De cómo viajar incluso en un lugar
turístico
Bula (hola en fijiano)
Barca usada por los fijianos |
Y desde Tonga me
vuelvo a poner movimiento y ya lo noto en todo mi cuerpo, es como un hormigueo,
o algo parecido a esa sensación que cuentan de cuando estás enamorado y unas mariposas
aletean en tu estómago, lo cual es totalmente imposible, mientras lo que yo
noto es como si unos escarabajos movieran al volar sus élitros, los interiores,
mucho más suaves que los exteriores, duros y quitinosos, moviéndose por dentro
de mi piel por todo el cuerpo, lo cual es mucho más verosímil que lo de las mariposas.
Me despido de
Tonga, del driver de Toni’s Guest House, Peter, y de las ballenas con las que
no he podido nadar. En el avión de Pacific Air también me despido de una pareja
tongana que casi no cabían en sus asientos y me han tenido apretado todo el
viaje contra la ventana del avión. Y es que estos asientos no están hechos para
esta gente tan grande! Pero por suerte sólo 1 hora y media después
aterrizábamos en Nadi, el aeropuerto internacional de Fiji, en la isla de Viti
Levu. Un taxista me viene a buscar encargado por Fi y Api, el matrimonio en
cuya casa me voy a quedar 2 noches bajo la modalidad de Couch Surfing. Me han
pedido que en el duty free compre un par de botellas de ron (25 €), por lo que
entiendo que esperan que sea mi “contribución” a su hospitalidad, por si se me
olvida, así que cuando hacen un leve intento de pagarme les digo que no, que es
un regalo y todos tan contentos.
Cabana tipica |
Esta familia vive
en una comunidad histórica (Visisei) que parece ser que fue donde desembarcaron
los primeros pobladores de Fiji, provenientes de las Islas Solomon. En la casa
también están su hijo Api, su novia Finou y la sunshine de la casa, Kalesi, que
con sus monadas y sus 3 años entretiene a todos a lo largo del día. Quedamos
para ir al día siguiente a la finquita que tienen, de unos 1000 m2
trabajados, aunque es más grande y aprovechar para que yo les pueda dar algún
consejo y de paso aprender lo que ellos hacen. El día discurre un poco a la
fijiana, tardamos en salir, trabajamos un poco, miramos mucho, descansamos más,
Finou hace la comida, comemos, nos echamos una siesta y ya va siendo hora de
recoger e irnos. El terreno se inunda cada año por el desborde del río que pasa
cerca, durante la época de lluvias de noviembre a abril, por lo que dicen que
el agua trae sedimentos que abona la finca y así no tienen que utilizar ningún
fertilizante. Ponemos mulching en la plantación de cassava (yuca) lo que parece
que ya empieza a ser una práctica habitual en la zona. Por la tarde les enseño
a pre germinar unas semillas de melón que querían sembrar directamente en el
suelo y nos pasamos la tarde-noche viendo la tele. Al día siguiente por la
mañana me pongo en camino hacia Suva, la capital de la isla, para poder seguir
explorando otras islas. Ha estado bien compartir estos 2 días con esta familia
aunque me parece que ya han hospedado a tanta gente que lo han mercantilizado
un poco. De momento no voy a repetir la experiencia en Fiji ya que también
exige un esfuerzo por tu parte estar en una casa de una familia compartiendo su
forma de vivir y a veces sus estrecheces, aunque lo volveré a intentar en
Vanuatu.
En bici |
Api y Kalesi |
De ahí me voy a
Suva, la capital, donde me quedo en el backpackers con el pomposo nombre de
Colonial Lodge. Su propietaria, Suzie, me lleva por la mañana a recorrer la
ciudad aprovechando que va a llevar a sus 2 hijos a la escuela y a la vuelta
pasamos por el Leroy Merlin local (aquí es indio, no francés) a comprar cosas
para el hostal. Me encanta la parte india de Suva, con sus tiendas llenas de
saris y completamente diferente a lo exiguo de las tiendas chinas en Tonga. Por
suerte, después de la experiencia del año pasado al irme de Timor hacia Bali, no
me entra la fiebre de comprar y me limito a mirar escaparates.
Tengo un
problema, bueno, tengo varios, pero los iré contando de uno en uno para no
aburrir. Escogí Fiji como mi siguiente destino después de Tonga por las conexiones
que tiene este país con muchos otros países del área. Aunque sea un lugar turístico,
sé que encontraré lugares fuera de ese circuito al igual que se encuentran en
las isla Canarias. Si Canarias con sus 7.500 km2 y creo que alrededor
de 10 millones de visitantes al año todavía tiene sitios por descubrir, como no
lo van a tener este conglomerado de 332 islas (unas 110 habitadas), con una
superficie total de 18.300 km2, 860 mil habitantes y sólo 300 mil
turistas al año (datos tomados de LP de 2008). Viti Levu (Tierra grande) es la
más extensa de las islas con 10.400 km2 y donde se encuentra la
capital Suva. De momento estoy contento de mi decisión tomada en el último
momento cuando ya casi estaba decidido a tomar el vuelo que tenía a Nueva Zelanda.
Además parece ser de los países más baratos del área del Pacífico, gracias a
las dotes comerciales de los indios, es tan bonito como pensaba y estoy casi consiguiendo
bordear las zonas más turísticas.
Modernidad y tradicion |
Otro problema es
que sigo pasándome del presupuesto de 30 € por día que me había fijado. He
estado pensando en eliminar también la cena pero no quiero que me pase como a
ese payés que tenía un burro catalán, al que estaban acostumbrando a no comer y
cuando casi lo consiguieron se les murió (ya sé que lo he contado varias veces
pero es que no me sé otro de un burro catalán). Realmente lo de la comida, como
dice mi amigo Winnie, está sobredimensionado, y sólo hay que ver a los tonganos
o a los fast-food gringos como ejemplo. Mi amigo dice que el cuerpo humano es
como una máquina de vapor que necesita una determinada cantidad de energía para
realizar su trabajo. Si se le da más energía y encima no trabaja, entonces las
válvulas empiezan a echar vapor, amenazando reventar y aparecen los primeros
problemas. Así que aunque hay días que sí gasto bastante energía, caminando kilómetros
y kilómetros, nadando horas y horas, o yendo en bicicleta, otros en cambio me los
paso tumbado en la hamaca, leyendo, pensando, haciendo nada.
Vista de Savusavu |
Pero íbamos al
problema de verdad. Mucha gente piensa que me paso con lo del viaje y que en
realidad estoy haciendo el vago. Nada más lejos de la realidad. Por un lado yo lo
considero casi como un viaje de estudios ya que estoy estudiando inglés y para
ello viajo hablando con la gente que me encuentro, aunque a veces siento que no
avanzo mucho ya que hay gente que incluso lo habla peor que yo, pero no por eso
les voy a negar la conversación. Por eso estoy pensando en volver a Filipinas, para
volverlo a practicar de forma intensiva con la gente que conozco allá y que lo
habla muy bien y estudiarlo al mismo tiempo.
Y es que realmente el tiempo no me alcanza para nada. Cuando viajo, todos los días
tengo que programar lo que voy a hacer en las próximas horas y días, leerme la
guía de viajes correspondiente para ver qué se puede hacer y tomar las
decisiones pertinentes, aprenderme todos los nombres raros del siguiente
pueblo, del hotel donde voy, del sitio donde me tengo que bajar del bus, preguntar
cuando sale el siguiente bus o barco, lo cual lleva en estos lugares mucho más
tiempo de lo que uno cree, buscar que comer, ver donde me voy a hospedar, ver
si hay sitios más baratos una vez ya estoy hospedado, hablar con gente que te
identifica como extranjero y quiere saber de dónde eres y adónde vas, conectarme
a internet, lo que además de caro tampoco es tan fácil en estos países, ver si
hay que lavar la ropa y si lo puedo hacer en el minúsculo lavamanos del hotel o
finalmente me decido a darlo a lavar cuando estoy en un sitio un par de días,
vigilar siempre que el equipaje esté seguro, que no me roben nada. ¿A que no
parecía tanto, verdad? Pues no acaba ahí ya que además hay que ir a visitar museos,
enterarte de la historia, muchas veces complicada, de estos países y de la que
previamente no tenías ni idea, recorrer la ciudad o pueblo, ir a la oficina de
turismo, a ver si tienen algún plano más detallado para evitar perderte con el
planito que tú tienes, escribir en el blog, lo cual también lleva su rato ya
que hay que buscar un lugar con wifi para poder conectar con tu propio portátil
y así subir el blog a gmail. Cuando llega la noche estás agotado y muchos días
no te quedan ganas de salir. Eso de salir tiene su cosa también. Aunque a veces
quieres hacerlo, muchos lugares sólo se ponen interesantes a partir de las 11
de la noche o más tarde. Como te sueles levantar temprano, tipo 6 o 7 de la
mañana ya que al dormir en dormitorios enseguida empieza el ruido por la mañana
o también porque a esa hora se hace de día y empieza el calor, y como el resto del
día toca hacer todas las actividades antes descritas, sin tiempo ni para la
siesta, a las 10 de la noche ya no estás para salir y lo que quieres es irte otra
vez a la cama. Sólo en contadas ocasiones he conseguido quedarme hasta tan
tarde. O como ejemplo, mi viaje de Levuka a Savu Savu. La noche anterior a las
9 de la noche me avisan de que no me van a venir a buscar para ir a la isla donde
tenía previsto ir ya que no hacen el viaje para un solo pasajero (problemas de
viajar solo) así que me toca irme a dormir, aunque antes hay que hacer la maleta,
porque a las 4 de la mañana me levanto para comprar el billete del bus que a
las 5 de la mañana sale hacia la otra parte de la isla para tomar el barco.
Después de 4 horas en barco con un mar encrespado y gente vomitando otra vez al
bus par hacer tres horitas por una pista de tierra, llena de polvo y baches. En
un cruce nos espera otro bus (la verdad es que lo tienen bien organizado) quien
ya por una carretera asfaltada, pero también con baches nos llevará a Savu
Savu, adonde llegamos a las 4 de la tarde después de 12 gloriosas horas de viaje.
A esa hora ya no te quedan ganas de
fiesta, aunque después de cenar todavía acepto la invitación a beber kava con
el dueño del Guest House y un irlandés hasta que literalmente me caigo de
sueño.
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