Mercado de pescado en Carbón, Cebu |
Paso la última noche en Yakarta, donde al final me quedo en
casa de Emy, donde ya me quedé el año pasado. Desde que me fui en diciembre de
2011 de esta ciudad, si hubiera llevado un ovillo y lo hubiera ido
desenrollando podría haber hecho el lazo final aquí y dejar la tierra envuelta
para regalo, ya que aquí he completado la vuelta al mundo. No es mi intención
trazar círculos perfectos así que voy a seguir tirando del ovillo y haciendo
garabatos con él.
Llego al aeropuerto de Cebú cansado ya que sólo dormí 3 horas
en Yakarta, a pesar de que de nuevo sólo llegué a saborear la noche de esta
inmensa ciudad, pero contento al ver que Sabine me ha venido a buscar. Cuando
llegamos a la academia de inglés veo que a pesar de que me contaban por email que
todo estaba perfecto, siguen siendo bastante desastre y muchas cosas están
manga por hombro, pero no me importa, estoy feliz de estar aquí de nuevo. Sabine,
a pesar de ser alemana es bastante desorganizada aunque las clases de ella son
las mejores. La casa, escuela, bar y restaurante sigue en semi-construcción pero
con algunas cosas ya funcionando. Ahora la ventaja es que uno puede comer aquí,
aunque el restaurante ofrece sólo unos pocos platos muy sencillos. La verdad es
que yo ya sé que nunca engordaré en Filipinas ya que la comida de aquí, la haga
quien la haga, no me acaba de gustar. Durante la semana la escuela ofrece algunas
actividades como intercambio de idiomas los miércoles, clases y baile de salsa
los jueves (mi día preferido, sintiéndome el tuerto en reino de los ciegos ya
que los filipinos no tienen ni idea de bailar salsa) y música de DJ’s los
viernes.
Un día fui con Janina, una alemana que conozco del año pasado
y que trabaja aquí para la agencia de cooperación alemana, a ver a un grupo de
coreanos que estaba de viaje por Filipinas y que organizaban sesiones de bailes
de salsa por la noche en cada lugar donde
que se quedaban a dormir. Era curioso ver a un montón de chinos de Corea
bailando salsa y que a simple vista se ve mejor que la que bailan en Cuba o en
Colombia, aunque cuando te fijas bien ves que es todo de escuela y que si los
sacas un poquito del ritmo ya se pierden, ya que les cuesta mucho improvisar.
He tomado otra vez el ritmo de salir los miércoles sólo, que
después de tanto tiempo de moverme por mi cuenta no es cuestión de ablandarme
al tener compañía. He ido a darme una vuelta por los sitios que conozco, aunque
lastimosamente el que más me gustaba, Formos, está en obras. Y también he
estado buscando a Anabelle, a quien conocí un miércoles del año pasado y de
quien perdí el teléfono.
Disfruto quedándome el fin de semana en la ciudad,
apuntándome con la gente que conozco a ir a diferentes lugares, como al último
día del que ha sido durante años uno de los pocos bares alternativos de Cebú,
el “Outpost” donde tocaban bandas de músicos locales en vivo.
En la escuela también está estudiando inglés una chica rusa,
Aleksandra, que cuando llega tiene un acento terrible y a la que me cuesta
entender, pero que va mejorando día a día. Ella contrató una inmersión total de
4 horas de inglés al día y como le habían prometido que estaría con un grupo,
Sabine me ha pedido que si aparte de las 2 horas que yo tenía contratado por día,
me quiero quedar 2 horas más con ella para hacerle compañía y que me las dejan
gratis y claro, ahí me sale lo catalán y todo lo que sea gratis me apunto. Al
final me sale muy barato tanto el quedarme en una habitación de la escuela así
como las clases. Un cholo. Con Aleksandra he compartido muchas horas de clases,
risas, bailes, masajes en spa’s y paseos por la ciudad. Y mi inglés ha mejorado
bastante también desde que estuve aquí. A veces me acuerdo de lo frustrante que
era estar entre un grupo de gente y no poder hablar nada, mientras ahora ya entiendo
mucho más y puedo expresar concierta coherencia lo que quiero decir.
Cuando llegue a Cebú estaba contento porque por fin tendría
internet todo el día pero resultó no ser así. El proveedor principal de
internet en Cebú estaba teniendo problemas y muchos días no había conexión lo
que me desesperaba. Cuando preguntaba me decían que como ha llovido mucho “algo
se había mojado”.
Y por fin, he encontrado de pura casualidad a Anabelle, aunque
sea en el último miércoles que estoy aquí. La alegría fue por ambas partes y tal
como me había dicho la última vez que nos vimos, como no había borrado sus
fotos en mi móvil, fui debidamente recompensado por ello.
A veces me siento como un astronauta, dando la vuelta a la
tierra y aislado de todo el mundo, contando cosas sin casi recibir nada,
hablando por un micrófono que cuando dices “over” nadie te responde. Y así, sin
casi darme cuenta ya se acabó Filipinas. Ahora me espera Singapur y luego
Malasia, donde me encontraré con mi amiga Pink que viene para que viajemos juntos
un mes por Malasia, un país que el año pasado se me quedó en el tintero.
La última novedad es que me he decidido a volver a buscar
trabajo. Mi amigo, el mago Winnie me
dijo, cuando dejé de trabajar, que aguantaría 2 años viajando y que luego
volvería a mi vida normal y parece que su profecía se cumple. Al suave estoy
empezando a mandar algún currículum a agencias de cooperación, buscando
especialmente en el área del sudeste asiático ya que me gustaría quedarme por
aquí. Mis países preferidos son Filipinas e Indonesia. Si no consigo nada en
los próximos 2 meses, después ya empezaré a buscar por África y Latinoamérica.
Aleksnadra |
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