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jueves, 12 de julio de 2012

Bula


De cómo viajar incluso en un lugar turístico
Bula (hola en fijiano)
Barca usada por los fijianos
Y desde Tonga me vuelvo a poner movimiento y ya lo noto en todo mi cuerpo, es como un hormigueo, o algo parecido a esa sensación que cuentan de cuando estás enamorado y unas mariposas aletean en tu estómago, lo cual es totalmente imposible, mientras lo que yo noto es como si unos escarabajos movieran al volar sus élitros, los interiores, mucho más suaves que los exteriores, duros y quitinosos, moviéndose por dentro de mi piel por todo el cuerpo, lo cual es mucho más verosímil que lo de las mariposas.
Me despido de Tonga, del driver de Toni’s Guest House, Peter, y de las ballenas con las que no he podido nadar. En el avión de Pacific Air también me despido de una pareja tongana que casi no cabían en sus asientos y me han tenido apretado todo el viaje contra la ventana del avión. Y es que estos asientos no están hechos para esta gente tan grande! Pero por suerte sólo 1 hora y media después aterrizábamos en Nadi, el aeropuerto internacional de Fiji, en la isla de Viti Levu. Un taxista me viene a buscar encargado por Fi y Api, el matrimonio en cuya casa me voy a quedar 2 noches bajo la modalidad de Couch Surfing. Me han pedido que en el duty free compre un par de botellas de ron (25 €), por lo que entiendo que esperan que sea mi “contribución” a su hospitalidad, por si se me olvida, así que cuando hacen un leve intento de pagarme les digo que no, que es un regalo y todos tan contentos. 
Cabana tipica

Esta familia vive en una comunidad histórica (Visisei) que parece ser que fue donde desembarcaron los primeros pobladores de Fiji, provenientes de las Islas Solomon. En la casa también están su hijo Api, su novia Finou y la sunshine de la casa, Kalesi, que con sus monadas y sus 3 años entretiene a todos a lo largo del día. Quedamos para ir al día siguiente a la finquita que tienen, de unos 1000 m2 trabajados, aunque es más grande y aprovechar para que yo les pueda dar algún consejo y de paso aprender lo que ellos hacen. El día discurre un poco a la fijiana, tardamos en salir, trabajamos un poco, miramos mucho, descansamos más, Finou hace la comida, comemos, nos echamos una siesta y ya va siendo hora de recoger e irnos. El terreno se inunda cada año por el desborde del río que pasa cerca, durante la época de lluvias de noviembre a abril, por lo que dicen que el agua trae sedimentos que abona la finca y así no tienen que utilizar ningún fertilizante. Ponemos mulching en la plantación de cassava (yuca) lo que parece que ya empieza a ser una práctica habitual en la zona. Por la tarde les enseño a pre germinar unas semillas de melón que querían sembrar directamente en el suelo y nos pasamos la tarde-noche viendo la tele. Al día siguiente por la mañana me pongo en camino hacia Suva, la capital de la isla, para poder seguir explorando otras islas. Ha estado bien compartir estos 2 días con esta familia aunque me parece que ya han hospedado a tanta gente que lo han mercantilizado un poco. De momento no voy a repetir la experiencia en Fiji ya que también exige un esfuerzo por tu parte estar en una casa de una familia compartiendo su forma de vivir y a veces sus estrecheces, aunque lo volveré a intentar en Vanuatu.
En bici

Api y Kalesi



De ahí me voy a Suva, la capital, donde me quedo en el backpackers con el pomposo nombre de Colonial Lodge. Su propietaria, Suzie, me lleva por la mañana a recorrer la ciudad aprovechando que va a llevar a sus 2 hijos a la escuela y a la vuelta pasamos por el Leroy Merlin local (aquí es indio, no francés) a comprar cosas para el hostal. Me encanta la parte india de Suva, con sus tiendas llenas de saris y completamente diferente a lo exiguo de las tiendas chinas en Tonga. Por suerte, después de la experiencia del año pasado al irme de Timor hacia Bali, no me entra la fiebre de comprar y me limito a mirar escaparates.
Tengo un problema, bueno, tengo varios, pero los iré contando de uno en uno para no aburrir. Escogí Fiji como mi siguiente destino después de Tonga por las conexiones que tiene este país con muchos otros países del área. Aunque sea un lugar turístico, sé que encontraré lugares fuera de ese circuito al igual que se encuentran en las isla Canarias. Si Canarias con sus 7.500 km2 y creo que alrededor de 10 millones de visitantes al año todavía tiene sitios por descubrir, como no lo van a tener este conglomerado de 332 islas (unas 110 habitadas), con una superficie total de 18.300 km2, 860 mil habitantes y sólo 300 mil turistas al año (datos tomados de LP de 2008). Viti Levu (Tierra grande) es la más extensa de las islas con 10.400 km2 y donde se encuentra la capital Suva. De momento estoy contento de mi decisión tomada en el último momento cuando ya casi estaba decidido a tomar el vuelo que tenía a Nueva Zelanda. Además parece ser de los países más baratos del área del Pacífico, gracias a las dotes comerciales de los indios, es tan bonito como pensaba y estoy casi consiguiendo bordear las zonas más turísticas.
Modernidad y tradicion

Otro problema es que sigo pasándome del presupuesto de 30 € por día que me había fijado. He estado pensando en eliminar también la cena pero no quiero que me pase como a ese payés que tenía un burro catalán, al que estaban acostumbrando a no comer y cuando casi lo consiguieron se les murió (ya sé que lo he contado varias veces pero es que no me sé otro de un burro catalán). Realmente lo de la comida, como dice mi amigo Winnie, está sobredimensionado, y sólo hay que ver a los tonganos o a los fast-food gringos como ejemplo. Mi amigo dice que el cuerpo humano es como una máquina de vapor que necesita una determinada cantidad de energía para realizar su trabajo. Si se le da más energía y encima no trabaja, entonces las válvulas empiezan a echar vapor, amenazando reventar y aparecen los primeros problemas. Así que aunque hay días que sí gasto bastante energía, caminando kilómetros y kilómetros, nadando horas y horas, o yendo en bicicleta, otros en cambio me los paso tumbado en la hamaca, leyendo, pensando, haciendo nada.
Vista de Savusavu

Pero íbamos al problema de verdad. Mucha gente piensa que me paso con lo del viaje y que en realidad estoy haciendo el vago. Nada más lejos de la realidad. Por un lado yo lo considero casi como un viaje de estudios ya que estoy estudiando inglés y para ello viajo hablando con la gente que me encuentro, aunque a veces siento que no avanzo mucho ya que hay gente que incluso lo habla peor que yo, pero no por eso les voy a negar la conversación. Por eso estoy pensando en volver a Filipinas, para volverlo a practicar de forma intensiva con la gente que conozco allá y que lo habla muy bien  y estudiarlo al mismo tiempo. Y es que realmente el tiempo no me alcanza para nada. Cuando viajo, todos los días tengo que programar lo que voy a hacer en las próximas horas y días, leerme la guía de viajes correspondiente para ver qué se puede hacer y tomar las decisiones pertinentes, aprenderme todos los nombres raros del siguiente pueblo, del hotel donde voy, del sitio donde me tengo que bajar del bus, preguntar cuando sale el siguiente bus o barco, lo cual lleva en estos lugares mucho más tiempo de lo que uno cree, buscar que comer, ver donde me voy a hospedar, ver si hay sitios más baratos una vez ya estoy hospedado, hablar con gente que te identifica como extranjero y quiere saber de dónde eres y adónde vas, conectarme a internet, lo que además de caro tampoco es tan fácil en estos países, ver si hay que lavar la ropa y si lo puedo hacer en el minúsculo lavamanos del hotel o finalmente me decido a darlo a lavar cuando estoy en un sitio un par de días, vigilar siempre que el equipaje esté seguro, que no me roben nada. ¿A que no parecía tanto, verdad? Pues no acaba ahí ya que además hay que ir a visitar museos, enterarte de la historia, muchas veces complicada, de estos países y de la que previamente no tenías ni idea, recorrer la ciudad o pueblo, ir a la oficina de turismo, a ver si tienen algún plano más detallado para evitar perderte con el planito que tú tienes, escribir en el blog, lo cual también lleva su rato ya que hay que buscar un lugar con wifi para poder conectar con tu propio portátil y así subir el blog a gmail. Cuando llega la noche estás agotado y muchos días no te quedan ganas de salir. Eso de salir tiene su cosa también. Aunque a veces quieres hacerlo, muchos lugares sólo se ponen interesantes a partir de las 11 de la noche o más tarde. Como te sueles levantar temprano, tipo 6 o 7 de la mañana ya que al dormir en dormitorios enseguida empieza el ruido por la mañana o también porque a esa hora se hace de día y empieza el calor, y como el resto del día toca hacer todas las actividades antes descritas, sin tiempo ni para la siesta, a las 10 de la noche ya no estás para salir y lo que quieres es irte otra vez a la cama. Sólo en contadas ocasiones he conseguido quedarme hasta tan tarde. O como ejemplo, mi viaje de Levuka a Savu Savu. La noche anterior a las 9 de la noche me avisan de que no me van a venir a buscar para ir a la isla donde tenía previsto ir ya que no hacen el viaje para un solo pasajero (problemas de viajar solo) así que me toca irme a dormir, aunque antes hay que hacer la maleta, porque a las 4 de la mañana me levanto para comprar el billete del bus que a las 5 de la mañana sale hacia la otra parte de la isla para tomar el barco. Después de 4 horas en barco con un mar encrespado y gente vomitando otra vez al bus par hacer tres horitas por una pista de tierra, llena de polvo y baches. En un cruce nos espera otro bus (la verdad es que lo tienen bien organizado) quien ya por una carretera asfaltada, pero también con baches nos llevará a Savu Savu, adonde llegamos a las 4 de la tarde después de 12 gloriosas horas de viaje. A esa  hora ya no te quedan ganas de fiesta, aunque después de cenar todavía acepto la invitación a beber kava con el dueño del Guest House y un irlandés hasta que literalmente me caigo de sueño.

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