecológica llamada “Akesson
Organic”, donde dicen que se cultiva uno de los mejores cacaos del mundo.
Pasamos por zonas donde están abriendo las mazorcas que enseguida son
seleccionadas por mujeres para ponerlo en sacos y llevarlo al beneficio central
de la empresa. Todo está super controlado por un montón de gente empleada, desde
trabajadores hasta guardianes y supervisores.
Abriendo mazorcas de cacao ecológico en la finca de Akesson
Los robos, ahora que los precios del cacao han aumentado
están arreciando y la seguridad se ha convertido en un tema prioritario. Más
teniendo en cuenta que la empresa le paga alrededor de 65 € mensuales (el
salario mínimo fijado por el gobierno) a sus trabajadores. Esta empresa (Akesson)
deja que sus empleados vivan en sus parcelas pero sólo en casas de madera y
bambú, no pueden construir en cemento. También en las parcelas se avisa por
medio de letreros de la prohibición de que los cebús pasen por las propiedades
grandes, ya que a estos animales les gusta mucho el cacao, por lo que
representan un gran problema si entran a una plantación. Para el otro problema,
el de los robos, también hay varios avisos de lo que les pasará a quienes osen
robar en alguna de las propiedades. También utilizan lo que llaman “fady” que
es una especie de magia, que traerá desgracias a quien vaya en contra de ello,
y que puede simbolizarse por un paño rojo, como se ve en la foto. No supieron
traducirme la inscripción en árabe, pero parece que no dice nada bueno y que quienes
lo entienden no van a robar y los que no lo entienden, por si acaso, tampoco.
¡Los avisos!
He intentado averiguar en internet quienes son los
propietarios de Akesson y no he encontrado nada, aquí me han dicho que es una
plantación de unos suecos. Tienen en total 650 hectáreas mientras la media de
los pequeños productores es de menos de 1 ha.
Cerca de esta propiedad hay pequeños productores,
viéndose enseguida la diferencia. Los árboles son de porte más alto, por lo que
tienen menos frutos, probablemente no son variedades seleccionadas, están menos
cuidados, comparten el territorio con otros frutales (lo que está bien en aras
a la diversidad, aunque hay menos árboles de sombra) y están sembrados a
diferentes distancias. Hay ylang-ylang, vainilla, pimienta, plátanos, …..
El orgullos Norbert presidente de la cooperativa Fanavotana
En uno de los pueblos donde pasamos, en Anjavimilay, hablamos
con Norbert Mora, presidente de una pequeña cooperativa de sólo 12 miembros,
pero que a su vez pertenece a una Unión que engloba a un total de 23
cooperativas. Dice que la producción de la Unión puede alcanzar, dependiendo
del año, las 500 o 600 tn y le venden en fresco a la gran empresa Millot, que
fermenta y a su vez le vende el cacao seco a Valrhona. Norbert planta en su
terreno a 4 x 4 m, ya que dice que la tierra no es muy buena, lo que le da unos
600 a 700 plantas por ha. Lo del precio al que venden no me queda muy claro. Por
un lado me dicen que la empresa de comercio justo Ethiquable les paga 6,40 € FOB,
pero luego vienen las primas, la parte que les corresponde por SPP (asociación
de pequeños productores) y la ayuda para el transporte a un puerto ahora más
lejano ya que las conexiones con el puerto de Diego Suárez están mal por la
pérdida de 2 puentes que se llevaron las lluvias torrenciales del año pasado.
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